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☕️ «Rompiendo las reglas» ☕️

La suave sensación que produce ser envuelto por la calefacción encendida apenas ingresar en el lugar, sólo puede mejorar cuando el aroma a café cargado inunda su olfato, haciendo que desee tomar asiento en el banquillo acostumbrado y ordene una buena taza de la única bebida en el mundo que debería ser considerada como un elíxir de los mismos dioses.

Con un vistazo a la barra para asegurarse que no hay nadie ocupando su sitio, Sehun se apresura a dejarse caer sobre el asiento, al tiempo que se retira la máscara que cubre su rostro y baja la capucha de su vieja sudadera negra. Es temprano, la nevada ha cubierto las calles de hielo y el frío puede sentirse incluso si lleva puesto el hoodie y la chaqueta vaquera. A las casi diez de la mañana hay poca gente en el lugar y eso es bueno, porque significa que no tardarán en atenderle.

No es como si, en realidad, Sehun esperara demasiado cuando visita el restaurante Diamond y es que, no en todos los negocios lo dejarían quedarse sin consumir ni un vaso de agua y sólo ocupar un lugar en la barra, aunque — obviamente — no todos los establecimientos pertenecen a Kim Jongdae, uno de sus mejores amigos y el culpable de que el rubio se haya vuelto flojo a la hora de cocinar.

— ¿Por qué luces como si estuvieras jodido? — pregunta Jongdae, ni bien aparecer, con una taza alta en la zurda y la cafetera cargada en la diestra. Sehun reacciona apenas verlo y no puede evitar torcer una amarga sonrisa.

— Es que lo estoy. De verdad, hyung, estoy jodido — responde. Sus manos tiran de la taza cuando esta se ha llenado y el calor que emana de ella lo hace sentir ligeramente confortado. Jongdae lo observa repasando sus facciones, las ojeras que dicen que ha pasado una mala noche y la extraña preocupación que brilla en sus ojos.

— Déjame adivinar, ¿tiene que ver con nuestra pequeña fiera? — cuestiona.

Tal vez sea que Jongdae es intuitivo o que Sehun es muy transparente, como sea, su amigo ha dado justo en el clavo y al hacerlo, le ha recordado lo mala que es su situación. Una vez más, la pregunta que ha rondado su cabeza desde el momento en que fue consciente de su problema, resuena con fuerza en su interior y lo obliga a cuestionarse: ¿por qué?

De entre todas las personas que dicen odian el amor, de entre todos los hombres homosexuales que no buscan relaciones serias y repudian el romance, ¿por qué Sehun fue a enamorarse del único que nunca, jamás, sería capaz de entregarse a una historia rosada, repleta de flores, poemas y canciones de amor? ¿Por qué de entre todas sus opciones fue precisamente a enamorarse de Xiao Luhan?

No es como que Sehun sea el tipo que envía poemas cantados cada San Valentín o de esos que pasan la noche entera formulando poemas sobre la belleza escondida en los ojos de su pareja, sin embargo, tampoco es que el rubio esté del todo enemistado con las relaciones y es que, lo único que él siempre ha buscado es no inmiscuirse en complicaciones. Si lo piensa detenidamente, es probable que sus ideas sean un producto de vivir con responsabilidades contadas y amigos que le facilitan la existencia.

— Yah, dime que ha pasado. Tratándose de Luhan pudo ser cualquier cosa — continúa Jongdae, apoyado contra la barra, aprovechando la poca clientela y lo suficientemente interesado en escuchar a su amigo como para insistir con el tema. Sehun da un sorbo a su café y piensa que su problema cobrará magnitud si es capaz de expresarlo en voz alta a un tercero.

— E-Estoy... — musita — Estoy enamorado de Luhan —

Sus palabras flotan en el aire, suspendidas sobre su cabeza como onomatopeyas de un cómic que sólo el rubio parece estar leyendo. No ha sido tan difícil expresarlo abiertamente como al principio creyó, pero lo que más le sorprende en esos momentos es el hecho de que Jongdae no luce ni un poco impresionado por lo que acaba de decir. En realidad, parece estar a punto de decir «Ajá, ¿qué hay de nuevo en eso?» pero el menor no puede comprender a qué se debe tal reacción.

Pequeñas reglas || HunHan ✔Where stories live. Discover now