11 • 𝙻𝚊𝚋𝚒𝚘𝚜 𝚝𝚒𝚋𝚒𝚘𝚜

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Jungkook

⎯⎯ Verás que te irá muy bien, cielo ⎯⎯ la suave voz de mi esposa, acaramelaba mis tímpanos al estar tan profundizado en nervios por lo que sucedería ahora, en cuestión de sólo minutos. No era la primera vez, sin embargo la sensación de que no quería fallas estaba ahí presente, como un novato que recién se gradúa.

Apoyo mi mano libre que no sostenía el móvil sobre el casillero de al lado ya que el mío aún se encontraba abierto, mientras que suelto un suspiro por lo bajo al sentir mis pulmones siendo aprisionados y traspasando todo mi peso hacia una pierna.

Básicamente, ya tenía puestos los botines, el uniforme, el chaleco antibalas, los accesorios típicos de un policía a los costados de mis caderas, y sobre el largo asiento de madera que habitaba en el medio del vestuario, reposaba mi casco. Era como un fiel compañero.

»⎯⎯ ¿Estás ahí, amor? ⎯⎯ vuelve a hablar ya que no había emitido palabra alguna.

⎯⎯ Sí, sigo aquí ⎯⎯ susurro, observando la pequeña fotografía que yacía entre mi ropa de esta mañana: era ella sentada en mi regazo mientras que pasaba un brazo por mi nuca y sostenía con la mano contraria, la cámara; sonriendo tan libremente que incluso el sentimiento de felicidad transcurría por mi corazón. Había elegido a la mujer perfecta.

⎯⎯ ¿Quieres que festejemos en la noche? Y no digas que no lo lograrás, porque sé que lo harás, eres inteligente, audaz, todos esos chicos y chicas que están ahí, confían en ti tanto como yo, Oficial Jeon ⎯⎯ aquello último había ocasionado que soltara una sonrisa.

⎯⎯ Estaré ansioso por ese festejo ⎯⎯ murmuro, e inconscientemente visualizo hacia la puerta como procurando que nadie nos oiga, raro, ya que todo el mundo era testigo de nuestras llamadas de apoyo matrimonial ⎯⎯ Debo colgar, cariño.

⎯⎯ Ve a patear traseros Jungkookie, te amo ⎯⎯ y tras breves palabras de afecto, cuelgo la llamada para proceder a guardar el teléfono en el casillero y finalmente cerrarlo.

Ajusto un poco más mi chaleco, guardo más balas para mi M4A1 que relucía a un costado del casco, e introduzco la calibre 23 en uno de los estuches que se apegaban a mi pierna derecha. Después de todo, esto era emocionante; desde ir silenciosamente por un callejón con una brigada por detrás tuyo expectantes a las señales que les otorgues, hasta cerrar las esposas tras la espalda del criminal y sonreír por la victoria que has conseguido.

⎯⎯ ¿Oficial Jeon? ⎯⎯ levanto de inmediato la mirada al oír su voz. La única que podía resaltar ante las demás y llenar mi estómago con leves pinchazos al tenerla cerca. Sigo pensando que es culpa o algún sentimiento desconocido. Baja su mano que con anterioridad estaba en forma de puño sobre la puerta, dejando en claro que quizás había dado golpecitos en ésta.

⎯⎯ Agente Bellerose, que gusto tenerla aquí ⎯⎯ comento sonriendo y dejando de lado todo lo que procuraba hacer ⎯⎯ ¿En que puedo ayudarla?

⎯⎯ Agente Bellerose, que gusto tenerla aquí ⎯⎯ comento sonriendo y dejando de lado todo lo que procuraba hacer ⎯⎯ ¿En que puedo ayudarla?

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Amelie

⎯⎯ Yo... sé que está prohibido estar aquí, en el vestuario masculino ⎯⎯ siento mis manos sudadas por lo que comienzo a jugar con ellas, enredando mis dedos entre sí y visualizando cualquier sitio menos al de él. Realmente, la idea de que Jungkook se vea más intimidante con ese uniforme puesto, jamás cruzó por mi mente, es como si lo hiciera mucho más grande, de espalda más ancha y postura fornida. Ni hablar de sus ojos, ahora parecían más oscuros y penetrantes ⎯⎯ pero... quería darle todo mi apoyo.

Me animo a observar su rostro, encontrándome con una hermosa sonrisa que para mi fortuna, ya la había visto antes.

Es como si solo una comisura se estirara y la otra quedara intacta, así como la de un maldito seductor o como alguien que es invadido por la ternura que le proporciona el contrario. Además se entiende, porque ese tipo de expresión no se le hace a un niño.

»⎯⎯ Aunque no le hace falta porque usted es una persona de buenos conocimientos, pero, yo... bueno  usted, es como mi único superior y no quisiera que le pasara algo, es decir, no es como si le vaya a pasar, pero al igual lo que le importo yo, me importa a mi y- maldición,⎯⎯ tomo una bocanada de aire para tranquilizarme ⎯⎯ lo que trato de decirle es que, mi  cabeza va a estallar al saber que harán un plan ejercido por mi, no sólo se arriesga usted, se arriesgan más personas por lo que la culpa me está matand- ⎯⎯ me interrumpe al colocar sus manos sobre mis hombros, por un momento creo que siento el calor de sus dedos cerca de mi cuello a lo que rezo internamente porque no sea así.

Quisiera sentirlo por al menos una vez directamente y no con una tela de por medio. Pero suficiente con el hecho de que estoy nerviosa, cualquier contacto eléctrico con su cuerpo, sería el receptor para desmayarme y no necesito eso ahora.

⎯⎯ Amelie, necesitaba tu aliento para poder hacer esto, ¿sabes? pero no debes preocuparte, eres una mente brillante y nosotros profesionales, no nos sucederá nada, prometo cuidarme y cuidarlos a ellos como a mi vida ⎯⎯ dirige sus ojos hacia las manos, quizás preguntándose internamente si sería correcto hacer el siguiente paso o porqué las había colocado allí.

Muy despacio, casi como un suspiro del alma, los mueve hacia mi piel expuesta transformando aquella zona liza en una erizada por el contacto suave que sus dedos índice acoplan. Subiendo y bajando en ambos lados casi como una imitación de masaje.

Dios, no, me desmayo, no quiero eso, demasiadas emociones juntas, ayuda.

No obstante, no puedo contenerme, mi cuerpo habla por sí solo, así que simplemente desciendo mis párpados para poder sentirlo más cerca, dejándome llevar por la dulce y exquisita sensación que el azabache me propone; para nada atrevido o inusual, simplemente me dice indirectamente que estará bien, que me tranquilice y lo agradezco.

Forma la caricia vertical en círculos, abro mis ojos nuevamente encontrándome con los suyos, y con la breve imagen de sus labios siendo entreabiertos.

Bésame.

Súplica mi mente.

Déjame saborear tus labios.

Por primera vez, con mis veinte años de edad, quiero que me besen de verdad, quiero que me hagan sentir algo más que no sea simplemente órdenes y el sentimiento de ser una "niña" aún.

⎯⎯ Nos vemos en unas horas ⎯⎯ habla, bajandome por sexta vez de mi nube imaginaria que se crea cuando estoy con él, aparte de que la desilusión inunda mi cuerpo más rápido de lo pensado; quita sus manos de mis hombros para proceder a sujetar el arma que yacía a un costado junto con el casco correspondiente ⎯⎯ Con sólo saber que estarás aquí, es suficiente para mi ⎯⎯ sonríe, o más bien realiza una mueca, haciéndose a un lado.

Camina hacia la puerta con pasos dudosos y sin embargo frena. Rascando su nuca con una de sus manos cubiertas por guantes sin dedal y girandose hacia mi dirección nuevamente; se acerca despacio provocando que mis ojos se abran un poco más ya que está demasiado cerca.

Eleva la mano que anteriormente había tocado su nuca, para luego dirigirla hacia la parte trasera de mi cabeza, cortando el poco distanciamiento que había para posar sus labios sobre mi frente; tan tibios y apenas esponjosos que inevitablemente ocasionan que mis mejillas se tornen rojas.

Quiero abrazarlo, necesito hacerlo.

Aunque no puedo, porque se retira de inmediato dejándome inundaba en miles de pensamientos y ninguno de ellos malarios.

𝐁𝐀𝐃 𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍 | 𝐉𝐉𝐊 Where stories live. Discover now