26. Epílogo: El omega perfecto para mí

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El sonido de las teclas del piano siendo presionadas se filtraba por la puerta cerrada de la habitación. Destenzando mi cuerpo, fuí en busca del sonido que llenada toda la casa, mis pies tocan el frío piso y aunque un escalofrío recorre mi columna vertebral, no le presto mucha atención y sólo sigo caminando.

Siendo cuidadoso de no hacer ruido, tomo entre mi mano derecha el cerrojo de la puerta que obstaculiza la imagen de la persona frente al piano.

Un suspiro sale de mi boca ante la majestuosa imagen que se presenta ante mis ojos.

Park JiMin yace sobre el banco color marrón pertenecientes al gran piano de cola, su hombro izquierdo está descubierto debido a que la sábana a caído y dejado a la vista ese lugar. Humedesco mi boca y no puedo evitar fijarme demás en lo bonito que se ve. Su aroma está centrado en todo el lugar, tan cálido y hogareño que hace a mi lobo rugir por tenerlo entre mis manos.

Sus cabellos dorados revolotean ante el movimiento de su cabeza y su apenas perceptible voz se mezcla entre los fuertes sonidos del piano combinándose de la manera más correcta que puede existir. Me recargo en el marco de la puerta y sonrió porque le escucho reír.

Los rayos del sol empiezan a filtrarse por las cortinas entre abiertas de la ventana y en medio de esa efímera luz recuerdo cada una de las cosas por la cual Park JiMin es el omega perfecto.

Nuestro segundo aniversario de casados se cumplió el día de ayer y fue entre jugueteos y caricias que me asegure de demostrarle cuan afortunado soy de tenerle.

El sonido se detiene haciéndome volver a la realidad. Su mirada encantadora me recibe junto a la más bonita sonrisa que puede existir en la tierra, su pequeña mano se alza llamándome a acercarme y así lo hago.

—¿Dormiste bien?.—Susurra sobre mis labios. Asiento y lo muevo hasta poder sentarme en el banco y que su peso quede sobre mis muslos.

—De la mejor manera.—Suelto en un gruñido y él ríe coquetamente.

Mis labios queman ante la exoverante sensación de tenerlos sobre su hombro desnudo. Es casi como tocar un pedazo de cielo.

—¿Quieres tocar junto a mí?.—Cuestiona ladeando su cabeza para verme.

Asiento y dejo a mi mentón descansar en su hombro, él toma mis manos y entrelaza nuestros dedos para así dar inicio a una nueva tonada.

—Sabes YoonGi,—Habla en medio de la musica—estaba recordando la carta que me diste el día de tu graduación.

—¿Así?.

Él asiente.—Mjm, y todavía hay algo que no entiendo.

—¿Qué es?.—Escucho su risa y recarga su espalda en mi pecho.

— Dijiste que me conocías mucho antes de que yo lo supiera ¿A que te referías?.

Mis pensamientos me rebobinan hacía esa carta que se llevó mis más grandes desvelos, y es que las palabras parecían no querer estar de mi lado cuando el lápiz tocaba el papel.

Sonrió para mi mismo y dejó un beso en su nuca.

— Pues sabía de tí desde que eras un cachorro.

—¿Es así?.

Él parece sorprendido por lo que se voltea dejando de lado el piano para pasar sus muslos por mi cadera. Ubica sus manos sobre mis pectorales y me mira con sus ojos bien abiertos.

—Sí,—Asiento y suspiro cuando deja caricias sobre mi cabello—tus mejillas eran gorditas, ojos saltones, nariz redonda y pequeña.. técnicamente no has cambiado nada. Sigues siendo feo.

LISTA DE ALFAS PERFECTOS PARA MÍ; YoonMin/윤민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora