☕️ Epílogo ☕️

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☕️ «Tan rotos como Roma, pero más hermosos que París» ☕️

La fina curva que describen sus labios, parece dispuesta a delatarlo. No puede evitarlo y es que, la fricción de la pequeña naricita que se desliza sobre su barbilla, se siente bien y provoca que sienta deseos de sonreír, a tempranas horas del día. No se supone que tenga miedo a abrir los ojos, pero Sehun no quiere despertar y darse cuenta que su pequeña fiera ha desaparecido una vez más.

Es la primera vez que el amanecer los pilla en la misma cama, así que el rubio desea prolongar aquel momento tanto como sea posible, temiendo que la realidad sea tan dura como ha sido los últimos días. La semana que pasó desde su presentación en el Dream Concert ha sido la peor y es que, enfrentarse a no tener a Luhan en su vida es algo que no quiere volver a repetir.

— Sé que estás despierto, abre los ojos — susurra el pelinegro contra sus labios, un segundo antes de plantar un beso tan rápido que, inconscientemente, provoca que Sehun levante el rostro y termine abandonado.

— Tramposo — se queja el menor, al escuchar las risas de Luhan. Está apoyado sobre su pecho y su rostro está tan cerca que incluso es capaz de percibir su respiración.

— Yah, abre los ojos, Hunnie. Tengo hambre y como es tu casa, es tu deber alimentarme — Luhan vuelve, con esa voz ligeramente pastosa que sólo puede indicar que no hace mucho rato que está despierto. Sehun sonríe y a regañadientes, termina por abrir los ojos.

No podría pensar en un despertar más perfecto que ese, enredado en la misma sábana que el mayor después de una larga noche haciendo el amor y disfrutando la visión de un Luhan con el cabello negro vuelto un verdadero nido, los labios hinchados de tanto haberlos besado y la sonrisa más hermosa que le visto jamás.

Se ha demorado una semana en recuperar a la pequeña fiera y aunque le cueste admitirlo, debe agradecer a Baekhyun por tal proeza. Si el pelirrojo no hubiera aparecido en el restaurante la mañana anterior y lo hubiera interrogado igual que un detective para averiguar porque su hyung lucía tan decaído, tal vez nunca habría sido citado al mismo tiempo que el pelinegro.

Escuchar que Luhan parecía tan afectado como el mismo por su separación, sólo ayudó a confirmar lo que el rubio ya sabía y lo que no dudó en restregar al médico la noche anterior. Que así de loco enamorado como él se sentía, lo hacía también su testarudo y herido ciervo. Siente curiosidad por la historia que provocó tal cicatriz, más piensa esperar a escucharla hasta que el otro esté listo para contársela.

— Déjame entender, ¿piensas seguir hecho bolita en mi cama, mientras yo arriesgo mi vida en la cocina para prepararte el desayuno? — pregunta Sehun, componiendo una media sonrisa, mientras todavía está sentado a orillas del colchón, buscando su pantalón en algún lugar del suelo.

— A veces me sorprende lo inteligente que eres, Hunnie — se mofa Luhan, en plan travieso, revolviéndose bajo las sábanas.

Es la primera vez que se siente así de bien, tan ligero y completo, que incluso parece que no hacen falta piezas en su interior. No quiere pensar en los huecos que hay en su corazón, en las grietas que nunca desaparecerán porque la experiencia que las provocó vivirá siempre con él. Sería tonto pensar que se irán y es que, si lo hicieran, Luhan no sería la persona que es en la actualidad.

La criatura temerosa que ocultó su corazón al mundo esperando no volver a resultar herido, la que encontró un escudo en las frases mordaces y la apariencia de una fiera. Ese chico vulnerable al que le asusta tanto el amor, es el mismo hombre del que Sehun se enamoró y si cambiara, si no tuviera dudas y traumas, tal vez su historia no sería lo que ha sido hasta ese momento.

Pequeñas reglas || HunHan ✔Where stories live. Discover now