3 • 𝚂𝚎𝚗𝚜𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗 𝚍𝚎 𝚟𝚊𝚌𝚒𝚘

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Jeon Jungkook

⎯⎯ Amor, hoy estás más perdido de lo normal ⎯⎯ dijo mi esposa mientras me abrazaba por la espalda luego de haberse humectado el cuerpo con la tradicional crema de coco. Mientras tanto que yo, me encontraba en el escritorio analizando hojas en blanco ya que no le otorgaba la gran importancia en su totalidad.

⎯⎯ ¿Tú crees? ⎯⎯ ella asintió con un sonido de garganta ⎯⎯ Es que, me otorgaron el allanamiento de uno de los mafiosos más importantes de la ciudad, si se llega a ir de mis manos, adiós a mi trabajo ⎯⎯ hablo en un susurro, llevando un pequeño vaso de cristal que contenía whisky a mis labios y suspirando como si aquello fuera mi preocupación más grande.

⎯⎯ No es la primera vez que lo hacen ⎯⎯ dijo ella recorriendo mis tensos brazos con sus manos por encima de la camisa ⎯⎯ Ya has encarcelado a más de uno, cariño ⎯⎯ sube sus dactilares hacia mi nuca, donde comenzó a acariciar el yacimiento de la cabellera otorgándome una cálida sensación ⎯⎯ ¿Estás seguro de que estás así por ello?

Inmediatamente giro a verla, ella contenía una hermosa bata de ceda color piel, por encima del corto camisón a conjunto de la misma prenda; su cabello rubio caía en cascadas por delante de sus senos y un magnífico collar de perlas adornaba su cuello. La tomo de la mano para luego jalar de su persona y sentarla sobre mi regazo, provocando que una sonrisa divertida saliera de sus labios.

⎯⎯ Sabes que todo lo que ponga en riesgo a mi familia me estresa ⎯⎯ dije, apretando los muslos de la bella mujer y elevando una de mis comisuras.

⎯⎯ Pero si sólo somos nosotros dos ⎯⎯ susurró, liberando otra sonrisa pero ésta vez inocentemente.

⎯⎯ Aún así eres mi familia, la mujer que amo y que amaré por el resto de mi vida... ¿Cómo es tu nombre?

⎯⎯ Tú sabes cual es ⎯⎯ habló sin dejar de mostrar sus blanquecinos dientes, pasando sus brazos por mi cuello y demostrando un tenue brillo en sus córneas.

⎯⎯ No lo recuerdo, ¿puedes refrescar mi memoria?

Ríe ante mi conducta infantil, así que luego de negar divertida, prosiguió con el juego que le impuse.

⎯⎯ Soy Kim Da-hyun, de Jeon ⎯⎯ respondió finalmente, con sus mejillas sonrojadas por los nervios y vergüenza.

⎯⎯ Así es, de Jeon, por lo que te hace mía, y debo protegerte, ¿o es que acaso quieres que te lo compruebe una vez más? ⎯⎯ pregunto coqueto, encurvando una de mis cejas hacia arriba a la espera de su definición.

Y pasa. Ante el asentimiento vergonzoso de Dahyun, la elevo rápidamente para sentarla sobre el escritorio, luego de haber apartado un par de cosas que podrían estorbar con la acción futura. Besando cada parte de su cuerpo a mi antojo y despojando sus ropas sin importar que terminaran en el suelo.

Lo cierto es que, no estaba preocupado por el trabajo, claramente como dijo mi mujer, había encerrado a más de uno a lo largo de mi vida por lo que esto para mi ya era como lo más fácil del mundo; sin embargo, simplemente ahora me sentía en una burbuja tras haber pasado el día entero sin el acompañamiento de la europea.
No había presenciado su perfume en el edificio ni había oído su voz como de costumbre a pesar de haber sido una semana de conocerla. Y algo tan pequeño como eso, me estresaba de una manera que nunca me había ocurrido antes.

Estaba mal.

Joder, estaba demasiado mal estimular a mi esposa mientras que mi mente estaba en una castaña menor que yo; estaba mal desearla a ella en este instante.

¿Pero qué podía hacer?

Estaba siendo totalmente patético, sobre todo comprendiendo los pensamientos que atravesaban por mi cabeza. ¿Y si ella podía ser la indicada para quitar el peso que aún conllevaba dentro de mi pecho? no, no, no, basta Jeon, lo mío es sólo deseo sexual al querer probar algo diferente que saliera de mi zona de confort. Lo que pasó años anteriores es sólo eso, pasado e historia sin continuación.

⎯⎯ Jungkook, si quieres, si quieres podemos dejarlo para otro momento ⎯⎯ oigo hablar a Dahyun con la voz temblorosa; expectante ya que me había detenido en su búsqueda de placer.

⎯⎯ No, nada será para otro momento.


Amelie Bellerose

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Amelie Bellerose

⎯⎯ Ma fille! Heureusement que tu as appelé, comment ça se passe? ⎯⎯ (¡Mi hija! Suerte que llamaste, ¿cómo te va?) responde alegremente mi madre a través del teléfono, ella es originaria de Francia al cien por cien, no había otro idioma que ese en el que pudiera hablar, sin embargo, comprendía el lenguaje de otros a menos que se le hablara conciso y despacio.

⎯⎯ Muy bien madre, aún me cuesta un peu Coreano, mais voy llevándolo con ayuda de certains collègues ici ⎯⎯ la secretaria del Oficial Jeon se ha encargado de enseñarme aquel idioma tan particular que nunca creí hablar en mi vida, solo me fascinaba por las novelas de diez capítulos que solían mostrar en los canales internacionales de Francia. Y que en cierto modo, gracias a ello había aprendido lo básico, hola, adiós, señor, señora, gracias, muchas gracias, te quiero, por favor, aquí, allá, y nada más, cuando llegué a este recinto, literalmente fue un cambio de ambiente muy grande, no debía preocuparme por mi empleo pero si por la comunicación interestatal con los habitantes de este país ⎯⎯ Así qué, lo siento si cambio los idiomas, aún no me acostumbro ⎯⎯ río.

⎯⎯ Ne t'inquiète pas chérie, j'essaierai aussi d'étudier le coréen pour t'aide ⎯⎯ ríe también, había dicho que estudiará lo mismo para ayudarme.

Ah, la risa de mi madre. No creí extrañarla tanto en tan poco tiempo.

⎯⎯ ¿Cómo están todos? ¿Cómo está Luci? ⎯⎯ camino hacia la cama donde yacía mi uniforme lavado, planchado y perfumado, por lo que, mientras espero su respuesta, lo tomo con mi mano libre para guardarlo en el ropero. Aún su color azul era brillante, por lo que deseo que continúe así mientras esté aquí.

Mi día había sido realmente aburrido, comiendo helado, viendo series y películas de acción por si eso me daba alguna estrategia que pudiera decirle al azabache, de hecho, ¿qué podría estar haciendo el oficial Jeon un domingo por la noche? Sólo un suspiro estoy dispuesta a dar mientras que breves recuerdos de su anatomía recorren por mi mente.

⎯⎯ Tu me manques tellement ma fille, je souhaite que tu sois ici.
(Te extraño mucho hija, deseo que estuvieras aquí.)

⎯⎯ También los extraño mamá, pero todo esto será por un buen futuro, ya verás.

La plática con mi progenitora duró hasta las diez de la noche, ni un minuto más ni un minuto menos, donde la mayor parte de las recomendaciones y amenazas, eran en base a que me cuidara como si nunca lo hubiera hecho y por supuesto, que la llame en cada fin de semana antes de descansar.

Luci, mi pequeña hermana de seis años, estaba avanzando muy bien en la escuela a pesar de ser primer grado; tenía la mejor calificación graficada en caritas felices, ni una regular ni una triste. Además de que su maestra la felicitaba constantemente por la participación en clase. Cuando estaba junto a ella, solíamos contar números o leer algún que otro cuento que sea apto para su coeficiente intelectual, palabra por palabra y meditando ante los mensajes positivos que querían descifrar las historias aunque sean en referencia de princesas y sus esfuerzos por convertirse en reinas; soy testigo de su avance y no me sorprende que sea una niña tan increíble en cuanto al aprendizaje.

Esos y algunos detalles extras, fueron los mejores para apaciguar el anhelo que tenía hacia mi propio país. Estaba lejos de casa, sí, pero como dicen, a veces hay que sacrificar algunas cosas para avanzar. Y no me arrepentía, porque gracias a todo eso, estaba cumpliendo mi mayor sueño.

𝐁𝐀𝐃 𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍 | 𝐉𝐉𝐊 Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt