20. El chico nuevo

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[Unos minutos antes]

Peter estaba frente a su casillero, ya no quedaban más clases, el día finalmente se había acabado. Empezó a guardar todo lo que creía de valor en su mochila, todos sus libros y cuadernos hasta dejar el casillero vacío.

Estaba tan distraído, que no se fijó cuando los típicos chicos que lo molestaban, estaban a centímetros de él hasta que fue muy tarde. Uno de ellos le arrebató su mochila mientras otro lo tacleaba con su hombro contra los casilleros haciendo reír al tercero.

—¡Ups! Ten cuidado, pobretón... mi uniforme está limpio, me lo vas a ensuciar si no te fijas donde caminas —se quejó uno de ellos, mucho más alto, más fornido y más adinerado que Peter.

—¡Tú chocaste contra mí!

El bravucón lo observó con enojo, intimándolo con su estatura.

—¿Me estás respondiendo?

Y allí iba de nuevo. Ya había recibido una media paliza en el almuerzo, lograron derribarlo de un puñetazo hasta que un chico de su mismo curso intervino ahuyentando a los bravucones. Esta vez estaba solo.

—Contéstame, estúpido, ¿te dije antes que podías hablarme?

—Si no lo dejan en paz, me van a obligar a usar algo que no quiero —intervino Harley.

Los tres bravucones miraron sobre su hombro al mismo tiempo, incluso Peter intentó fijarse en el compañero de clase que lo ayudaba. De nuevo era el mismo rubio de intensos ojos azules. Peter sabía que el chico era un año menor que él, pero su inteligencia lo tenía en clases adelantadas para su edad, además que su estatura era relativa a la de Peter, aunque no tan flacucho como él. No era la apariencia de Harley lo que pesaba, sino su apellido.

—¿Por qué no te pierdes, Stark? —siseó uno de ellos, encarando a Harley— ya nos arruinaste la diversión en el almuerzo, vete a volar ahora.

Harley ignoró al sujeto que le llevaba una ventaja de dos palmos de altura, miró más allá del hombro del chico, hacia los otros dos idiotas que molestaban al nuevo. Entonces señaló al que le había quitado la mochila a Peter.

—Creo que eso es de Parker. Así que regrésala.

El bravucón bufó divertido.

—Y si no quiero ¿qué? ¿Qué harás, Stark? ¿Le lloraras a tu papi? —se burló sonriente, haciendo reír a sus dos secuaces.

Harley no se inmutó, solo encogió un hombro antes de quitarse su mochila de los hombros y meter la mano en su bolsa. Cuando la sacó, reveló el guante de Iron Man, el propulsor en la palma de su mano empezó a iluminarse listo para soltar una carga de energía.

—Lárguense —les advirtió Harley—. O yo los mando a volar.

Los chicos salieron corriendo asustados, Harley escondió el guante de inmediato. Según las reglas del colegio, cualquier juguete de su padre se consideraba un arma, y él no podía caer en detención de nuevo. Odiaba las dos horas que debía pasar escuchando al capitán América en la televisión hablándole de seguridad y compañerismo, solo para recibir la misma charla pesada de Steve apenas este se enteraba que estuvo en detención.

—Vaya... —jadeó Peter, perplejo de haber visto el guante de Iron Man, su superhéroe favorito— Eso fue genial. ¿Siempre cargas un guante de la armadura de tu papá?

Harley sonrió, sacudiendo su cabeza.

—No, se lo robé hoy. Lo traje porque esos chicos no te han dejado en paz estas dos semanas, y se están volviendo más agresivos no iba a poder ahuyentarlos con palabras de nuevo —contestó el chico, frunciendo el ceño.

VIAJERO EN EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora