Pequeños placeres

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Martín
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Su propuesta me sorprende y no puedo evitar ocultar mi asombro, ella sonríe y me dice mientras se acomoda el cabello:
-Tranquilo, no me mires así.

-Estás segura?.

-Si, yo solo quiero conocer donde vive mi futuro jefe, además la noche es joven y podemos disfrutar de unas copas de vino los dos no?

-Me parece genial.

Arranco el carro y nos dirigimos hacia mí apartamento que la verdad no queda muy lejos de donde estamos. En el camino Marcela y yo hablamos de todo, ella es una mujer organizada y ya me ha empezado a contar de sus planes en mi empresa, verla tan animada, tan decidida y sobretodo tan feliz, me llena el alma, ella sin duda se merece todo lo bueno y lo mejor.

Llegamos a mi apartamento, Marcela pasa su mirada al rededor como queriendo reconocer el lugar:
-Que agradable lugar.

Dice ella sentándose en la chaise lounge de la sala, se cruza de piernas y me dice en tono seco:
-Y hace cuanto vives aquí?

-Hace muy poco, seis meses más o menos.

Ella asiente y sigue mirando a su al rededor. Tenerla en mi apartamento me hace sentir incómodo, no puedo negar que estoy nervioso, no esperaba que esto pasara y pues Marcela es una mujer que pone inquieto a cualquiera.
Estamos en silencio y ella me mira, automáticamente vuelvo a la realidad de sus hermosos ojos y le digo:

-Que quieres tomar? Whisky, Vino.....

-Vino está bien.

Me dirijo hacia mí pequeña bodega y saco un tinto de reserva que tenía guardado para una ocasión especial y ésta si que lo es. Tomo dos copas y me acerco a ella, le paso las copas, ella las resive y yo descorcho la botella, sirvo el vino y le resivo a ella mi copa. Sentir el aroma del vino y la mirada de Marcela en mi, hace que me escape de la realidad y vuele a un mundo desconocido pero maravilloso.
Vuelvo a ella y digo:
-Que tal si pongo algo de música?

-Está bien.
Dice ella dando un sorbo de vino.

Me acerco al blue Ray y empieza a sonar la melodia de un Jazz & Bossa Nova. Vuelvo hacia donde ella y me siento a su lado:

-Que tal el vino?

-Delicioso, es perfecto.

No se que hablar con ella, Marcela me pone tan nervioso que se me pone la mente en blanco y solo puedo admirar su sensualidad y su belleza.
Estoy observándola en silencio, cuando ella se acerca a mí oido y me dice en un tono muy sensual:

-Por qué estás tan callado? En qué piensas?.

-Es que... Es tan irreal el hecho de que tu estés aquí.

-Quieres que me vaya?.

-No, no.... De ninguna manera, solo que estoy como en un sueño.

Ella sonríe, se pone el cabello tras la oreja y me dice:

-Bailemos, y así te destencionas un poco.

Yo asiento y los dos ponemos las copas en la mesita, nos ponemos de pie y ella me mira con esa seguridad que la caracteriza, esa mirada me derrite, Dios!! Esta mujer me encanta.
La tomo por la cintura y la pego a mi mientras ella entrelaza sus manos en mi cuello sin parar de mirarme. Bailamos al ritmo de la música por unos segundos, luego ella pone su cabeza en mi hombro y me abraza, sentir su aroma y su respiración en mi cuello, hace que mi cuerpo se estremezca, este si duda es un momento mágico.
Seguimos bailando lentamente y acerco mi boca a su oído y le digo en tono tierno:

-Que te hago sentir?

Ella me mira, y con firmeza me dice:

-Me haces sentir segura, amada, me haces sentir útil y sobre todo, me haces sentir feliz.

-En serio produzco todo eso en ti?

-Si, es extraño porque nos conocemos hace poco, pero ha sido suficiente para saber que contigo puedo estar bien. Y yo que te hago sentir?.

Sin parar de bailar y sin dejar de mirarla a los ojos le digo:

-Desde el primer día que te vi me haz hecho sentir paz, cuando te veo siento que debo cuidarte de todo aquello que quiera hacerte daño, provocas una sensación en mi que hace que no me quiera separar de ti, como si quisiera vivir el resto de mis días contigo.

Ella guarda silencio, sus ojos brillan y reflejan conmoción, me mira unos minutos mientras seguimos bailando y luego se acerca más a mi, pone su nariz en mi mejilla y de su boca sale un suspiro, vuelve a mirarme y me besa, no la detengo, simplemente dejo que suceda. Suavemente le acaricio la espalda mientras ella tiene sus manos entrelazadas en mi cuello, el beso no para, es como si fuese parte del baile, nuestros cuerpos empiezan a tomar calor de manera rápida y no es para menos.
Disfruto sus pequeñas caricias y ese beso que me hace sentir una guerra de galaxias.
Ella, sin parar de besarme se quita los zapatos, mientas sus manos me quitan el saco, de manera instintiva yo me aflojo la corbata. Me doy cuenta que puedo estar cometiendo un error y detengo el beso y de inmediato Marcela se siente extrañada:

-Que pasó? No quieres?

-Claro que... Claro que quiero solo que..... No se si tu estás segura.

-Estoy segura de lo que quiero Martín, no te preocupes.

-No quiero que hagas algo que no quieres.

-Pues yo si quiero y estoy segura.

Sonrío y la beso nuevamente, la tomo por la cintura y la alzo, ella enrolla sus piernas en mi dorso y nos dirigimos a mi habitación.
Al llegar los dos caemos en la cama, no paramos de besarnos, es como si hubiésemos pasado miles de años sin vernos, es como un reencuentro.
Yo estando encima de ella, le beso el cuello de manera delicada mientras que con mi mano derecha voy bajando las tirantas de su vestido. Sentir el aroma de Marcela me lleva a un estado de plenitud, y de manera inconsciente suelto un suspiro.
Mirando a Marcela decido sacar mi lengüa y pasarla por su labio superior y luego la beso de manera sutil.

Y allí, de manera majestuosa hicimos el amor.
Desnudos y yo encima de ella, intentamos recuperar nuestra respiración, lo que acaba de ocurrir ha sido ¡Fantástico!. Ella me acaricia la cabeza que reposa sobre su pecho y eso también me gusta. No quiero moverme, no quiero que ella se mueva. Quiero disfrutar de este momento un segundo más, pero tampoco quiero que se sienta acosada, así que me ruedo al lado derecho de mi cama, la miro y le digo:

-Estás bien Marce?.

Ella sonríe, me da un beso y asiente diciendo:

-No había estado tan bien en mucho tiempo, pero tengo miedo.

-Miedo a que?

-Vivo con miedo a estar igual de triste como hace un tiempo atrás.

Acariciandole el cabello, la observó unos segundos y le digo:

-Mientras yo viva y esté a tu lado, la tristeza no volverá a tu vida, eso te lo puedo asegurar.

-Eres tan lindo conmigo, eres lo que siempre busqué en otra persona.

-Tu eres todo lo que yo necesito, soy feliz contigo.

Ella me da un beso y me abraza fuertemente. Luego nos quedamos dormidos con una sonrisa en el rostro.

La vida después de ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora