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21.07.19.

Aún lo veo, cada pastilla se mojaba con mis húmedos labios y recorría el interior de mi garganta, raspando las paredes de ella.

No recuerdo con claridad si se trataban de 180 o 200;

pero eran las suficientes para dejar que mi alma sea libre de ese gran peso y mi corazón explotara,

literalmente.

Los vasos sanguíneos se dilataban cada vez más y las palpitaciones se volvían más feroces.

Moría lentamente

y las píldoras se disolvían en el estómago,

revolviendo y haciendo chillar cada órgano dentro mío,

uno por uno,

llevándolos de un extremo a otro

haciendo que choquen brutalmente.

"Ayuda, por favor."

le susurré con un hilo de voz,

quería acabar con cada aliento,

pero millones de miedos rondaban por mi cabeza

y me atormentaron al momento de dar mi último suspiro.

¡Joder!

¡Cobarde!

Rostros enojados arrastraron mi cuerpo agonizando por tal veneno,

desde el piso en el que yacía retorciéndome de dolor,

hasta el hospital más cercano

mientras yo sólo le rogaba a las estrellas no salir con vida de tal sobredosis mortal.

Temía pero,

lo hice con las intenciones.

Las manzanas pasaron en un abrir y cerrar de ojos

y los colores se borraban,

me arrastraban sobre un vacío en el medio de la nada

y ese árbol que se bifurcaba.

Reía,

cada parte mis entrañas estaban siendo envenenadas.



Abro los ojos para mi mala suerte,

y una camilla con médicos metiendo un tubo por mi nariz

llegando hasta el estómago para vaciarme mis órganos.

Si sólo hubiese aguantado unos minutos más ese dolor infernal,

pero pedir ayuda era necesario;

mis órganos me lo rogaban a gritos y yo sólo les hice un favor.

Perdiendo la noción del tiempo y espacio,

sólo oigo una voz deseándome fuerzas.

Mi pulso se perdió,

ya no más latidos,

¿Todo acabó?

Mi corazón iba a estallar y todos luchaban para evitarlo.

No dejaban que me marche,

pero créanme,

era lo único que anhelaba.

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No subió.

Sólo quedó ahí.

Vuelve a latir.

Estaba corriendo a toda velocidad fuera de ese pozo

guiandome por una luz,

cuando me acorralaron

y me trajeron de vuelta.

Mi cuerpo cubierto de cables,
un tubo vaciándome por dentro,
el suero se acabó
y está absorbiendo mi sangre lentamente.

Estoy respirando.

Cobarde.

Líricos de un adolescente deprimidoWhere stories live. Discover now