Capítulo 30.

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Me acomodé en el asiento del avión y quité mi libro “orgullo y prejuicio” de mi bolso, con la intención de terminar de leerlo. Sentí una persistente mirada sobre mí, que me incomodó y provocó que me removiera en el asiento. Luego de unos tediosos minutos, solté un suspiro y baje el libro para observar a Harry.

—¿Vas a pasar todo el viaje leyendo?—inquirió él girándose sobre el asiento de al lado para verme.

—¿Tengo otra opción acaso?

Mi estado de ánimo era pésimo, detestaba tener que hacerme a la idea de que nuestra estadía en San Diego había llegado a su fin. Había sido la mejor semana de, posiblemente, todo el año y no tenía ganas de dejarlo todo atrás. Tenía mucho miedo por lo que podía ocurrir con Harry y conmigo cuando estuviéramos de nuevo en Nueva York.

La mano cálida de Harry se posó en mi rodilla y sus labios besaron la piel al descubierto de mis hombros.

—Siempre tienes otra opción—susurró entre besos.

El libro cayó boca abajo sobre mi regazo y me volví a remover cuando sus besos ascendieron a la zona de mi clavícula y luego a mi cuello. Me mordí el labio y lo miré suplicante.

—Harry...—miré sobre los asientos, las azafatas se movían rítmicamente por el pasillo ofreciéndole a los pasajeros bebidas. Jane estaba dos asientos más adelante y charlaba de modo entusiasta con alguien que no logré identificar—¿Podemos hablar de esto?—pregunté, e inmediatamente que lo hice él detuvo sus besos. Se hizo hacia atrás y me observó con sorpresa y confusión.

—Creí que ya habíamos hablado de esto, Sam.

—¿Hablaste con Kelly?

Mi pregunta lo dejó paralizado en el lugar. Eso me dio la respuesta que había estado necesitado.  Le sonreí a medias, con ironía, y recogí mi libro de mi regazo para ubicarlo de la posición correcta en mis manos y continuar con la lectura.

Harry estuvo unos minutos callado.

—Estoy esperando para llegar a casa y hablarlo en persona. La separación no es un tema que se deba hablar por teléfono. Kelly merece saber la verdad sí, pero de la forma adecuada. A parte estoy cuidando de ti, Sam—Cuando dijo lo último lo miré—Kelly es muy impulsiva, de habérselo dicho por celular ya hubiera hecho algo para perjudicar. No es que sea cruel es que simplemente las emociones la superan.

—Está bien, Harry. Lo comprendo—suspiré—pero mientras tanto prefiero que mantengamos un poco de distancia o seamos discretos. No quiero continuar con esta farsa, quiero poder salir contigo y tomarte de la mano o besarte, sin tener que estar atenta a si hay paparazzi, o alguien a nuestro alrededor que nos puedan arruinar la relación. Tenemos que ser cuidadosos.

Él asintió con rendición, y se colocó los lentes de sol para luego recostarse en el asiento. Tomé una bocanada de aire y lo observé un momento más antes de volverme al libro. Cuando me cansé de leer, cerré los ojos y me decidí a dormir todo que quedara de viaje. Harry a mi lado ya dormía placenteramente.

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