Reviviendo el pasado

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... Sinceramente ese detalle de cerrar la puerta con seguro me puso un poco nerviosa pero no podía perder la compostura.
Se notaba que Armando tenía una doble intención al llamarme a su oficina, porque al entrar, Armando no sabía cómo empezar a hablar. En ese momento me siento super incómoda, me arrepiento de aceptar ir a su oficina, miro a todos lados como buscando una salida, pero no la encuentro, miro fijamente a Armando, él está nervioso igual que yo, entonces cruzo los brazos y en tono imponente le digo:
-Dime, de que quieres hablar? .
Él me esquiva la mirada, la pena, los nervios o el miedo hacen que no sea capáz de mirarme a los ojos, titubea un poco y luego dice:
-Mi.. Mira Marcela, te cité aquí porque quería hablarte de unas cosas relacionadas con la empresa.
-Armando, al grano por favor que no tengo mucho tiempo.
Le digo con fuerza.
El empieza a hablarme de mis acciones de la empresa, de lo mucho que han crecido. Que gracias a el trabajo de todos, incluyendo el trabajo de Beatriz, todo está yendo perfectamente.
Cuando termina de hablar, ladeo la cabeza, frunso el ceño y le digo:
-Esto ya lo sabía, creo que lo hablaron en la junta no?.
Eso lo digo sin saber, porque en realidad no tengo ni idea de lo que hablaron en aquella junta.
Armando se pone más nervioso y dice:
-Pero... Pero quería que te quedara claro.
-Y no me lo podías decir en la sala de juntas?.
-Si, pero es que....
-Mira Armando dime de una buena vez que es lo que quieres? Para que me traes aquí?.
El mira para todos lados, hasta que al fin pone sus ojos en mi y dice con seguridad:
-Marcela, quiero que hablemos de los dos.
Yo sabía que esto tenía otro objetivo, entonces le respondo:
-Y que quieres hablar? Aquí no hay nada de que hablar.
-Si hay que hablar Marcela. Mira no te puedo negar que hoy cuando te vi entrar por esa puerta, sentí que volví al pasado, empecé a recordar todos los momentos maravillosos que vivimos juntos, y la verdad me encantaría que hablemos de esto, quiero que nos llevemos bien, así como antes.
En ese momento no puedo evitar soltar una pequeña risa y le digo:
-Que? Quieres que todo quede como antes? Armando tu no puedes pretender que después de todo el daño que me causaste, todo lo que yo sufrí por ti, yo esté como si nada y seamos buenos amigos, que quieres que vayamos a cine los tres? Beatriz, tu y yo? Que les cuide su hija cuando ustedes quieran tener un momento a solas? No Armando de ninguna manera voy a permitir que vuelvas a jugar conmigo.
-Yo sé que aún sientes algo por mi Marcela, eso no lo puedes negar, y no pretendo que seamos los mejores amigos, pero si que limemos nuestras asperezas y podamos hablar tranquilamente sin que nos sintamos incómodos.

Armando en cierta parte tiene razón, no podemos seguir así, pero es algo que debe pasar con el tiempo, todo lo que sucedido fué hace muy poco, aun necesito tiempo para sanar mis heridas. Todo esto lo pienso mientras Armando está en silencio y continúa mirándome.
Lo miro nuevamente y digo:

-Y a ti que te hace pensar que yo aún siento algo por ti? Tal vez si, siento lástima, lástima por un hombre que lo único que sabe hacer es jugar con las mujeres que más lo aman.
En ese momento Armando pone un rostro tierno, se acerca a mi y me dice con un tono dulce:
-Marcela, yo no te he podido olvidar, amo a Beatriz, pero en mi vida tú has sido una ficha muy importante que no puedo olvidar tan fácilmente.
-Armando como puedes ser tan cínico? Quieres que olvide así no más todo el sufrimiento que viví a tu lado?.
-No, yo sé que todo lo que te hice pasar será muy difícil de olvidar, sé que fuí un canaya contigo, tu no lo merecías porque lo único que hiciste fué amarme, te cité aquí porque quiero que me perdones y ojalá que algún día tu corazón sane y puedas olvidar todo lo que este hombre te causó.

Sus palabras me conmueven, carajo! De verdad es muy bueno para poner sencibles a las mujeres, ahora logro entender a las modelos que lo asedian. La conmoción que llévo dentro me delata, y hace que en mí brote una lagrima, intento cercarla rápidamente, cuando en ese momento Armando se acerca más a mi y me seca la lagrima con mucha delicadeza. Estamos muy cerca, tanto que puedo sentir ese aliento que me vuelve loca, nos miramos a los ojos y el dice:
-No quiero que vuelvas a sufrir y menos por mi culpa, yo merezco tu odio y tu despresio.
Yo sigo en silencio, no puedo creer que éste hombre aun cause emociones en mi, siento un batallón de mariposas en mi estómago, me tiembla todo el cuerpo, siento que algo va a pasar y no lo voy a permitir así que con voz temblorosa le digo:
-Muy bien Armando, ya me dijiste lo que querías decirme, así que yo me voy.
Me dispongo a abrir la puerta cuando él me frena, me coge por la cintura y me pega a él, me mira y dice:
-Estás demasiado hermosa por cierto.
Trato de safarme de él, pero no es posible, así que le digo:
-Armando sueltame!!! Sueltame o te juro que grito y Beatriz se va a enterar.
Él no me suelta y sigue mirándome, esa mirada la conozco, así me veía cuando quería hacerme el amor. Sigo incómoda por estar tan cerca de él, sentir su calor me pone débil, pero vuelvo mi mirada fría a él y le digo:
-Armando, voy a gritar.
Cuando me dispongo a tomar aire para gritar lo más fuerte posible, Armando se lanza y me da un beso, un beso que no puedo evitar recibir. Definitivamente Armando sabe jugar.
Es un beso cargado de pasión, no paramos, las caricias llegan y yo las recibo con gusto, siento mucha adrenalina. De pronto siento que las manos de Armando me quieren quitar el blazer, en ese momento reacciono, ¿Qué estoy haciendo? Así que lo empujo y salgo rápidamente de la oficina.
Mientras me subo al ascensor escucho la voz de Armando que dice:
-Marcela espera.
Las del cuartel se asombran al verme salir de esa forma de la oficina, pero no me importa, lo único que quiero en ese momento es salir corriendo.

La vida después de ti Where stories live. Discover now