Capítulo 9.

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     Un nuevo día se hizo en Arium

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     Un nuevo día se hizo en Arium. La intensa lluvia de la noche anterior se había disipado por completo, dando la bienvenida a un despejado sol. 

     Randall despertó al equipo con un desayuno sobre una bandeja de madera: un par de tostadas con mermelada y café. Por primera vez en muchos días, los tres se sentían en un ambiente bastante cómodo como para relajarse y disfrutar, aún siendo conscientes de que sería por un rato. Sin monstruos marinos, enormes ogros ni supuestos bandidos, solo la pequeña cabaña y el crujiente pan del desayuno.

     Al cabo de media hora, comenzaron a prepararse para el viaje rumbo a la Gran Ciudad. Su nombre, particularmente siempre hizo referencia a su enorme amplitud, convirtiéndolo en uno de los sitios más transcurridos por todas las razas. A pesar de ello, quienes residen allí y no se tratan de simples turistas, son en mayoría los humanos. Estos últimos, como Randall, son quienes instalan sus tiendas y comercios de cualquier cosa que se les pase por la mente. Desde una simple tienda de ropa, hasta una repleta de artilugios mágicos y muy letales.

     Terminando de darse todos una ducha rápida, dejan de perder más tiempo para salir de la cabaña. Randall guía a los tres hacia dos caballos que se encuentran al lado de una carreta cubierta lo suficiente grande como para almacenar algunas bolsas de harina o cajas para guardar el pan. Atando a los animales, mira al equipo de reojo.

Randall: Creí que nunca tendría que volver a llevar a alguien a algún sitio. La última vez que lo hice fue para acompañar a mi hija a comprar libros. Siempre fue una amante de la lectura.

Rumshum: ¿Su hija? Creí que vivías solo.

     Cian y Eleonora se ven incómodas entre sí ante el comentario de Rumshum, recordando el pequeño cuadro que encontraron la noche anterior. Ambas miran a Randall preocupadas, esperando algún tipo de respuesta. Él les da la espalda al equipo mientras contesta:

Randall: Así es, vivo solo. Es increíble pensarlo, pero he aprendido que cuando menos te lo esperas...la vida da giros inesperados —se detiene unos instantes—. Y lo que estoy viviendo ahora es uno de ellos, de los peores a lo largo de toda mi vida.

     Si bien Randall parece más concentrado en preparar todo para el viaje, algo en su voz lo hace notar realmente triste en cada una de sus palabras; incluso Rumshum se da cuenta de a qué se refiere. Aquellos tiempos de felicidad ya no eran los mismos. Etapas de suma libertad y bienestar apenas podían acabarse en un chasquido de dedos, o por culpa de un vampiro como Favio. No obstante, el campesino tose un poco y se recompone, intentando no dejarse llevar por aquellos malos recuerdos.

Randall: El camino será un poco largo, pero tengan por seguro que el sol no los agobiará tanto con este techo que le construí —dice algo orgulloso mientras palmea un poco su carreta y coloca las riendas a sus caballos—. Vayan subiendo hasta que esté listo. 

     El equipo asiente y suben cuidadosamente hasta el interior de la carreta, agachando un poco sus cabezas para acomodarse y sentarse. 

Rumshum: Casi meto la pata —susurra.

Fuerzas Opuestas.Where stories live. Discover now