Narra Pol
La fiesta de Minerva fue todo un éxito. Yo no me escondía de lo que sentía hacia Bruno y me daba igual besarlo delante de todos como hice un par de veces. Bruno en cambio estaba más cohibido, tal vez porque le daba pudor o simplemente porque no sabía qué me había pasado.
Yo había decidido no volver a esconderme y a demostrarle que lo que sentía por él era verdad. Supongo que a él todavía le venían los fantasmas del pasado.
Y así lo hice. Lo presenté como mi novio tanto a Minerva como a Rai. Todavía recuerdo su cara, no se podía creer lo que estaba oyendo y me miraba. Dijo un hola muy nervioso. Me gustaba descolocarlo, sentir que a cada momento podía sorprenderlo.
Apareció Oti con Biel y estuve hablando con ellos. Oti decía que se moría de ganas por volver a Barcelona, que cada vez odiaba más el pueblo y que durante este tiempo había vuelto con Arnau y las cosas parecían estar mejor entre ellos. Biel irradiaba felicidad decía que Marta le aportaba todo lo que le faltaba. Le pregunté por su hermana y me comentó que estaban tratándola con un tratamiento experimental y a ver si algo mejoraba. Nos abrazamos.
Mientras hablaba con ellos, no dejaba de mirar a Bruno. Nunca hasta ahora me había fijado en la sonrisa que tenía, al menos conscientemente. Inconscientemente creo que siempre. Me gustó verlo hablar con Rai. Tal vez así cambiaría de opinión sobre él.
Minerva puso un tango y preguntó quién sabía bailar. Yo no dudé en decir el nombre de Bruno. Bruno me miró como si me quisiera matar, pero quería que todos viesen lo que era capaz de hacer. Y así fue. Todos alucinaron, aplaudieron y verlo bailar a mí me transmitía paz. Parecía que fuese fácil lo que hacía. Cómo llevaba a Minerva, era feliz y se le notaba.
Estuvimos unas horas más, hasta que Bruno me dijo que esa noche la prefería pasar en casa para estar con Carmina. Le dije que no se preocupase. Que hablaríamos al día siguiente después de su ensayo.
Llegué a casa y me metí en la cama nada más llegar. Estaba cansado y al día siguiente tenía clase con Bolaño a primera hora. Cuando me levanté estaba Glòria en la cocina. Le di un beso de buenos días y ella me miró y me sonrió. No hicieron falta las palabras. Sabía que estábamos juntos. Le pregunté por cómo había ido en La Vall d'Aran y me dijo que bien, pero que habían regresado antes para ayudar a Oksana con Daniela.
Me fui a clase y Bolaño en su manera de ser, ¡Cómo no! Puso una frase en la pizarra de Michel Foucault decía así: "La locura no se puede encontrar en estado salvaje. La locura no existe sino en una sociedad, ella no existe por fuera de las formas de la sensibilidad que la aíslan y de las formas de repulsión que la excluyen o la capturan". Dijo que debatiésemos entre nosotros. Pero yo plantee la siguiente duda ¿Qué es realmente la locura?
A lo que Bolaño me respondió: "¿Qué es para usted la locura señor Rubio? Me quedé pensativo y le dije que la locura en sí no existe o simplemente no tiene sentido.
La locura solo aparece si no existen previamente unos valores y normas sociales que debemos seguir, es decir, aquello que nos ha impuesto la sociedad, la política y las prácticas culturales a través de cada una de las épocas que se han ido viviendo a lo largo de los siglos.
Por tanto, el lenguaje último de la locura debe ser la razón, pero a merced de la imagen que cada uno se haya creado de lo que es normal o anormal. Y ahí en lo anormal es donde reside la locura.
Ella no dijo nada. Seguimos debatiendo y terminó la clase. Cuando salí me acerqué a ella y le comenté que tenía finalizado el trabajo que me pidió sobre Kant y que se lo dejé en su casillero del departamento.

KAMU SEDANG MEMBACA
Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"
RomansaHistoria NO OFICIAL basada en las series "Merlí" y la primera temporada de "Merlí: Sapere Aude", a partir de ahí ABSOLUTAMENTE TODO ES FICTICIO. Ninguno de los personajes que aparecen en la serie real me pertenecen, dado que SOLO Y EXCLUSIVAMENTE pe...