Capítulo 12.

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     Tanto Eleonora, como Cian y Rumshum, tenían confirmada una victoria en los primeros minutos

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     Tanto Eleonora, como Cian y Rumshum, tenían confirmada una victoria en los primeros minutos. Pero ahora su seguridad ya no estaba presente, al recaer en que posiblemente estaban perdidos. Aquellas flechas encantadas por el lago Níchian, apenas le habían causado un par de heridas a Favio, pero nada lo suficientemente grave como para evitar que el mismo tome su turno de atacar. Sostiene firmemente su guadaña de gran tamaño, relajado, a la espera de un último ataque por parte del equipo.

     La niebla que les rodea progresivamente comienza a ahogarlos, a cerrar las posibilidades de poder tomar un poco de aire puro, e impedirles ver con claridad la pelea en la que se habían metido. La figura del vampiro se vuelve borrosa, hasta camuflarse entre las sombras. Es entonces que sus gargantas comienzan a picar, con pequeños cosquilleos en su interior, similar a pequeñas agujas que rozan la capa interna de piel. Rumshum fuerza su voz a pesar de ello, con una tos seca: 

Rumshum: <<Me falta el aire...>> ¡¿Elfa, rubia?! —pregunta arrodillándose a un lado, sacando de su bolso una estaca—. No veo una mierda, ¿dónde está?

     Ambas chicas llegan a oírlo claramente, y siguiendo el sonido de sus armas siendo acomodadas, llegan a reunirse nuevamente. La elfa decide dejar de lado por unos minutos aquel recuerdo del sombrero, para centrarse en el peligro que corren ahora. Asimismo, detiene a Rumshum antes de que avanzara solo por la espesa niebla, hacia un camino incierto. Hacia su posible tumba.

Eleonora: No se muevan. Es notorio, pero tiene la capacidad de manipular a diestra y siniestra este extraño humo. Si le seguimos el juego y lo buscamos, nos perderemos y estaremos jodidos. Mantengámonos juntos.

     El humano la ve de reojo, para luego ver a la rubia. Esta última le asiente, demostrando estar de acuerdo con su compañera. 

Rumshum: ...Está bien. 

     Oyen unos aplausos aburridos en una misma dirección. No podía verse su figura, pero no era necesario para deducir de quién provenían.

Favio: ¡Bravo!, ni siquiera aprovechan las oportunidades que les doy, menudo par de aburridos —se percibe un pequeño destello oscuro a lo lejos, proveniente del filo de su arma—. Déjenme terminar esto en tres golpes.

     En cuanto se impulsa hacia los tres, Eleonora llega a ver su sombra acercarse e intenta detenerlo chocando el arma que lleva contra su espada. Ambas hojas afiladas chocan, sin embargo, la elfa nota la increíble fuerza de su oponente, la cual supera la suya. Podía verse en aquellos ojos color sangre, el reflejo de su cuerpo esforzándose por no caer, por no dar un paso en falso. Pero en cuanto sus recuerdos invaden su mente, las llamas del pasado la desmoronan. Su espada resbala y la cuchilla de la guadaña pasa sobre su mejilla, causándole un tajo de gran profundidad. Es en aquel segundo que Cian aprovecha el descuido para disparar unas esferas de luz hacia el vampiro. Para fortuna de ella, las mismas impactan contra su pecho y lo impulsan lejos de la elfa.

Fuerzas Opuestas.Where stories live. Discover now