Capítulo 118

716 22 37
                                    

Narra Bruno

Después de haber leído aquel maravilloso libro que habían creado los Peripatéticos para nosotros y para mi padre, decidimos ir a tomar algo con ellos y así despedirnos hasta después del verano. Dado que cada uno tenía sus planes.

Mientras tomábamos algo en uno de los bares del Port Olimpic, Marc preguntó: "Bueno, ¿adónde os vais de viajes de novios?" Miré a Pol y él me puso cara de tierra trágame. Me miró y dijo: "Bruno, me vas a matar. Pero después de todo esto... Se me olvidó por completo".

Joan miró atónito a Pol y preguntó de manera incrédula: "¿No habrás sido capaz de olvidarte de un pilar básico?" Pol asintió con la cabeza y Tània dijo: "Pol, esto sí que no me lo esperaba de ti". Pol me miró y dije: "Me has sorprendido tanto, que hacer ese viaje o no hacerlo, no es importante. Para mí lo importante ya está hecho".

Le di un beso y dije: "Venga, disfrutemos de nuestros amigos y brindemos porque después de diez años seguimos igual". Estuvimos con ellos hasta las nueve y media de la noche, que habíamos quedado con Lluc y Martina en el restaurante del cuñado de Efra que tenía en el Mirablau.

Llegamos un poco tarde, debido a que había bastante tráfico. Nos estaban esperando sentados en la misma mesa que había reservado cuando Lluc le pidió a Martina que se casara con él. Aquellas vistas sin duda eran las mejores de toda Barcelona y me sigo reafirmando en ello.

Cuando llegamos se levantaron, nos saludaron y preguntaron: "¿Qué tal ha ido?" Pol les enseñó lo que habían escrito cada uno de los Peripatéticos y a Lluc y a Martina parece ser que les conmovió mucho, o al menos sus caras reflejaban aquello.

Martina miró a Pol y preguntó: "¿Qué te ocurre?" Pol la miró de manera muy seria y dijo: "Se me olvidó pensar en el viaje de novios y ahora... Pues no hay. ¿No veis que no todo podía salir perfecto?" Desde hacía un tiempo atrás a Pol le gustaba ser extremadamente meticuloso y perfecto con las cosas.

No sé de quién lo habría heredado, pero creo que en parte algo se le había pegado de la Yaya, con ese afán de no equivocarse nunca para no tener que pedir perdón.

Martina miró a Lluc y éste dijo: "Tenemos que contaros algo, tal vez os choque un poco. Pero hemos llegado a la conclusión de que..." Estábamos tan impacientes que Pol dijo: "En vez de tener una niña, tenéis dos". Miré a Pol y pregunté: "¿A qué viene esa estupidez?"

Pol me miró y dijo: "Seguro que tiene que ver algo con la niña... Listo". Martina nos miró y sin titubear dijo: "Queremos que seáis los padrinos de Nabila". Miré a Lluc y dijo: "Se va a llamar Nabila, que proviene de Nabula y significa en árabe: noble u honorable". Pol me miró, sonrió y preguntó: "¿Estáis seguros?"

Martina nos miró a los dos y dijo: "Quiero que Nabila sea tan noble como lo son sus padrinos. Sé que no es común que haya dos chicos como padrinos. Pero sois nuestros mejores amigos, y si algún día nos pasara algo... Queremos que esté con vosotros".

Los cuatro nos emocionamos, empezamos a cenar y Lluc dijo: "Si queréis que os deje la casa de la playa, no tenemos problemas. En dos días regresamos a Londres". Pol sonrió y dijo: "No os preocupéis, ya encontraremos algún lugar al que ir en estos días".

Aquella despedida fue una de las más especiales. No hubo tristeza a pesar de que sabíamos que tardaríamos unos meses en vernos, pero sabíamos que íbamos a estar unidos a ellos para siempre gracias a Nabila.

Llegamos a casa, aquella que no pisábamos desde hacía cuatro días y la sensación de volver fue extraña. Tanto Pol como yo, lo primero que hicimos al abrir la puerta fue mirarnos las alianzas y decir: "Ahora sí que sí".

Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"Where stories live. Discover now