Helado Corazón ©

"No deben estar juntos"

*

Mientras en Auradon Alek enfrentaba dificultades, en Arendelle Elsa luchaba contra sus propias preocupaciones, sabía que la relación de Alek y Carlos podría llegar más allá y no lo podía permitir.

PV Elsa

La preocupación estaba carcomiendo mi tranquilidad, aún cuando Belle, Adam y el propio Ben me habían prometido estar al pendiente de mi hija, no podía dejar de dar vueltas al asunto... Cuando Anna me dijo que Carlos y Alek estaban pasando mucho tiempo juntos y que él la ayudaba a estar tranquila me preocupe todavía más, no estaba siguiendo mis indicaciones y eso era peligroso, es cruel pedirle a mi propia hija que cierre su corazón, pero... Qué más podría hacer?.
Salí por uno de los balcones del castillo, admirando el paisaje, desde ahí se veía el reino de Auradon, demasiadas cosas en mi mente me hicieron soltar un largo y pesado suspiro.
- Y ese suspiro?- Decía Jack acercándose a mi por detrás.
- Estoy preocupada por Aleksandra...- dije aún mirando a lo lejos.
- Elsa, no tiene caso que te frustres de esa manera, nuestra hija hará lo que crea que deba hacer... Ya te lo había dicho, solo estemos al pendiente- dijo acariciando mis hombros.
- No... No Jack, no lo puedo permitir, si el hechizo no funciona, debemos alejarla de Carlos... Por el bien de los dos y ya se que es lo que haré...- dije sin mirar a Jack, sabía que estaba algo molesto por mi forma de actuar.
- Perfecto, solo te recuerdo que antes de ser reina, eres su madre... Podrías suavizar ese asunto de "soy la reina y me debe obedecer"...- dijo retirándose.
- Jack...- cuando me di la vuelta, ya se había ido.

Él no lo entiende, nadie lo hace... Pero ya había tomado mi decisión, iba a pedirle ayuda a Cruella...
Ese mismo día al mediodía, la llamé por teléfono para que viniera a hablar conmigo y convencerla de separar a Carlos de Aleksandra, no entré en detalles en la llamada, pero accedió a venir a Arendelle. Un par de horas después escuchamos un auto y me asomé por la ventana, el auto se detuvo y pude ver bajar una dama muy peculiar, solo como Cruella podía serlo, con su cabello bicolor, labios rojo brillante y su abrigo de piel... Ahora sintética, sí, definitivamente era ella; los sirvientes del castillo la hicieron pasar hasta donde nos encontrábamos Jack, Anna, Kristoff y yo...
- Hola, Cruella...- dije poniéndome de pie al verla cruzar la puerta.
- Hola Elsa, tanto tiempo...- dijo sonriente, una sonrisa algo malévola, pero así era su expresión.