Capítulo 34

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Narra Bruno

Después de aquel fin de semana, cuando volví a casa y hablé con mi abuela de todo lo que había pasado durante el fin de semana, le conté todo y le dije: "Yaya, tengo distintas sensaciones que me recorren el cuerpo, felicidad y a la vez tristeza".

En este caso, ella me miró, tomó un trago de su limoncello y volvió a recitar unas palabras de Mind of Brando que dicen así: "Cuando te duela el corazón, trata de disfrutarlo. Es que no hay muchas cosas que te estrujen el corazón. Y si te duele de verdad, es porque valió la pena. Así que abrázate al dolor, que cuando menos te das cuenta, el tiempo te enseña a volar de nuevo".

La miré y continuó diciendo: "Has revivido muchas situaciones que viviste con tu padre, en las "Colònies del Montseny" y eso duele todavía, pero no a ti, supongo que a todos. En cambio, estás feliz porque Pol ha salido de su cueva hacia los Peripatéticos y ahora no os tenéis que esconderos. Pero has aprendido una lección muy valiosa, que no estás solo. Que la familia que elegisteis en el instituto y en la Universidad se han unido y ese es el mayor tesoro que uno puede tener en la vida".

Durante los tres o cuatro días que estuve sin ver a Pol. Estuve por las tardes cuidando a Mina. Gina tenía mucho trabajo y Gerard estaba con su padre. Así que yo aprovechaba y la cuidaba. Me encantaba estar con ella.

Justo el mismo día que llegó Pol. Me llamó mi madre unas horas antes para decirme que había aterrizado en Barcelona para pasar el mes de agosto. Me invitó a estar con ella, pero le dije: "Mamá prefiero estar con la Yaya. Además, tengo que ayudar a Gina con Mina". Ella intentó convencerme, pero le resultó imposible. Tenía una buena relación con mi madre y Salvatore pero la distancia había hecho mella entre nosotros.

Mientras hablaba con ella por teléfono le dije: "Mamá, tengo que decirte una cosa". Ella me respondió: "Dime Bruno, que me estás asustando". Le dije: "Esta noche quiero presentarte a alguien, bueno a mi novio". Se hizo un silencio. Y dijo: "¿Estás bien con él?" Y yo le respondí: "Sí, ya te enterarás quién es. Tal vez te lleves una sorpresa". Ella se echó a reír y dijo: "Espero que no sea Nicola, aunque no lo creo porque lo vi hace unos días por la calle". No hice ningún comentario respecto a eso. No quería saber nada de él. Así que hice como si no la hubiese oído.

Al rato de colgar, justo cuando me iba a meter en la ducha me sonó el móvil y era Pol. Estuvimos hablando un rato. Le comenté que mi madre había llegado de Roma hacía unas horas y que mi abuela se iba a Mallorca en uno o dos días, a pasar unos días son sus amigas.

Pol me propuso ir esa tarde a la playa. Desde luego que era un plan perfecto dado el calor que hacía en Barcelona. Y si luego íbamos a cenar por ahí. A lo que tuve que rechazar la oferta y decirle que ya teníamos planes y era que esa noche cenábamos con mi madre y Salvatore. Noté cierta incomodidad y que mucho no le gustaba el plan.

Pero se tranquilizó cuando le dije que mi madre sabía que él existía. Aunque imagino que seguiría teniendo ese miedo, dado que mi madre era muy especial sobre cierto tema y si no llega a ser por mi padre, tal vez nunca lo hubiese entendido.

Después de comer, me vino a recoger en moto para ir a la playa. Yo la había bautizado como nuestra playa. Era un lugar especial para nosotros, o al menos así lo sentía yo. Dejamos todo cerca de la orilla para tenerlo todo controlado y fuimos directos a meternos en el mar. ¡Qué placer el agua relativamente fresquita! Mientras estábamos haciendo el tonto en el agua. Pol se giró porque le pareció haber oído su nombre y efectivamente lo llamaba un chico.

El chico era altísimo, de complexión atlética. Se saludaron con un abrazo, por lo que imaginé que era alguien que sabía de su vida. Empecé a pensar en quien podía ser, hasta que Pol me llamó para que me acercase. En cuanto llegué a donde estaba Pol dijo: "Te presento al famoso Efra y Efra te presento al famoso Bruno, mi novio". Yo en ese momento miré a Efra y le di la mano para saludarnos. Sabía quién era Efra, pero no esperaba que Pol de buenas a primeras le dijera que era su novio. Aunque he de reconocer que me gustó que lo hiciese y a Efra parece que también.

Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"Where stories live. Discover now