14. Un crudo despertar

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Las noches en la recamara de Tony siempre se ponían calientes quizás el noventa y nueve por ciento de las veces desde que estaba con Steve. Besos candentes, felaciones espectaculares, y folladas inigualables. Ninguno de los dos jamás se había quejado, las chispas de pasión eran un "siempre sí" entre ellos.

Fueron así desde un inicio, desde que se conocieron, incluso con Tony perseverando en fastidiar a Steve y alejarlo con sus sarcásticos comentarios, ambos sabían que la tensión entre ellos no era por odio o rivalidad, sino que algo más hacia latir sus corazones. Ese primer beso, donde Tony se cansó de esperar porque Steve diera el primer paso, así que se hizo cargo de la situación, fue el inicio de una aventura excitante para ambos. Y nunca, nunca se había sentido diferente entre ellos...

Hasta ahora.

—Demonios, Tony, justo así —gruñó Steve, sujetando las caderas del hombre—, sigue moviéndote, vamos...

Tony seguía montado sobre él, buscando liberar su tensión enterrado en la erección de Steve. Manos sobre los hombros poderosos del capitán, moviéndose sin descanso. Un placer del millonario era observar a su amante y el sonrojo sobre su pálida piel, llenando sus mejillas y su frente sudada mientras esos ojos azules quedaban prendados en él, mirándolo con amor y lujuria.

Pero esta vez, Tony mantuvo sus ojos cerrados, se recostó sobre el pecho del hombre, su erección enterrada en medio de sus abdómenes, rostro hundido en el cuello del súper soldado y la respiración descontrolada de Steve acariciándole la mejilla. Esas manos grandes y algo callosas se movieron por su espalda hasta acabar amasando su trasero, Steve empezó a tomar el ritmo de las embestidas, alzando sus caderas y arrancándoles la cordura a los dos.

Había pasión. Demasiada pasión. Y culpa. Inexplicable culpa.

Todo terminó justo como otras ocasiones, Tony se corrió gracias a la mano intrusa de Steve entre sus cuerpos, masturbándolo hasta derramar su semilla. Dos embestidas más y sintió la caliente liberación de su novio dentro de él. Ambos temblaron de deseo, pero el orgasmo arrebatador no fue tan satisfactorio como otras veces.

—Joder... —jadeó Tony—. Eso fue algo diferente...

Se distanció lo suficiente para oscilar sobre el rostro sonrojado de su amante. Steve le regaló una media sonrisa, no tan brillante como las habituales, pero igual fue una sonrisa.

—Definitivamente —aceptó el otro, soltando un pesado jadeo.

En algún punto de su velada, Tony había dejado volar su imaginación reemplazando a su novio en su cabeza por otro súper soldado de cabello largo y oscuro que lo estaba volviendo loco. Tony se sintió culpable.

Mientras Steve tenía casi el mismo problema, recordando las veces que la pasión ganó al raciocinio y terminó enredado en la cama con su mejor amigo, pasando una noche de lujuria justo como lo hacía con Tony. Puso todo su empeño gracias a ese recuerdo. Steve se sintió culpable.

Pero ninguno de los dos, pensaba aceptar su imaginario engaño.

***

Bucky despertó sobresaltado. Alzó su cabeza de las mullidas almohadas, desorientado. Bajó la mirada a su brazo de metal con que abrazaba una almohada, tuvo que parpadear más de una vez para enfocar qué eran los colores chillantes sobre el metal.

—¿Qué demonios? —preguntó con voz adormilada, quitándose uno de los imanes de cocina, era una vaquita sonriente.

Alzó la mirada, encontrando un par de ojos azules inocentes observándolo con expectación. Bucky le frunció el ceño.

—¿Harley? ¿Qué carajo haces?

—Investigo —admitió el niño, sentado en el suelo, con una libreta y lápiz en sus manos, y más imanes dentro de una bolsa—. Quiero saber si los magnetos interfieren en la movilidad de tu brazo. ¿Puedes mover tus dedos?

VIAJERO EN EL TIEMPOTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang