Capítulo 18: Cada Momento De Vigilia

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—Hoy— Proclama su Omega con toda la determinación de su maravilloso ser. —Hoy será el día en que aprendas a lavar la ropa.

Lan Huan se queda boquiabierto.

—Pero yo…

—No mi Alfa— Él otro mira su indudablemente rostro aturdido. —Ningún Alfa mío no podrá lavar la ropa— Jiang Cheng olfatea, con las manos en sus caderas. (Sus ojos seguían desviándose).

—Pero…

—Sin peros—Wanyin dice.

Lan Huan hace todo lo posible por no hacer pucheros mientras lo maltratan y lo empujan hacia la lavandería.

—Primero, llevaremos la túnica sucia a remojar— Él otro murmura con las mejillas rojas mientras le arroja la túnica sucia de Lan Huan. (De que, Lan Huan no lo dirá).

Wanyin arroja su propia túnica sucia en la tina, luego, mira con impaciencia a Lan Huan, quien todavía está vacilando debido a que le están enseñando a lavar la ropa, porque aún puede recordar la última vez que lo hizo.

Con el rostro enrojecido al recordarlo, coloca la túnica en el lavabo. Wanyin le entrega una tabla.

—Sostenlo de esta manera— Él instruye, luego corrige pacientemente el torpe agarre de Lan Huan mientras mira al otro, cuya cabeza estaba baja, sus ojos parpadeando hacia el a través de sus largas pestañas que se abanicaban delicadamente sobre sus pómulos.

Lan Huan se da cuenta tardíamente de que esta agarrando la tabla de lavar con demasiada fuerza cuando esta deja escapar un crujido desolado. Se obliga a relajarse y a prestar atención a Wanyin, quien estaba subiéndose las mangas.

De repente, parece que no puede tragar correctamente.

Hipnotizado no parpadea mientras observa como la dura línea de músculos de los brazos se tensa y relaja mientras se mueven de arriba hacia abajo. Con el único sonido del agua en el lavabo. (Y su corazón palpitante).

—… la tabla de lavar, después…— Él otro lo mira. —¡Lan Huan! ¿Estas escuchando?

—Ah… Huh… Yo…—El busca a tientas, usando sus torpes manos para fregar la ropa en la tabla, la cual, tristemente crujió de nuevo.

—¡Lan Huan! ¡Detente! O vas a…

La ropa en sus manos se rompe con un sonido horrible.

—…

Lan Huan mira fijamente las dos piezas de la túnica que antes usaba.

—¡Lan Xichen!

Después de que Jiang Cheng se queja, se ríe y luego se queja un poco más, le da un golpecito a Lan Huan en la nariz y le da un beso en la mejilla.

Todavía nervioso, Lan Huan sigue a los demás obedientemente, sus mejillas aun sonrojadas por la vergüenza. Se sobresalta cuando colocan algo suave en sus manos.

Pistacho parpadea hacia él, el cuerpo retumba con la fuerza de su ronroneo. Como siempre, Lan Huan es débil ante sus grandes y dorados ojos, y pronto se encuentra acariciando el suave pelaje del gato.

—Eres una chica maravillosa ¿no? —Le dice a ella. —El alumno más rápido de todos los tiempos.

Jiang Cheng lo lleva a la cocina y él lo sigue después de colocar a Pistacho en el suelo.

—¡Ahh, Líder de Secta Jiang!

—¿Qué podemos hacer por usted hoy?

—¿Te gustaría tu favorito…?

El Mundo Donde Las Rosas Florecen | Mo Dao Zu Shi | [XiCheng] [Pausada] Where stories live. Discover now