Capítulo 2: Consecuencias

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Jiang Cheng pelea. Intenta encontrar la luz pero se le escapa. Se siente como si se estuviera ahogando e intenta desesperadamente abrirse camino hasta la superficie, para tomar un trago del aire que tanto necesita. Recuerda vagamente sus dedos temblando débilmente y los mueve para agarrar algo que lo ancle. Encuentra sus manos llenas de una tela suave.

Justamente, Jiang Cheng siente que lo acunan contra un musculoso pecho y fuertes brazos le envuelven, haciéndolo sentirse protegido. Se inclina hacia el calor, oprimiendo el sonido mientras inhala el agradable aroma de la persona que lo lleva. Los suaves movimientos del balanceo y los latidos constantes del corazón de la persona lo adormecen.

Jiang Cheng vuelve a la conciencia cuando siente que los cálidos brazos lo dejan. No, no te vayas. Quiere llorar. Él recuerda la tela suave que está agarrando y se aferra a ella, negándose a soltarla. Escucha suaves voces y aprieta la tela con más fuerza, dejando involuntariamente escapar un sonido suave que era una mezcla entre un gimoteo y un gemido. Todavía siente el cálido cuerpo sobre él y escucha un suspiro, antes de que sus dedos se separen lentamente de las telas suaves y le pongan en la cama.

La suavidad del colchón en la que pusieron a Jiang Cheng no le da ningún consuelo. No es seguro. Se acurruca en posición fetal y dobla las rodillas antes de caer en un sueño inquieto.

La segunda vez que Jiang Cheng regresa de la inconsciencia, descubre que puede abrir los ojos. Abre un ojo e inmediatamente se encoge ante la luz cegadora que lo saluda.

— ¿Cómo te sientes?— una voz sueva le pregunta.

—Como si un montón de cadáveres feroces me hubieran pisoteado o como la mierda— Jiang Cheng gime mientras trata de sentarse. Frotándose las sienes, aliviando los insistentes golpes. Estaba confundido. ¿Qué ha pasado? Seguramente no...

—Oh, maldita sea— murmura cuando los eventos de las últimas horas lo atormentan de una vez. ¿Había vomitado delante no solo de Wei Wuxian, sino también de Zewu-jun y Hanguang-jun? ¿Podría ser aún más vergonzoso? Podía imaginarse a su madre mirándolo, sus rasgos afilados totalmente disgustada.

Jiang Cheng escucha una leve risa y mira la dirección del sonido, entrecerrando los ojos mientras sus ojos se enfocan. Zewu-jun estaba de espaldas a él y el sonido de la vibración se podía escuchar en el silencio. El sedoso cabello negro de Zewu-jun baila en sintonía con sus movimientos, mostrando nada más que gracia y elegancia. El aroma del alfa impregna toda la habitación, un recordatorio refrescante de la primavera, el invierno y las flores, y lo encuentra reconfortante.

Jiang Cheng se mira a sí mismo y se sonroja. Su cabello era un desastre, no había duda. Sus vibrantes túnicas moradas estaban desarregladas y arrugadas, y él trata de ajustarlas inmediatamente. Se lleva una mano al pelo haciendo una mueca ante los varios mechones de pelo que ya no se encuentran en su moño.

Encogiéndose de hombros mentalmente. Jiang Cheng se desata el cabello dejando que sus oscuros mechones caigan sobre sus hombros. Pasa los dedos por su pelo, peinando y separando los nudos mientras trata de arreglarlo para darle un poco de pulcritud.

Jiang Cheng levanta la vista para ver a Zewu-jun mirándolo con los ojos más abiertos que de costumbre y los labios entreabiertos. Zewu-jun parpadea y luego sonríe. Está sosteniendo una bandeja con un tazón y se acerca a él.

—Aquí, le pedí al médico que te examinara y me recetó este medicamento, he seguido todas sus instrucciones al pie de la letra—explica Zewu-jun mientras levanta el tazón de la bandeja junto con una cuchara de madera redonda.

Jiang Cheng mira estupefacto. ¿Zewu-jun se tomó tantas molestias para prepararle una medicina? Pensó que Zewu-jun lo dejaría con el médico e iría a hacer lo que quisiera. ¿Acaso le gusta acariciar conejos? inserta una voz sarcástica. Y Jiang Cheng intenta no pensar en Zewu-jun y los conejos. Frunciendo el ceño mentalmente, le dice a su voz interior que se calle.

El Mundo Donde Las Rosas Florecen | Mo Dao Zu Shi | [XiCheng] [Pausada] Where stories live. Discover now