𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 43: 𝑃𝑎𝑠𝑒𝑜.

1.7K 286 38
                                    

Comencé a temblar, probablemente por la fuerza utilizada. Yo no era débil, usar faldas o la mierda que fuera no me hacía vulnerable ni pequeño. Yo podía pelear, podía enfrentarme a las cosas, podía ver a los ojos de YoonGi y su pómulo rojizo, sangrando levemente. Porque yo lo había hecho, yo, había herido a una de las cosas que más amo, con mis propias manos, desquitándome y aun consciente de ello, sintiendo que es insuficiente.

— ¿Por qué me dejaste? ¿Por qué no lo hiciste de vuelta? —lo solté, haciendo que se tambaleara. Pero sonrió, pasando su lengua por sus destruidos labios golpeados, y haciendo una leve mueca de dolor después de eso.

—Estoy jodidamente enamorado de ti, nunca te haría daño. Nunca dejaría que lo hicieran contigo, estuve- solo intentaba evitarlo, pero eso es lo que no entiendes. Todo este tiempo solo quería salvarte.

—Yo no te lo pedí ¿O sí? ¿Recuerdas que alguna vez te dije que intentaras ayudarme? Solo empeoraste la situación, solo la cagaste más. Estoy encerrado aquí por ti, no me salvaste, no intentes hacerte creer eso a ti mismo para darte una razón menos por la que odiarte y culparte. Por la que dejarte dormir por la noche. —frunció el ceño, borrando cualquier mueca burlesca o de felicidad en su cara. Lo mire tanto tiempo, como sus ojos se cerraban, hasta abrirse y encontrarse con los míos otra vez. —No me amas, solo crees que lo haces, y aun si lo hicieras, yo siempre te amaría más. Te necesitaría más, más cerca, más conmigo, vería tus virtudes por sobre tus defectos, sería un completo imbécil por ti, ese siempre va a ser mi problema.

—Sabes que no es verdad. —pasó su mano por sus cabellos, en un acto de estrés repentino. —Pero, me da igual, sigue creyendo que soy un hijo de puta sin sentimientos, sigue creyendo que nunca te voy a querer como tú lo haces. Si decirte que mataría a todo el mundo solo para que tú estés a salvo no es suficiente para ti, nada nunca lo será.

—No para m-

Me cortó, haciendo una seña para que dejara de hablar, dándole paso a sus propias palabras. —Solo una cosa más, voy a sacarte de aquí, vamos a irnos juntos, donde tú quieras, voy a hacerte feliz, voy a intentar que de esta boca de la que solo puede salir mierda salga algo lindo, algo que decirte o algo que poder plasmar en unas cuantas letras, algo que te haga seguir queriéndome. No quiero que te vayas. —se sujetó más cerca mío, luciendo horrible, había sido golpeado por mí y aun así me sonreía como si eso no hubiera ocurrido, como si yo nunca lo hubiera herido, porque no le importaba. —Si algo pasa, si alguien llega a hacer algo contigo, si esto es más de lo que puedes soportar, tú sabes que hacer, sabes que solo necesitas llamarme, o un mensaje. Voy a estar aquí, y lo voy a destruir todo a mi manera.

Asentí.

Sus manos fueron a mi rostro, temblando mientras lo acunaban. Cerré los ojos instintivamente ante la caricia, se sentía bien. —Yo- necesito, necesito hacerlo.

—Sí, por favor. —fue todo lo que me vi capaz de responder, a sabiendas de que se trataba. Fue la necesidad. El instinto, justo en el momento en el que nuestros cuerpos recibieron la caricia del otro por primera vez, o incluso en el instante en la que nuestros labios se encontraron en el más corto roce, sabíamos que después de eso no habría día que no lo necesitáramos. No podía permanecer alejado de su tacto o de sus palabras mucho tiempo antes de que mi interior comenzara a sentirse apagado, antes de que mis sentidos se oscurecieran. —Solo, dime que no has estado con nadie estos días, dime que soy el único.

Nuestros labios estaban a punto de tocarse y, casi con desesperación comenzó a decirme que no, que no ha podido, que soy lo único que su mente necesita y que meterse con otra persona seria completamente innecesario, porque nadie lo haría sentir lo mismo. Sonreí levemente después de eso, escuchando su agitada respiración, fue ahí cuando tomé la iniciativa por primera vez y lo besé, fuerte, lento, intentando marcar un compás pero fallando completamente en el intento, no podíamos. Él necesitaba más y yo también lo hacía. Lleve mis manos hacia su cabello jalándolo y, a pesar de que mordisquee aquella herida que yo mismo ocasioné, ni siquiera se quejó. No dijo nada, solo cuando nos separamos deslizó su mano suavemente, sorprendiéndome, generalmente sus acciones eran toscas. —Gracias. Toma, tengo algo para ti.

Vi como tomaba distancia para sacar algo de su bolsillo, y entregármelo. Una cajetilla de cigarrillos. Negué, empujando el objeto lejos cuando intento dármelo. —No lo necesito.

—Dentro no solo hay cigarrillos, JiMin. Hay algo importante, algo que hice para ti con mis propias manos. —permanecí dubitativo, pero cuando dijo eso, no pude evitar aceptar. Se veía diferente, ahora que estaba a punto de irse, así que no pude evitar pensar que mi ausencia le estaba doliendo de verdad, muchísimo, puede que de la misma forma que a mí la suya.

— ¿Vas a estar bien?

Soltó una pequeña risa tímida, y negó. —Hay algo que hace que la palabra bien y yo no congeniemos. No es importante, lo importante es que tú estés bien. No hagas una estupidez que haga de tu estadía aquí algo permanente. Solo, intenta recuperarte.

—Te lo prometo.

—No, no me lo prometas, yo te lo dije, las promesas no sirven, no funcionan. Las crearon para que se rompan. Solo dime que vas a intentarlo, mírame como ejemplo, cada vez que te mires al espejo repite mi imagen, no quieres ser como yo, bebé. No te hagas esto a ti mismo, porque dudo que tengas alguna idea de lo terrible que se siente. —volvió a aquella faceta de ironía en sus rasgos, curvando ladinamente una sonrisa socarrona. —Luces lindo con esa camiseta.

Aquel cumplido que habitualmente me decía, me hizo reír. Estuvo feliz por eso, lo vi en su rostro. Sacudió su mano en un intento de despedida, para darse la media vuelta.

Mira el desastre que has causado, YoonGi. Y sigo sujetándome a ti como quien se aferra a algo que le daña, dolorosamente placentero, rescatando lo bueno de todo lo malo, pensando que vale la pena.

Me quede ahí parado hasta que salió por la puerta, sin poder ver su figura ya más. Volví a mi habitación lentamente porque en realidad no quería hacerlo, tenía la certeza de que Jungkook no estaría, me arrepentí de a ver hecho aquella suposición cuando vi un bulto debajo de las frazadas de la cama. Alcé las cejas, tocando por encima y moviéndolo, —Jungkook.

—Desaparecí.

— ¿Qué ha pasado? Pensé que iban a llevarte.

—La doctora habló con ellos. —solté algo como, ajá. Me senté cerca de su cuerpo esperando que se asomara. Hasta que lo hizo, con el cabello desordenado y la piel más pálida de lo normal. — ¿Qué se siente que vengan a verte?

— ¿Uh?

—Tuviste una visita, alguien se preocupa por ti. La mayoría de los que estamos aquí nunca hemos recibido una. —se encogió de hombros. Sentí un poco de lastima pero no lo demostré. —Lo vi un poco cuando venía para acá, estaban besándose, tú- lucias diferente, más vulnerable y pequeño.

—Hace algunos días que no lo tocaba o veía, es una situación difícil.

—No lo entiendo, nunca me ha gustado alguien. Creo que no puedo sentirme de esa forma. Pero se ven bien juntos, es bueno conocer a la persona que te contagió. —se deshizo de las telas que lo cubrían, quizá por el calor que le producían. Mostrado su pequeño cuerpo, estaba en ropa interior, no me sentí incomodo o algo así, solo eran un par de calzoncillos y he visto eso toda mi vida. Tenían un estampado animado demasiado aniñado que me hizo reír, y a él, avergonzar.

—Sigo sin entender porque dices eso.

—No tienes que entenderme, solo darte cuenta, es obvio que él está muy enfermo. Su cara lo dice. —puse alguna expresión de inconformidad al no entender que estaba intentando decirme, pero lo dejé así. Luego, unos minutos sin hacer ni decir mucho, tocaron la puerta de la habitación y, la cabellera rubia rizada peculiar más aquellas duras facciones se asomaron, antes de entrar por completo.

—Hoy iré a dar un paseo afuera, volveré en unos días. —musito, trayendo consigo una caja con cosas que solo ella sabía que eran.

Una de las manos de Jungkook estaban cerca de mi pierna por lo que sentí como se contraía formando un puño. —Quiero ir contigo.

Lo miré sorprendido, pero mientras JiEun ponía un cigarrillo en sus labios, asintió. —Bien, empaca unas pocas cosas. ¿Y tú, niño bonito? ¿Vas o no?

Recordé cuando YoonGi me dijo que no hiciera algo estúpido, algo que prolongara mi estadía en este lugar. Mire el rostro medio asustado de Jungkook y, solo por la sensación irracional que poseía de querer protegerle, le dije que sí, ignorando cualquier pensamiento sensato que se encontrase en mi cabeza.

슈짐 Drama King 〄  Yoonmin [ ̶a̶̶d̶̶a̶̶p̶̶t̶̶a̶̶c̶̶i̶̶ó̶̶n̶ ] Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt