23

1.2K 69 16
                                    

Carmine no podía salir de los aposentos de la reina, pero habían transcurrido tres días y ella no había vuelto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Carmine no podía salir de los aposentos de la reina, pero habían transcurrido tres días y ella no había vuelto.

El primer día pensó que se hallaba ocupada, al ver que no volvió ni siquiera para darle el acostumbrado beso de buenas noches a sus nietos, comenzó a preocuparse, no por la mujer que había ordenado al maestre Qyburn una manera de callarla, si no por los pequeños Stark.

A Carmine le habían cortado la lengua y obligado a servir a su torturadora.

Ser Jaime Lannister, su único protector contra la furia de la reina, se había ido en una misión secreta, abandonándola, desde entonces su trabajo había sido servir a la reina y cuando aquellos bebés llegaron y Cersei le ordenó cuidarlos, ella lo hizo sin protestar al enterarse de que eran los hijos de Lyanna y Robb Stark.

Carmine seguía siendo una norteña y cuidar a los herederos Stark era la única manera de ayudar a la casa que su familia y ella habían servido durante tanto tiempo.

Ahora la comida se había acabado al igual que la leche de cabra que gracias al maestre Qyburn y su invento de vasos con tapas semejantes a pezones había estado dando a los bebés, dado que todo era un secreto y se necesitaba discreción, por ello la reina no había acudido a una nodriza.

Carmine caminaba a paso rápido con los bebés en brazos, los cuales eran lo suficientemente grandes como para hacerla detenerse a tomar una bocanada de aire.

Conocía poco de la Fortaleza Roja como para saber dónde se hallaban las cocinas, se escondía detrás de pilares cuando  algún guardia o doncella se encontraba a punto de toparse de frente con ella.

Dos guardias venían al frente y una doncella venía detrás, así que sin pensarlo ingreso en la habitación más cercana a la espera de que se fueran dejando el corredor libre.

Del otro lado escuchó voces, sudaba frío y los bebés estaban a nada de romper en llanto irritados por el hambre y la incomodidad.

Si hubiera podido hablar les hubiera cantado una canción de cuna que había escuchado un sinfín de veces de su madre en la infancia, pero no lo podía hacer, así que se limitó a esperar y rogar a los antiguos dioses que si no la habían salvado de perder el habla y ser torturada y lastimada durante su estancia en la Fortaleza Roja, que salvarán a los pequeños de quién sea que estuviera del otro lado de la puerta.

—Quiero estar solo para reflexionar, sin interrupciones. —ordenó una joven y afligida voz.

Carmine se quedó inmóvil, sin saber que hacer aferrada a los bebés, temblando por el miedo.

Entonces  un joven vestido de jubón con detalles en dorado y rubios cabellos rizados adornados por una corona de cornamentas entrelazadas entro al lugar.

—¿Quién eres tú? —cuestiono asustado con la intención de salir del lugar para avisar a los guardias.
Carmine deseaba implorar piedad y se acercó mostrándole a los bebés. El joven al verlos y aún sin comprender se quedó un momento más.

—¿Son tus hijos? ¿Buscas comida? Te daré refugio, solo dime ¿Cómo entraste aquí? —continuó confundido el joven rey buscando respuestas.
Carmine no podía responder así que comenzó a llorar de la impotencia y los bebés le siguieron.

—Su alteza, ¿Se encuentra bien? —pregunto del otro lado el guardia.
Carmine negó con la cabeza repetidas veces, suplicando que no dijera nada.

—Si, me encuentro bien, dije sin interrupciones. —respondió más firme de lo que pretendía.

El joven rey tomo a Carmine y la guio hasta la cama, donde ella dejó a los bebés.

—¿Necesitan leche? ¿No es así? Deberías amamantarlos, prometo no ver y en la mesa tengo fruta y algo de carne de venado del desayuno. —invitó, pero Carmine otra vez negó con la cabeza—. ¿No tienes hambre? —la joven negó con la cabeza—. Perdona, no comprendo. ¿Tienes o no hambre?

Carmine suspiró impaciente intentando calmar a los bebés.
Quería decirle que aquellos no eran sus hijos si no de Lyanna Stark,  ellos eran sus sobrinos. No encontraba la manera de comunicar aquello.

Entonces sin previo aviso entró el maestre Qyburn al lugar, fuertemente tomado por uno de los guardias y amenazado por una espada en el cuello.

—Su alteza este hombre insistió en entrar para hablar con usted. —comunico el guardia en un gruñido.

—Sueltalo y retirate —ordenó Tommen—.  Maestre Qyburn, ¿Qué desea? —cuestiono dando un paso al frente intentando ocultar a la joven detrás de él junto al par de bebés que yacían recostados en su cama.

—Carmine, querida, ¡Te busqué por todos lados! —exclamo el anciano—. Lamento, su alteza, cualquier inconveniente que pudo haber  ocasionado mi sobrina y sus hijos.

—Así que está joven es su sobrina, bien creo que ha habido una confusión porque la encontré en mis aposentos. —declaro el joven rey—. En fin pueden retirarse los dos ahora.

—Su alteza, gracias por su piedad, pero ya que estoy aquí quería preguntarle ¿Cómo está la reina Cersei? —pregunto con tiento el anciano.

—Encerrada en el Septon de Baelor, al igual que mi esposa Margeary y su hermano, el gorrión supremo lo dispuso así. —se lamento y Carmine por fin pudo ver lo afectado que se hallaba, la reina Cersei estaba atrapada por ello no había venido a visitar a sus nietos—. Aunque eso usted ya lo sabe.

—Si, lo sé. ¿Sabe cuándo regresará?

—No. —cortó con brusquedad la conversación—. Ahora por favor ambos deben retirarse, deseó estar solo.


—No debiste de salir de los aposentos de la reina, aún cuando ella no esté las cosas deben seguir como se había dispuesto, te traeré leche para los niños y comida para ti hasta que la reina regrese deberás cuidar de ellos —ordeno el anciano a Car...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—No debiste de salir de los aposentos de la reina, aún cuando ella no esté las cosas deben seguir como se había dispuesto, te traeré leche para los niños y comida para ti hasta que la reina regrese deberás cuidar de ellos —ordeno el anciano a Carmine.

Ella asintió recordando al joven rey. Debía llegar hasta él y encontrar la manera de decirle que los bebés eran sus sobrinos.

No hallaba otra opción, si supiera escribir ya hubiera encontrado el modo de enviar un cuervo hasta el muro, donde Lyanna y Robb se hallaban.

Estaba atrapada y lo mejor que podía hacer era cuidar de aquellos bebés, que representaban esperanza para el Norte, representaban esperanza para ella.










Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 08, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝓣𝓱𝓮 𝓵𝓪𝓼𝓽 𝓱𝓸𝓹𝓮 𝓸𝓯 𝓽𝓱𝓮 𝓢𝓽𝓪𝓻𝓴 𝓗𝓸𝓾𝓼𝓮 || 𝓕𝓪𝓷𝓯𝓲𝓬 𝓖𝓞𝓣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora