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☕️ «Nieve derretida» ☕️

Suspira. No puede creer lo mal que ha manejado la situación con Luhan y es algo tonto, teniendo en cuenta que unos instantes atrás se había propuesto no rebasar el límite que el chino había impuesto entre ellos. La forma en que su compañero se alejó, su salida presurosa y el hecho que luciera aterrado después de oírlo decir aquellas cosas, golpean su interior con la misma fuerza de un rinoceronte.

Quiere creer que después de equivocarse de esa forma, nada entre ellos cambiará. Tal vez Luhan guarde su distancia y sea cuidadoso al estar con él, pero si Sehun le da tiempo y se asegura de no volver a meter la pata, es posible que todavía exista una oportunidad para continuar con su plan, para ganarse al pelinegro como nadie más lo ha hecho y obtener algo mejor que una apasionante noche de buen sexo.

No piensa que dejándose dominar por la frustración vaya a conseguir algo, así que se pone de pie y busca la camiseta que el otro le ha arrancado. Está decidido a buscar algo de comer cuando una prenda blanca sobresaliendo del respaldo del sofá en la sala, llama su atención. Casi parece imposible que Luhan realmente se haya dejado la bata del hospital en su casa, pero viéndola, el rubio se pregunta si acaso puede ser una señal.

Antes de darse cuenta, Sehun está escribiendo un mensaje al pelinegro mientras busca las llaves del auto y toma su vieja sudadera colgando del perchero. Hace demasiado frío fuera del apartamento, pero al rubio no podría importarle menos cuando dejando atrás las escaleras, advierte que el Mazda de Luhan sigue aparcado frente al edificio. Tiene la misma expresión que cuando se marchó y el menor no sabe si eso es malo o realmente malo.

— Abre, por favor. Me estoy congelando — musita, un par de segundos después de plantarse junto a la puerta y golpear el vidrio con los nudillos. No está mintiendo y es que, después de todo, Sehun es demasiado friolento.

Reaccionando a la presencia del chico junto a su auto, Luhan le observa durante un momento sin que su cerebro parezca dispuesto a procesar lo que está ocurriendo. Sabe que tiene que marcharse lo más pronto posible y que a cada minuto que pase cerca del otro, más confundido se sentirá, pero sus ojos se fijan en el hecho que Sehun parece estarlo pasando mal en medio de una noche helada y antes de darse cuenta, está botando el seguro y moviéndose al asiento del copiloto.

— Joder, en verdad odio el frío — se queja el menor, ni bien abordar el auto y cerrar la puerta, impidiendo al viento helado seguirse colando bajo su sudadera. Luhan no dice nada mientras termina de acomodarse en el asiento y sólo entonces, se da cuenta que habría sido más fácil bajar la ventanilla y recuperar su bata, en lugar de hacer subir al otro y encerrarlos a los dos en un espacio tan reducido.

— ¿Piensas devolvérmela? — señala, apuntando la prenda que el otro sostiene. Sehun sonríe y se la tiende, sus dedos rozan los del pelinegro cuando se la entrega y aunque no quiere sentirlo, un cosquilleo lo recorre ante el más mínimo roce con el coreano — Gracias. Ahora, creo que deberías volver adentro —

— Yah, pues yo no lo creo — Sehun se apresura a decir — No sé si lo recuerdes, pero te dije que es posible que no nos veamos en algún tiempo. ¿Realmente crees que te dejaré ir así como así? Por tu culpa, he dejado de practicar la abstinencia — bromea. Luhan rueda los ojos, al tiempo que bufa:

— Sí, como no. No es como que te hagan falta candidatos para mantenerte ocupado cuando no estoy, ¿cierto? —

— Tal vez no, pero a mí me gusta como lo haces tú — asegura, las mejillas del otro se colorean y un brillo orgulloso resplandece en sus ojos porque, ante todas las cosas, al chino le agrada cuando el rubio elogia sus habilidades en la cama.

Pequeñas reglas || HunHan ✔Where stories live. Discover now