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ACTO CUATRO | CAPÍTULO 58❝UN SEGUNDO NACIMIENTO❞

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ACTO CUATRO | CAPÍTULO 58
UN SEGUNDO NACIMIENTO❞

Ya era de noche y solo se podían escuchar los grillos escondidos en los múltiples arbustos que rodeaban la residencia Cullen, el joven Black se encontraba mirando atentamente a los alrededores en busca de alguna señal de su antigua manada.

Pisadas se escucharon atrás de él, pero aun así no volteó para mirar a la persona, podía reconocer su olor. Leah Clearwater se posiciono a su lado, mirándolo cuando este giro su rostro.

­— Se que andan por ahí —Jacob murmuro mirando a los alrededores— Pero ya no puedo oírlos... que silencio.

— Yo también dejé de oírlos en cuanto decidí dejarlos —Leah dijo con un alivio en su tono de voz— Me gusta.

— No puedes quedarte aquí —reprochó el chico Black.

— Pero no tengo dond-

— No confió en ti con los Cullen sobre todo ahora que esta Damian con ellos, los odias demasiado —Jacob se dio a entender, su ceño se frunció aún más al mirarla de reojo— Ni yo te agrado.

— No es necesario..., yo solo debo seguirte.

— Seth no te quiere aquí, ni yo tampoco.

Los ojos de la única loba se arrugaron con dolor— No ser deseada no es nada nuevo para mí —Leah esperó que su nuevo alfa dijera algo, pero de sus labios no salió ninguna palabra, este solo se giró y coloco sus manos en los bolsillos de su pantalón, fingiendo que no estaba ahí.

Solo bastaron un par de segundos para que la pelinegra diera media vuelta y marcharse, pero debía convencer a Jacob, no podía regresar con su antigua manada, algo se lo impedía.

— Escucha, no te estorbare. Hare lo que tú quieras excepto volver a la manada de Sam y ser la patética ex novia de la que no puede escapar—expresó con un semblante abatido—Tú no sabes cuantas veces desee poder imprimarme en alguien, cualquiera.

— Solo para romper la conexión —Jacob comprendió mientras daba vuelta y la miraba a los ojos, podía entenderla perfectamente, sentir aquel dolor al ver a la persona que amas con otra.

Pasaron unos cuentos segundos en donde Jacob estuvo pensativo hasta que finalmente acepto— Okay —se acercó a ella escuchando de fondo el riachuelo a unos metros— Iré a hacer un recorrido, ¿Cuidas mi flanco?

Leah asintió de manera lenta varias veces agradecida de ser aceptada en la nueva y pequeña manada.

Por otro lado, el pequeño Damian miraba atentamente a su madre frente a él, sus ojitos se movían acorde con los movimientos de la vampira, quien en sus manos sostenía una pequeña maceta intentando hacer uso de su preciado don.

La mortal de cabello castaño y cansados ojos del mismo color yacía sentada en el sofá observando a su hermana combatir con la maceta, una tranquila y suave sonrisa decoraba sus pálidos labios.

Swan Sisters | Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora