Capítulo 22

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Pasé un buen rato con mis amigos, pero ya llegó la hora de irse a casa de Rubén, mis amigos me acompañaron al portal, gastando bromas y haciendo comentarios varios, acompañados de guiños, risas y leves codazos.

Me separé de ellos en el portal y subí al primer piso, me planté frente a su puerta, estaba bastante nerviosa, no sabía la razón, respiré profundo y llamé al timbre, no tardó mucho en abrir.
Cuando le ví me quedé embobada mirándole, efectivamente, se había puesto un traje, tenía la chaqueta abierta y debajo una camisa blanca la cual adornaba con una corbata negra anudada en su cuello. Me flipaba bastante cómo le quedaba el traje con los piercings, le daba un toque especial.

-¿Te traigo la comida aquí fuera o prefieres pasar?- Bromeó mientras me cogía de la mano y me tiraba suavemente hacia dentro.

-Muy gracioso cariño.- Dije mientras rodeaba su cuello con mis brazos.

-Te dije que tenía que ponerme a tu altura.

-Y lo has conseguido tranquilo.- No pude evitar soltar una risa un tanto nerviosa, pero él me calmó acercándo su cara a la mía.

-Cada día me vuelves más loco.- Susurró antes de besarme, un escalofrío subió por mi espalda, llevaba mucho tiempo queriendo estar así con él, los dos tranquilos, sin tener que soportar la mirada de nadie.

Todo era muy agradable, me ofrecí para ayudarle a terminar la cena, luego nos sentamos en la mesa y hablamos de todo un poco, desde las conversaciones más serias hasta nuestras típicas tonterías y comentarios absurdos, la verdad es que con él puedo hablar de cualquier cosa con total normalidad.

Cuando terminamos de cenar nos sentamos en el sofá, de repente se hizo un silencio un tanto incómodo, ya que empezaron a llegar dudas a mi cabeza.

-Rubén, me gustaría preguntarte algo.
-¿Qué ocurre?- Preguntó apartando de mi cara un mechón de pelo.
-Me da miedo que algo malo pueda pasarnos, ¿Y si alguien nos pilla? ¿Y si llega alguien de tu edad y te enamoras? ¿Y si te parezco una inmadura y te cansas de mí? ¿Y si...- De pronto, él me cortó con un suave y dulce beso, luego separó su cara lo suficiente como para que nuestros labios ni se rozasen, me miró a los ojos y comenzó a hablar.

-No debes tener miedo a que te deje por otra persona, tú eres con quien quiero y querré estar ahora y siempre, y eso de que eres inmadura es absurdo, eres una chica con la cabeza bien amueblada e inteligente, y te aseguro que nadie nos va a pillar, lo tengo todo bajo control, y si se nos hace imposible estar juntos, me da igual tener que esperarte 2 años hasta que cumplas los 18, no te voy a dejar ir.

Sus palabras me emocionaron tanto que comencé a llorar y me lancé a sus brazos, no lloraba de tristeza, lloraba de emoción, de alegría, de amor.

-Te amo.- Susurré en su oido, sin separarme ni un centímetro de él.

Notaba que todo esto no era algo pasajero, nos amábamos de verdad, nada ni nadie iba a lograr separarnos, me daba igual nuestra diferencia de edad, me daba igual la opinión de la gente, lo único que me importaba era estar a su lado, por fin sé lo que se siente ser amada y amar a la persona correcta.

—FIN——

Él, mi profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora