Una noche en cartagena

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Al otro día desperté con un poco de dolor de cabeza, tantos whiskyes me sentaron un poco mal, me levanto de la cama y entro al baño, me miro al espejo y me veo fatal, de repente recuerdo lo que pasó la noche anterior en ese momento quedo en shock y caigo en la cuenta de que lo que había pasado estaba mal; y me dije a mi misma:
-Tú en este momento no estás para andar con hombres, ni mucho menos de beso en beso con desconocidos, que pasó contigo?...
La verdad no lo sé, no sé qué pasó ni mucho menos por que deje que me besara en la boca; esto ya es mucho descaro por parte de él, bueno tal vez un poco fue culpa mía pero no puedo dejar que esto trascienda, mejor me aparto de él. Lo acabo de conocer y ya dizque con besos, esa definitivamente no soy yo pero... es que Martín es un hombre muy interesante y muy atractivo, tiene algo que me cautivó pero no, no y no voy a pensar en esas cosas. Pero bueno lo único importante ahora es que tengo que hablar con Daniel y María Beatriz, tengo que explicarles todo, aunque sé que a María Beatriz pueda que no le importe mucho, necesito que Daniel me escuche, el debe estar de acuerdo con mi opinión; el siempre me advirtió de lo que podía llegar a pasar entonces me imagino que ya se imaginará porque tome ésta decisión.
Estaba a punto de llamar a Daniel y de repente golpearon mi puerta.

-Quien es?
-Soy yo ...Martín, acaso ya no te acuerdas de quien soy?.
En ese momento pongo los ojos en blanco y abro la puerta:
-Que haces aquí?
-Marce solo pasaba a saludar.
Me altere un poco y lo único que pensé fué: Marce? Y este señor que? Definitivamente lo qué pasó anoche fué un completo error, parece Armando conquistando a una de esas modelos. No voy a caer otra vez en las manos de un hombre así.
En ese momento le respondo un poco ofuscada:
-Si ajá, Martín necesito hablar 2 minutos contigo, puedes?
- Por supuesto que si, dime lo que quieras.

En ese momento siento que debo decirle de todo y mandarlo a la porra, pero me controlo y suspiro, cierro los ojos y le contesto :
-Tengo que aclarar que lo  de anoche, ocurrió porque estaba muy tomada y no estaba consiente de lo que hacía, siento que fue un completo error, un error que no puede volver a pasar.
En ese momento puedo ver como la sonrisa de Martín se va borrando lentamente de su rostro, me da pena verlo así, pero es que enserio necesito un espacio para mi, para pensar las cosas y poder sanar mi corazón.
El me mira a los ojos, y me dice:
-Esta bien Marcela, te entiendo, entiendo que te sientas un poco presionada por mi.
-La verdad si, me caes bien, pero yo vine a cartagena a alejarme de todo y de todos y la verdad me gustaría estar sola este tiempo.
-Vale te entiendo, yo también vine a lo mismo, como te comenté anoche también tuve una decepción amorosa y quise venir aquí a despejar mi mente, pero te conocí y no pude evitar dejarme envolver por tus encantos. Tu eres una mujer muy hermosa e inteligente, lo que menos quiero es molestarte, pero si aceptas podemos ser amigos y salir de vez en cuando, y así nos acompañamos un poco en nuestra estadía en Cartagena.

Me parece demasiado tierno, debo aceptar que me gusta este hombre, Martín es conmigo lo que yo hubiese querido que Armando fuera, pero lastimosamente no fué así y Martín llega a mi vida en un momento no muy adecuado. Entonces tomo la decisión de decirle.
-Martín, no te quiero hacer daño, por eso te pido que no me busques más, y lo mejor es que no hablemos.
Con fuerza le cierro nuevamente la puerta en la cara, me da pena hacerlo nuevamente pero enserio no quiero involucrarme con nadie, y el están lindo conmigo que si sigo hablándole voy a terminar cayendo en sus redes y eso es justo lo que no quiero ahora.
Me dirijo a mi cama y me siento en ella, tomo un poco de agua, necesito refrescarme después de todo, me pongo a pensar en lo que acaba de pasar con Martín y tomo la decisión de irme de Cartagena. Increíble, me voy de Bogotá para alejarme de la gente que me hizo daño y ahora debo irme de Cartagena para alejarme de un hombre que ha sido lindo conmigo pero que acabó de conocer. Ese pensamiento me hace reír.
Salgo de mi habitación y bajo a la recepción del hotel, miro para todos lados, parezco profuga de la justicia pero es que no me quiero encontrar a Martín por ningún lado, afortunadamente no lo veo. Cuando llego a la recepción le digo a alguna de las chicas:
-Hola! Buenos días.
-Buenos días, en que le puedo servir?
- Mira que pena, es que yo había reservado la habitación por un mes pero sucedió algo y debo irme mañana, habrá algún inconveniente?.
-No, no señora, solo se le haría la devolución del dinero excedente y ya.
-OK, mil gracias.
-Con mucho gusto.
Me tranquiliza saber que no habrá problemas con la habitación.
Ahora subo a mi habitación y no puedo evitar pensar en Martín, no sé por qué no logro sacarlo de mi cabeza, al parecer me está gustando pero es algo que debo evitar.
Miro a mi al rededor y mi habitación está hecha un desorden, empiezo a empacar mis cosas, necesito agilizar todo si me quiero ir mañana, ¡CARAJO! me voy mañana, pero para donde? Dios, tendré que dejar ese viaje al azar pero debo irme si o si.

La vida después de ti Where stories live. Discover now