12. Conociendo a la familia

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—Buck...

El capitán abrazó a su viejo mejor amigo. Lo rodeó en sus brazos, aplastándolo con demasiada fuerza. Bucky pronto se rindió a su muestra de afecto, rodeándolo con sus brazos por igual. Palmeó su espalda, mientras reprimía una sonrisa de alivio. No debería de agradarle estar de regreso entre los brazos de Steve cuando su antiguo amante ya tenía a otro para darle su cariño. Pero él no podía controlar sus sentimientos.

—Hola, Stevie —lo saludó un poco deprimido, apoyando su barbilla en el hombro del sujeto.

El silencio fue extraño. Al menos para Tony, él sabía suficiente de los dos súper soldados buscando el calor del otro por la noche en los tiempos de guerra. No le molestó que Steve le revelase esos hechos con pasión contenida en su voz. Ahora que por fin podía verlo en persona, mentiría si admitía que el sentimiento estrujándole el pecho eran celos. Era una fuerza más poderosa y hasta placentera que el genio no supo cómo explicar. Debería de impedir esa muestra de afecto entre los viejos amantes, pero no pudo, porque se regocijó al ver la expresión alegre del rubio mientras sujetaba a Bucky por los hombros.

—Estás bien. Estás bien, idiota —canturreó el capitán, abrazando una vez más a James hasta sacarle el aire de los pulmones.

—Sí pero no tan bien —jadeó Bucky, haciendo una mueca de dolor—, cuidado con la costilla, vándalo*.

Steve se distanció, rodando sus ojos ante los quejidos de su amigo. Él creía haber soportado palizas más fuertes y no lloriqueaba como Bucky lo hacía. Su cabeza todavía seguía palpitándole donde este lo golpeó tantas veces que casi abrió su cráneo. Sin embargo, Steve no pudo decir nada al respecto porque Tony lo empujó de inmediato, hundiendo su codo en su estómago para abrirse espacio entre ellos.

—¡¿Qué?! —jadeó su novio, mirando con ojos de espanto de Bucky hacia él y de regreso— ¿Cómo que tu costilla? ¿Qué pasó con su costilla?

Steve boqueó asombrado, antes de rascar su nuca con su mano.

—Oh, bueno... antes que Bucky me dejase inconsciente intenté defenderme, Tony. Él inició sucio, dándome un puñetazo en la cara, así que peleé igual —admitió el rubio, antes de fijar sus ojos claros en su mejor amigo—. Sabía que mis últimos puñetazos te habían dolido, traté de darte con todo lo que tenía.

—¡¿Qué hiciste qué?! ¡Steven Grant Rogers!

El chillido de Tony y esa mirada ofendida dirigida solo hacia él, dejaron conmocionado al capitán. El rubio miró a su novio con reproche, frunciendo su ceño y cruzando sus brazos.

—¡¿Qué, Tony?! Este idiota me dejó noqueado de todos modos, ¿por qué no te enojas con él por eso?

El rubio sintió un poquito de celos, hubiese sentido más, pero él también se abría enojado con cualquiera que lastimase gravemente a su mejor amigo, sin importar que Hydra lavase su cerebro o no. Claro que, su novio, su amado, lanzándole esa cara de recelo, ¡a él! Era inaudito.

Tony entendió muy tarde su arranque impulsivo. Steve siguió mirándolo con indignado gesto, mientras él soltaba el aire que había contenido en sus pulmones. Miró sobre su hombro, encontrando la mirada estupefacta de James, ni siquiera el soldado entendía por qué saltó como un tigre a su defensa. Pues Tony lo entendía menos.

—Porque... porque... —intentó defenderse, miró al resto de los vengadores sentados en los sofás, todos apartaron el rostro de inmediato, ninguno dispuesto a ayudarle. Tony resopló, sacando los últimos gramos de rabia de su pecho, dejando caer sus hombros— como sea, no importa, desde ahora en adelante nada de matarse a golpes, queda estrictamente prohibido.

VIAJERO EN EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora