And if I write you a letter? [Byler]

❝ 𝓞 𝓒 𝓗 𝓞 ❞

❝ [ Will ] ❞

  Acababa de regresar de la escuela luego de un largo día. Estaba exhausto, así que decidí terminar uno de mis dibujos más recientes.

  Quería variar, por lo tanto me senté a trabajar en la cocina, ya que siempre estaba en mi habitación.

  Me encontraba realmente concentrado cuando la puerta de la entrada se abrió dejando ver a Eleven y a sus amigas entrar. Regresé mi vista al dibujo sabiendo que no tardaban en saludarme, pero extrañamente pasaron de largo sin dirigirme la palabra.

  Ni siquiera una mirada.

  Se me hizo raro pero realmente no me interesaba mucho, me centré en la hoja. Un tiempo después, Samantha se hizo presente en la cocina. Estaba buscando algo para comer.

─En la última alacena.─le dije mientras señalaba el lugar.

─Gracias.

  Ya con un par de galletas entre las manos, hizo el amague de irse de la cocina, pero se detuvo para hablarme.

─¿Sabes? Es una pena que no vaya a poder tenerte en mi cama.─dijo totalmente fuera de contexto.

─¿Que?─fruncí el ceño mientras la veía alejarse por el pasillo.

─¡Si te vuelven a gustar las chicas me llamas, lindo!─gritó entrando a la habitación de Eleven.

  Oh mierda.

  Voy a matar a esa chismosa.

  Era totalmente obvio que Eleven les había contado a sus amigas acerca de lo que había visto esa vez que abrió la puerta de mi habitación.

  Y no podía asegurar que sólo ellas lo supieran, ya que probablemente así como Eleven había compartido mi secreto, las chicas también lo habrían hecho.

  Mierda ahora sería la burla de la escuela.

  Otra vez.

  Por fin había podido dejar atrás todos los molestos apodos que me habían puesto en Hawkins, tendría que volver a pasar por lo mismo.

  Volvería a ser el rarito.

  Y ahora Cooper se vería afectado por lo mismo también.

  No tenía idea de que hacer, necesitaba un consejo, así que lo primero que se me ocurrió fue marcarle a Mike.

─¿Hola?─dijo mi amigo a través del aparato.

─Mike, soy Will.─me apresuré a avisarle.

─Hey Will, ¿como va todo?

─Muy mal, estoy a punto de acogotar a una castaña.─hablé nervioso y a la vez enojado.

─¿Eleven y tú pelearon?─preguntó confundido.

─Ella les dijo a sus amigas que soy... gay.─suspiré frustrado ─¡Se enterará toda la escuela! ¡Volveré a ser el raro!─mencioné aún más nervioso que antes.

─Mierda...─susurró ─Oye, tranquilo, primero habla con ella y luego buscamos una solución.

─Voy a intentarlo pero no prometo mucho.─dije entre dientes ─¿Y tú como estás?─cambié de tema.

─Pues... realmente confundido.─contestó ─Hoy paso algo... extraño.

─¿Extraño de que tipo?─cuestioné.

─Es una larga historia, pero... creo que me gustan los chicos.─explicó dejándome sorprendido.

  ¿Esto era contagioso?