El Mundo Donde Las Rosas Florecen | Mo Dao Zu Shi | [XiCheng] [Pausada]

Capítulo 5: Más Cerca

—Líder de la secta Jiang, Zewu-jun pide que le encuentre en la puerta de Lotus Pier.

Jiang Cheng levanta la vista de la pila de papeles en su escritorio y frunce el ceño al discípulo. Asiente momentáneamente, reconociendo las palabras del discípulo. Después de transmitir el mensaje, el discípulo se inclina y se va.

Mira la bola de pelos que yace en la esquina de su oficina, su cola cuidadosamente envuelta alrededor de su cuerpo y cubriendo su nariz. Jiang Cheng se dirige rápidamente hacia el gato y lo acaricia con un movimiento suave y uniforme hasta que escucha un maullido molesto. Los luminosos ojos dorados del gato se abren y una mirada fulminante se dirige a Jiang Cheng.

—Oye ¿No es hora de que regreses a casa? Nunca tuve la intención de conservarte, ya sabes.

Un bostezo en la cara y un movimiento lento de las orejas.

Jiang Cheng levanta al gato, ignorando sus fuertes protestas y el molesto movimiento de su cola. Después de limpiar las heridas del gato y alimentarlo, ciertamente parecía mucho más feliz y no arañó a Jiang Cheng cuando lo acaricia o lo levanta. Por extraño que parezca, el gato adoraba el agua y Jiang Cheng se encontraría mirando por la ventana a los diversos estanques y cuerpos de agua.

Jiang Cheng se da cuenta de que llevaba un gato para encontrarse con Zewu-jun y no tenía idea de por qué el otro hombre deseaba verlo.

Debo estar ablandándome, esa es la única razón por la que estoy haciendo cosas tan ridículas.

Resoplando con desprecio sacude la cabeza hacia sí mismo pero continúa cargando la bola de pelos ronroneando mientras avanza hacia la puerta de Lotus Pier.

Jiang Cheng ve al hombre en cuestión de pie junto a la entrada de Lotus Pier. Se acerca e intenta ignorar el bulto peludo en sus brazos. La cara de Lan Xichen estalla en una sonrisa deslumbrante, comparable con el sol, y las comisuras de sus ojos se arrugan. Jiang Cheng siente que sus pulmones se contraen. Sin aliento mira a Lan Xichen.

¿Cuándo fue la última vez que alguien parecía tan contento de verme?

— ¿Por qué... para qué querías verme?— Se golpea mentalmente. Tranquilízate, maldito tonto. Una voz que sonaba extrañamente como la de su madre sonó en sus oídos. — ¿Había alguna razón para que me encontraras aquí?

Lan Xichen asiente serenamente y extiende una mano para acariciar a Pistacho, a lo que ella responde ansiosamente ronroneando y frotando su cabeza contra sus dedos. Jiang Cheng le da al gato una mirada indignada. ¡Vaya, ese pequeño traidor!

—Estaba pensando que podríamos ir a la ciudad juntos, después de todo, no pudimos ir la última vez— Lan Xichen mira a Jiang Cheng y se ve tan jodidamente esperanzado que Jiang Cheng no pudo evitar ceder nuevamente.

—Está bien, pero no tengo dinero, déjame ir a buscar mi...

—No es necesario, pagaré lo que se necesite comprar. Vayamos ahora mientras el sol todavía está alto.

Lan Xichen sonríe ante la mirada impasible de Jiang Cheng. El hombre de túnica blanca gesticula cortésmente que Jiang Cheng vaya primero. Desertando de llevar un gato el día entero mientras estaba en compañía de Lan Xichen, Jiang Cheng resopla suavemente.

Mientras caminan él admira la gracia que posee el Primer Jade, con pasos tan ligeros como la brisa que los rodea, sacudiendo juguetonamente el cabello del otro hombre. Jiang Cheng casi tropieza con una roca mientras mira, hipnotizado por la forma en que Lan Xichen parecía la encarnación de la elegancia pura.

—Wanyin, tu aroma se está volviendo notable.

Jiang Cheng se congela y de repente el pelaje de Pistacho se eriza. ¿Lan Xichen encontró su olor repulsivo? Los omegas especialmente aquellos que son infelices o viven angustiados, tienen una clara nota de amargura aguda en sus aromas. Definitivamente no era jodidamente feliz por lo que tenía que tener algún rastro de su estado mental y físico en su olor.