Capítulo 19

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Narra Pol

La tarde anterior a mi cumpleaños la pasé con Rai. Él había estado comiendo con su madre y luego habíamos quedado para ir a comprarle un regalo a Minerva. En pocos días también era su cumpleaños. Él quería regalarle un conjunto de tetera y vasitos marroquíes que había visto unos días antes y yo le compré una especie de tapiz que tenía dibujado un mandala con muchos colores.

Esa tarde yo estaba muy disperso. No dejaba de pensar en Bruno, en la fiesta del día siguiente y en lo que pasó hacía tres años que cambió nuestra amistad para siempre.

En ese momento necesité a alguien que nos conociese muy bien a los dos. Y no podía ser otra que Tània. La llamé y dijo que si quería podía acercarme a su casa a verla. Y así lo hice. No estaba muy lejos de su casa y casi fui corriendo.

Llegué y me preguntó qué me pasaba. ¿A qué se debía mi visita? Le dije que ya no quería esconder más mis sentimientos hacia Bruno. Ella me miró y sonrió. Y dijo: "¡Por fin te has dado cuenta!". Le dije que unos días antes me había enterado que ya no estaba con Lluc y eso me había hecho pensar aún más en que todavía no lo tenía todo perdido.

Le dije que quería hacer las cosas bien, ir despacio, porque suponía que él no me iba a creer nada de lo que le dijera. Le conté lo que sentí en el Liceo y que él también me acarició. Aquel encuentro de su casa y luego la carta de Merlí... En ese momento, se le cayeron las lágrimas. Le daba rabia pensar que quien nos había unido ya no estaba con nosotros. Nos abrazamos y le volví a pedir perdón por haber sido un cabrón con ella.

Ella me miró, me secó las lágrimas y dijo que lo importante es que sabía lo que quería en la vida y en lo que había cambiado a mejor. Me preguntó si me seguían gustando las chicas. Yo me reí y le dije que sí, que efectivamente era bisexual. Y ella dijo: "Mira, Bruno nunca se equivocó". La miré y le dije que en mi cumpleaños quería decírselo a él, pero tenía miedo al rechazo.

Nunca antes, aparte de Rai, nadie me había rechazado y no era precisamente agradable sentir aquello. Volví a sentirme como un cabrón recordando aquella maldita fiesta en casa de Rai, cuando le dije que nunca había estado enamorado de él.

Ella, tan sabia como siempre, me dijo: "No te va a rechazar porque nunca te ha dejado de querer. Y creo que tú siempre lo has querido a él. A pesar de haber estado conmigo. Pero él era lo que nos unía". Me quedé sin palabras, últimamente lo había pensado mucho con Martina pero que me lo dijera Tània me reconfortó, me conocía realmente bien. Justo sonó su móvil era Marc para recogerla habían quedado con su madre para ir a cenar.

Me fui de allí nuevo. Había ordenado mis ideas. Me estaba reconciliando con mi pasado. Me daba igual si perdía, pero al menos necesitaba salir del bucle en el que me encontraba.

Así que me dirigí a casa de Bruno. Necesitaba verlo, hablar con él. Me abrió la puerta Carmina y me invitó a pasar. Le dije que tan solo venía a buscar a Bruno para ir a cenar con él fuera. Ella me miró y me dijo que no estaba, pero que estaba ensayando para el recital de ballet que tenía en unas dos semanas. Lo habían nombrado primer bailarín y desde entonces parecía que vivía en la escuela. Me dijo que era la misma escuela de siempre y que seguro que le apetecería verme.

Cuando me dijo eso, le di un beso en la mejilla y le di las gracias. Ella me miró y me dijo: "Anda vete que vas a llegar tarde". Sonreímos los dos.

Y efectivamente llegué y ahí estaba con una bailarina bailando. No había vuelto a verlo bailar desde aquel día que le perdí perdón. Me quedé de pie detrás de una columna observándolo. Parecía que dominase el mundo. Lo hacía todo con sutileza. Se sentía libre, no había más que mirarlo.

Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"Where stories live. Discover now