𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒕𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒄𝒊𝒏𝒄𝒐: 𝑉𝑒𝑟𝑑𝑒 𝑎𝑔𝑢𝑎

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La tarde del día siguiente, YoonGi me llevó a un bar poco conocido al centro de la ciudad. Yo estaba usando su ropa, más unos pantalones que me dio que me quedaban algo grandes pero igualmente ajustados. Parecía un pequeño niño a su lado, y, justo cuando entramos a ese lugar, me sentí de esa manera. Mi propósito ese día era ir a ver a Jihyun antes de que mamá se lo llevara a comer o cosas por el estilo como estaba haciendo últimamente, solo esperaba que estuviese dándole su medicina como correspondía. Iría a echar un pequeño vistazo, asegurarme que todo estuviera bien.

Sin embargo, dejando de lado todos aquellos planes yo estaba aferrado al brazo de YoonGi mientras caminábamos por ese lugar sentándonos en una mesa apartada, porque al parecer, también tenía algo de restaurante. Era triste, a decir verdad, aquel sitio ni tan pequeño ni tan grande estaba cubierto por una densa capa de humo brumoso de los cigarrillos que una pandilla de hombres robustos estaba fumándose al fondo a pesar del gran letrero en la puerta que indicaba que estaba prohibido hacerlo dentro. Y, las meseras, eran chicas jóvenes vestidas con atuendos pequeños, mucho maquillaje, más tacones altos para acentuar en su mayoría, sus largas piernas, YoonGi miro a una solo cuando ella se acercó a preguntar si queríamos ordenar algo.

La chica ni siquiera fue coqueta o algo por el estilo, solo fue cortés. Agradecí eso, mi inseguridad probablemente me hubiese hecho pensar cosas que no debería. YoonGi me preguntó si quería algo de comer, negué, pedí un vaso de jugo, tenía hambre pero realmente no me apetecía comer en ese lugar. YoonGi sin embargo no pareció contento con mi respuesta y le dijo a la camarera que trajera un sándwich para cada uno, más el jugo y una cerveza para él, obviamente. Daba pena, el aura que las adolescentes ahí poseían. Sus rostros empolvados en maquillaje sonreían apenas con los ojos decaídos y ojeras intentando ser ocultadas. Me preguntaba qué clase de vida de mierda tendría cada una de ellas.

No hablamos mucho con YoonGi, porque él no estaba de humor. A veces tomaba mi cintura y me apegaba a él cuando sus celos salían a relucir como si alguien fuese a fijarse en mí, estaba loco. Mis curiosos ojos fueron de cabeza en cabeza por el lugar hasta que nuestro pedido llego diez o quince minutos después. Unos hombres se detuvieron a hablar con YoonGi y de repente, me sentí ajeno a la conversación, así que me corrí unos puestos hacia el lado para dejar que él tuviera su espacio con ellos, no me sentía a gusto. El pan cubierto de queso, carne y demasíes yacía sobre el plato llamándome a que le tocase siquiera, con el tenedor lo picoteaba pero no quería comerlo. Escuchaba un poco de la conversación a mi lado sin quererlo, o tal vez sí. Hablaban sobre sus novias, o algo así. Preguntaron a YoonGi sobre eso pero él solo negó, mirando hacia mi dirección, mientras yo tenía la mirada baja ignorando el hecho de que lo estaba haciendo.

No me dolió que nos haya negado. No me dolió que luego comenzaran a hablar sobre Hoseok y definitivamente, no me dolió que aquellas personas comenzaran a relatar historias sobre los momentos vividos de YoonGi y Hoseok en aquel bar. Como Hoseok era el alma de la fiesta y, como fue un idiota por haberlo dejado ir.

YoonGi asintió como si estuviera de acuerdo con eso.

Yo, definitivamente no estaba ni siquiera un poco disgustado.

Me levante sin darle explicaciones y el me cedió el espacio para avanzar sin preguntarme tampoco. Se rio y pidió otra cerveza, era YoonGi, ¿Qué clase de reacción iba a esperar de él?

Fui al baño, quizá a lavarme la cara o era probablemente una excusa para escapar de eso. Aquí es cuando comienzo a escarbar en mis recuerdos hasta el punto en el que llego a esto; ese baño. Mi mirada fue primero hacia la figura femenina de una adolecente unos dos o tres años menor que yo, cuanto tenía siquiera, ¿Doce, trece? Me quedó mirando pero rápidamente aparto la mirada.

No estaba llorando, ni estaba vomitando ni haciendo ningún otro tipo de cosa que me hiciera pensar que ella estaba en un grave problema. Pero, si estaba vestida como una de esas camareras de allá afuera. Con un apretado vestido más un pequeño delantal, remarcando curvas que no tenía, porque aún no estaban formadas los suficiente. Y maquillaje corrido por su propio intento de quitarlo.
— ¿Qué pasa? ¿Por qué estas mirándome tanto? —me preguntó, su voz era aguda. Casi enterneció mis sentidos, parecía delicada y algo asustada. Era una niña, ni siquiera hacía falta decirlo. Podía parecer lo que quiera que fuese, pero era una niña.

— ¿Trabajas aquí?

Devolví la pregunta, y ella, pareció medio tensarse ante el tono frio y opaco de mi voz. Así era, no podía cambiarlo aun si estaba intento ser amable. Asintió, como debía de suponerse, y con una gran sonrisa que no parecía fingida en absoluto vino y estiro su mano, que era un poco más pequeña que la mía, sin remarcar que muchísimo más delicada. Cuando nos tocamos, sentí que hasta podía romperse. —Me llamo Ha-won. ¿Tú?

Y no es como si buscara tener algún tipo de conexión con ella, Ha-won o como sea, pero apreté un poco más su mano y le dije que me llamaba JiMin.
No dijo nada más, mientras volvía a su posición del espejo quitándose el maquillaje. —Tengo que quitarme el maquillaje porque mi novio viene a buscarme hoy. Él dice que no le gusta verme con eso.

Comentó, con una pequeña ilusión en sus palabras. — ¿Cuántos años tiene tu novio?

No sé de donde salió eso siquiera. Pero, algo me picaba y sabía que era la curiosidad. Mostró todos sus dientes para sonreír otra vez, algunos estaban torcidos y, los delanteros separados. Parecía que no le importaba en absoluto. —treinta y cinco.

Mi rostro se mantuvo serio, antes de decir algo, ella interrumpió. —Se lo que dirás, que esa es mucha edad y que yo soy muy pequeña. Pero no está mal mientras la justicia no se entere, ¿No? Él es bueno conmigo. Me da una casa en la que quedarme y al menos tengo de que sostenerme. Mamá me echó de casa cuando tenía diez. La vida no es muy fácil para mí desde entonces.

A pesar de que la historia era algo triste, ella no dejo de mantener una sonrisa justo donde la había empezado con anterioridad. Me dijo que si venia al bar otra vez podríamos conversar más seguido, no supe porque yo tendría la necesidad de hacer algo como eso, pero me fui de allí antes de decirle algo más. No era una mala persona, tampoco iba a hacer sentir mal a alguien solo porque sí, me guarde mis palabras mientras me daba media vuelta. Se despidió con un gritito más mi nombre seguido de este.

Me dieron ganas de llorar.

No por mí, por ella. Porque probablemente vivió una vida dura y el hombre que está a su lado aparentando ayudarla solo se está aprovechando de ella. De igual forma, no puedo opinar, porque no se completamente como van las cosas, pero lo pienso. Las personas creen que aman a alguien solo porque este le está proporcionando cosas que carecieron cuando eran pequeños, un hogar, amor, el sentimiento de que no estás solo. Sigo pensando que eso no es amor, es necesidad, es aferrarte a alguien que no es más que una floja línea que puede en cualquier momento romperse.

Pensé en mí junto con eso, pensé en mi relación con YoonGi, y es que, ¿Podía llamarla eso siquiera? Cuando salí del baño estaba fumándose un cigarrillo apegado a la pared con sus ojos puestos sobre mí mientras yo, medio rápido, caminé hasta su alcance. ¿Estaba yo con él por necesidad? ¿Estaba él conmigo por eso también?

No sabía la respuesta a eso. Yo me sentía como un bicho raro a su lado, él era diferente, como un alma vieja metida dentro del cuerpo de un adolecente, y yo no, yo era un puto adolecente en todo el sentido de la palabra. Quería llorar, comer, y encerrarme a veces tanto como otras solo quería abrazarle y besarlo, como cuando mis hormonas no se calmaban siquiera un poco solo pensando en sus manos sobre mí.
Yo era JiMin, creía en el amor eterno y buscaba ser amado a toda costa porque aquel sentimiento me proporcionaba calor. Y él era YoonGi, vagando en bares, fiestas y esperando despertar la próxima noche vivo y no muerto por una sobredosis.

— ¿Pasa algo? —murmuro, mientras caminábamos y tiraba el cigarrillo hacia un lado del asfalto, justo después de salir por la puerta del lugar y respirar otro aire que no fuese perfume masculino barato más alcohol y cigarros, para luego sostener mi mano con la suya. Negué, no iba a decirle como me sentía.

No iba a decirle que jamás sería como Hoseok, que lo acompaña a las fiestas y que se divierte en ellas siendo un completo loco, que se hace amigo de robustos hombres en bares y que la vida le importa una mierda. Jamás iba ser su tipo de chico.
Aun si se lo dijera, sé que YoonGi callaría, ladearía su cabeza o se reiría irónicamente. Porque no le importa, no le importa que tan inseguro me sienta respecto a lo que soy para él o a cuanto esto va a durar.

A él solo le importa lo que está pasando ahora, mientras yo me mantengo aferrado al pasado con constantes pensamientos sobre el futuro que cada día me parece aún más incierto.
Estoy seguro que un día de estos, simplemente se aburrirá, tomara todas sus cosas y se irá a la mierda, ignorando todo lo que está dejando atrás. No se preocupara por los corazones rotos, o las lágrimas derramadas o de las conversaciones profundas a las tres de la mañana.

Solo se preocupara de él mismo, porque a veces, es todo lo que importa.

Yo también debería aprender de eso.

슈짐 Drama King 〄  Yoonmin [ ̶a̶̶d̶̶a̶̶p̶̶t̶̶a̶̶c̶̶i̶̶ó̶̶n̶ ] Where stories live. Discover now