♥️THE LEGEND OF CHU QIAO (TOMO 6,FINALIZED)

CAPÍTULO 7

casas para los refugiados? Estos recursos pueden usarse para reforzar las murallas de nuestra ciudad agregando diez pies a su altura. Es útil para repeler a las tropas de Xia.

Además, ¿por qué estamos dando nuestras raciones a los refugiados? ¿La general Chu no sabe la situación en la que estamos ahora? Las tropas de Xia se acercan. La guerra está por comenzar. Ni siquiera estamos seguros de si tenemos suficientes raciones para nosotros mismos, ¡pero usted quiere darles a los refugiados!

—Vice jefe Liu Ou, si recuerdo bien, cuando reparé las puertas de la ciudad hace diez días, no me
brindó ni un gramo de apoyo. Nadie del Ejército de Beishuo contribuyó.

En cambio, fueron los civiles quienes ayudaron con entusiasmo. Si no, las murallas de tu ciudad no serían veinte pies más altas. Además, debo recordar que la altura de las murallas de la ciudad debe seguir ciertos estándares. Las murallas de nuestra ciudad ya son suficientemente altas. Si lo son más, la precisión de los arqueros se verá afectada.

Nuestra capacidad de defensa será restringida. Por lo tanto, imploro a las personas que no conocen la guerra militar que
hablen con precaución. —La mirada en la cara de Chu Qiao era fría, a diferencia de su actitud cálida hace unos días. Miró fríamente a este jefe y dijo—: Además, quiero decir algo. Estamos luchando por los civiles de Yan Bei, por su libertad. Si todos ellos mueren, esta guerra no tendrá sentido.

La cara de Liu Ou se puso verde. En su defensa, dijo:

—Siempre ha sido así. La tormenta de nieve es fuerte cada año. El Imperio Xia no apoya a los civiles
con raciones, pero ninguno de ellos ha muerto durante miles de años.

—Tienes razón. Por eso Xia ha sido expulsada de Yan Bei. —La joven se cruzó de brazos y se encogió de hombros, continuando—: Las tropas que vienen aquí para invadirnos son de la capital.

Reciben su paga de su capital. Vice Jefe Liu Ou, ¿alguna vez pagaste a tus soldados? ¿Por qué tus subordinados te siguen
incondicionalmente? ¿No me digas que quieres que tus subordinados arriesguen sus vidas por ti y luego dejes que sus familias mueran de hambre y se congelen hasta morir?

La sala de reuniones se vio envuelta en un incómodo silencio.

Nadie habló. Solo se oían los sonidos de los fuertes vientos del exterior.

La voz de Yan Xun era fría. Poco a poco, dijo:

—Volvamos al tema. ¿Quién habló en este momento?

—Fui yo. —Respondió el líder del Tercer Ejército, Lu Jie, en voz baja.

No era viejo, tenía unos 30
años. Tenía una gran barba, aparentaba un hombre de las tierras altas. Su cara estaba roja.

Con un tono grave, dijo—: No entiendo. ¿Por qué nos escondemos? ¿Por qué en la ciudad de Beishuo? Tenemos un ejército de 500.000, mientras que Xia solo tiene un ejército de primera línea de 100.000. Los superamos en número cinco a uno. ¿Perderíamos?

El comandante del Segundo regimiento de caballería de la ciudad de Beishuo, Chen Xi, expresó su acuerdo:

—¡Quien haya hecho este plan nos está humillando a los guerreros de Yan Bei! ¡Necesitamos la guerra! ¡Queremos luchar contra el enemigo justamente!

—¡En efecto! —El líder de las diversas tribus gritó emocionado—: ¡Los hombres de Yan Bei son
todos almas valientes! ¡No nos esconderemos del enemigo!

Chu Qiao se sintió abrumada con una sensación de náusea por sus actitudes. Acababa de ver el
desastre más allá de las puertas de la ciudad, y con ellos balbuceando sus decisiones mal informadas sin parar, no sintió nada más que molestia.

Levantando su cabeza, su mirada aguda miró a los varios comandantes, y
solemnemente informó:

—El plan fue hecho por mí. ¿Qué problemas hay con eso?

La multitud se calmó al instante.

Después de los últimos diez días, nadie se atrevió a cuestionar más a esta joven. En solo unos pocos
días, había reorganizado toda la estructura militar y había revolucionado la administración detrás de todo el cuartel general. A través de eso, la eficiencia de la gestión había aumentado considerablemente. Además, creó

Continuara