Capítulo 9: La Ilusión (De Estar Bien).

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Mierda. Ese es el único pensamiento que pasó por la mente de Jin Ling. Lo había jodido ¿no? Intenta no golpearse la cabeza contra la pared, presionando está contra la superficie fría del robusto pilar de madera.

No había querido decir eso a jiu-jiu. Se le había escapado pero no lo decía de esa manera. Jiu-jiu no fue suave, ni sus palabras fueron amables. Pero su tío se preocupaba por él a su manera. Jiu-jiu prefirió mostrar amor en sus acciones, nunca usando palabras para transmitir o expresar su amor.

Jin Ling recuerda una instancia particular que permaneció clara y vívida en su memoria. Cuando tenía ocho años más o menos, los cultivadores de la Secta Jin más grandes y mayores lo habían molestado. Intimidandolo sin piedad por quedar huérfano y no tener casi ningún familiar.

—¡Mira a ese niño patético! Ni siquiera tiene una familia.

—Él no puede ser el heredero de la Secta, ¡qué mocoso sin valor!

Una fuerte risa burlona sonó en sus oídos, los otros discípulos lo señalaron y se burlaron. También había sido empujado, lo suficientemente fuerte como para hacerlo caer al suelo.

Se mordió el labio, sintiendo punzadas de dolor y sangre comenzando a gotear. Sus ojos estaban nublados por las lágrimas que habían querido caer. Con la barbilla temblando de desafío, había hecho todo lo posible para no mostrar debilidad. Con la cabeza en alto, su jiu-jiu siempre había dicho, mirándolo con esos ojos severos. No dejes que sientan tu miedo.

—¡Jódete, son unos estúpidos idiotas!— Jin Ling gritó, sus puños apretados a los costados con fuerza. Los discípulos se congelaron, las burlas aparecieron en sus rostros. Caminaron hacia él con los ojos llenos de diversión enferma. Jin Ling tragó saliva, el miedo lo hacía inútil.

—Parece que el niño no es mudo. ¿Qué dicen si le mostramos a dónde pertenece exactamente?

Una mano alcanza para agarrarlo. Jin Ling permanece en silencio mientras lo levantan del suelo y mira fijamente a la cara del cabecilla, la sonrisa pervertida y torciendo su rostro. Había escupido en esa cara desagradable, la sensación de satisfacción que había surgido había sido efímera cuando el otro chico cerró el puño. Jin Ling cerró los ojos, el cuerpo se tensó en preparación del inevitable golpe.

—¿Qué crees que estás haciendo exactamente?— Suena una voz familiar.

Jiu-jiu aparece a la vista, alto e imponente como siempre. Su rostro está en blanco, su boca se convirtió en su ceño habitual, y Jin Ling no pudo evitar la oleada de alivio que lo había inundado.

—L... ¡Líder de secta Jiang!

El chico lo había liberado, haciendo que Jin Ling se cayera al suelo sin gracia. Se pone de pie, sacudiendo el polvo de su túnica rápidamente antes de correr para esconderse detrás de las piernas de su jiu-jiu.

—A-ling, vámonos ahora, se supone que debemos llegar a Lotus Pier antes del anochecer— Jiu-jiu dice, antes de tomar su mano y comenzar a alejarse.

—¡Jiu-jiu! Ellos-

—...

Jin Ling siente lágrimas en sus ojos. ¿Su tío no se preocupaba por él? ¿Por qué no había hecho nada? Jin Ling siente que un dolor lo consume y deja escapar un sollozo sin control. Su tío se detiene, sus ojos revoloteando hacia él. Jiu-jiu se inclina, la cara se ve menos severa y más triste que enojada. Dedos cálidos le habían limpiado las lágrimas. Jiu-jiu lo había levantado, abrazando a Jin Ling contra su pecho mientras caminaba, un suave retumbar en su pecho mientras tarareaba una canción familiar. Jin Ling se había quedado dormido, exhausto por las abrumadoras emociones.

El Mundo Donde Las Rosas Florecen | Mo Dao Zu Shi | [XiCheng] [Pausada] حيث تعيش القصص. اكتشف الآن