Los Siete Pecados Capitales (Omegaverse)

CAP 24

NO PONGAN LA CANCIÓN HASTA QUE LES DIGA

Narra Atsuya

Era un día tan normal en la mansión de los pecados, todos reían y jugueteaba con sus destinados y con las pequeñas. Pero solo una persona se encontraba alejado de todos, aquél era el guardián de los diez mandamientos que sin alterar a sus amigos salió de la casa sintiendo una oscura presencia, vio a aquel demonio rojo atacar todo a su paso y destruirlo. Comenzó a luchar hasta vencerlo, luego de que lo venció se dispuso a ir nuevamente a la casa de los pecados hasta que alguien lo detuvo agarrándolo de su brazo derecho y hablándolo hacia uno de los callejones, el Omega miro unos ojos rojos tan imnotizantes (si está mal escrita corrija me) y un olor que lo llamaba a gritos para lanzarse a aquellos brazos, sabiendo de quien se trataba trato de alejarse de aquel alfa dueño de su corazón y cuerpo

-Hola, mi cielo, espero que te estés divirtiendo con tus amigüitos, por que el que te llegue a tocar lo matare- aquella mirada sádica llena de sed de sangre y una sonrisa tétrica fue lo que hizo que el Omega se estremeciera en su lugar y comenzará a golpear su pecho, pero sin éxito alguno

-Suéltame Terumi, eres un maldito sádico- aunque el peli rosa pálido dijera aquello pero sabía que a ese chico se podría negar si llegaba a decir que lo amaba

-Vamos bombón, se que te gusta cuando te trato así, crees que no recuerdo cuánto teníamos diez años- aquello lo había desconcertado, aún recordaba como aquella loca actitud le enloquecía

-Suéltame por favor Terumi, suéltame- el chico trataba de separarse de cualquier manera pero aquel alfa era mas alto que el y aún era mas fuerte mientras soltaba carcajadas sádicas y se acercaba a mi cuello besándolo y tocando mis caderas como si no estuviéramos en un callejón en donde nos podían fácilmente escuchar y entrar a mirar que era lo que pasaba

-Que tan bien se siente que te vuelva a tocar Atsuya- aquellas palabras eran susurradas a mi oído mientras trataba de suprimir un vergonzoso gemido de mis labios

-Ya suéltame... por favor- suplique que me dejara ir libre ya que mas era el dolor que sentía en mi pecho como millones de agujas eran enterradas tras el estar jugando conmigo y yo sin poner mucha resistencia 

-Oh, como soltar al amor de mi vida, como soltarte sin antes jugar un poco con tu sexy cuerpo- tras decir es me cargo y me llevo a su departamento, estuve muchas veces ahí, pero ahora era el lugar donde menos quería estar pero aun así, aquí estaba, sujetándome con mis piernas en la cintura del que se hacia llamar mi "destinado". sus labios recorrieron mi cuello sin ningún pudor, y sus manos se paseaban por mi trasero, mi mente solo decía una cosa *no caigas tan rápido Atsuya Fubuki*

Luego de un rato hay estaba yo pidiendo que me rompiera el culo mientras ya lo había hecho y correrse en mi rostro, ahora me tenia en la pose de perrito embistiendo me dura mente y yo gritando como perra en celo hasta correrse en mi espalda y parte de mi cabello mientras nuestras respiraciones eran agitadas y entre cortada, me sentía feliz al volver a sentir a mi alfa cerca mio... pero eso no duro, ya que después de aquel delicioso momento simplemente me dij que me fuera, que era mi culpa el no poder acostarse con cualquier puta que se le cruzara en el camino. Aquello había sido una daga a mi pecho, mis lagrimas comenzaban a brotar de mis ojos y sin pensarlo dos veces la di una dura cachetada la cual resonó por todas parte tras eso me vestí lo mas rápido que pude y salí de aquel lugar sin dar marcha atrás, mis caderas dolían, tenia tiempo din saber que era tener sexo. Tras llegar a la casa de mis amigos entre sin hacer mucho ruido, aunque el único en notarme fue Hiroto, el cual me siguió hasta la habitación que había escogido para mi.

-Atsuya, estas bien, te veo algo...- no pudo terminar de hablar, el ver a su amigo llorar tan desconsoladamente, como si no hubiera un mañana le heria, se acerco sin pensar mas y lo abrazo lo mas fuerte que pudo