[Secuela de "Trust me ;; SUGA - BTS"]
Pasado un año desde la última vez que vió a Yoongi, Hyerim cree tener su vida resuelta... pero realmente no es así.
El vacío en su pecho continúa, los recuerdos del chico de ojos gatunos aún la atormentan y las...
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No estoy segura de cuánto tiempo llevo dando vueltas por las mismas calles transitadas, pero sé que deben haber pasado algunas horas porque el cielo comienza a oscurecer con rapidez.
Mi ropa no parece ser suficiente escudo contra el viento que azota las calles de Seúl con más fuerza de la normal, y es recién entonces que empiezo a plantearme la idea de volver a casa de una buena vez.
No puedo estar enojada con Jungkook toda la vida. Sé que debemos llegar a un acuerdo que nos satisfaga a los dos y hablarlo de manera madura, pero por alguna extraña razón, esto aún se nos dificulta bastante. Sobretodo porque soy yo quien no deja de pensar en sí misma —y esto lo sé muy bien—; sin embargo, él tampoco es que me lo ponga demasiado fácil aveces.
Cruzo los brazos sobre mi pecho, haciendo lo posible por mantener el poco calor corporal que me queda. Mis manos ya se sienten heladas, y sé que mi nariz comenzará a ponerse roja gracias al frío dentro de un par de minutos.
Suelto un pequeño suspiro y tomo con fuerza el celular entre mis manos, mirando bien al rededor por primera vez en todo este tiempo. Descubriendo recién que en realidad apenas conozco la calle en la que estoy; sin embargo, no es muy entrada la noche y por suerte sé cómo llegar a casa en autobús desde aquí.
Jungkook siempre conduce por esta carretera cuando vamos al supermercado juntos, así que no puede ser tan difícil volver. Reconozco todos y cada uno de los pubs y discotecas que rodean esta parte de la ciudad, así que por una parte, no me siento tan desorientada.
Hago un mapa mental rápidamente, intentando calcular cuánto tiempo va a llevarme caminar hasta la parada de autobús, comenzando a caminar en la dirección que recuerdo.
El lugar se ve bastante extraño de noche. Muy distinto a cómo lo recordaba. Los bares, tranquilos durante el día, ahora comienzan a llenarse de hombres altos y de gruesa contextura. Jóvenes, mayores y de todo tipo.
Apresuro el paso, pero no por el hecho de sentirme insegura, ya que no se ven del todo peligrosos; pero es que estos lugares no me traen muy buenos recuerdos...
Mis puños no pueden evitar apretarse con fuerza en cuanto veo a lo lejos una pequeña pelea entre dos hombres de estaturas notablemente distintas. Es casi gracioso verlos desde esta distancia, pero mi cuerpo solo puede estremecerse en respuesta. Mis músculos se tensan, y casi puedo jurar que el terror me aborda de forma repentina.
El destino quiere jugarme una broma. Oh, debe ser eso, definitivamente; porque de todas las personas en Seúl, y de todos los días del año, me encuentro una vez más con Min Yoongi, justo ahora.
Podría reconocerlo en donde fuera que estuviese. Mi corazón habla por sí mismo, de todas formas, porque la manera en que mi pulso se acelera llegando a un punto casi preocupante, es una forma más de recordarme la reacción que tiene mi cuerpo al verle.
Sé que es él, y lo confirmo a medida que mis pasos continúan avanzando en su dirección. Lo sé gracias a esa expresión serena y la forma en que mantiene una postura desgarbada a pesar de estar frente a un hombre que le llevaría notable ventaja en algún encuentro a golpes.
