Ecos

7. La sombra del sol

Inevitablemente, llega la Conferencia de debate. Apenas han pasado unos meses después del Festival de los Faroles y el sol está alto en el cielo. Es un día muy caluroso y Wei Wuxian está, como era de esperar, perdido. Debería haber escuchado a Jiang Cheng, quien insistió en que no, no hay un atajo y ¿podrías callarte, Wei Wuxian? Pero, por supuesto, Wei Ying tuvo que demostrar que estaba equivocado, solo por el gusto de hacerlo.

Lamentablemente, el que se equivocó es él, y tendrá que soportar las burlas no solo de un engreído Jiang Cheng (nunca gana, pero cuando lo hace es tan malo como Wei Wuxian), sino de todos sus shidis como bien. Probablemente, Jiang Fengmian le sonreirá cálidamente en medio de su humillación, divertido.

No es tan malo, de verdad. Solo tiene que encontrar el lugar en el que tendrá lugar la competencia y todo estará bien. Además, las túnicas rojas que los Wens les dieron son realmente bonitas, incluso si es extraño ver a sus shidis normalmente morados vestidos de escarlata. Tal vez son malos como dice la gente (lo son), pero los Wens definitivamente saben cómo organizar una Conferencia de debate, o al menos la parte divertida.

De repente, oye el sonido de una flecha cortando el viento y, por supuesto, la sigue. Descubre un objetivo de disparo con algunas flechas ya, la mayoría de ellos en lugares realmente buenos para aterrizar. También hay un hombre joven con cabello castaño en una cola de caballo y ojos azules, vestido de blanco con un lazo en sus manos, un sol rojo visible en sus mangas.

Se ve familiar, de alguna manera.

"¡Wow, eres realmente bueno!" La alegre voz de Wei Wuxian rechaza el silencio de la montaña, y el joven se sorprende lo suficiente como para dispararle una flecha por accidente. "¡Oye, cálmate!" Él tranquiliza al otro, el proyectil atrapado por su mano. “Ni siquiera es la primera vez que me pasa esto, ¿a ti ahora? ¡Jaja!"

Pero el joven se esconde detrás de una roca, demasiado temeroso de su error como para mirarlo, lo que solo lo hace reír. "¡Hey, está bien, de verdad!"

Wen Ning nunca ha escuchado algo como este extraño. Hay algo en su voz, algo entre la amabilidad y la sinceridad, difícil de detectar en Qishan e imposible de encontrar en la Ciudad Nocturna. Ese algo es suficiente para confiar en él, incluso si no sabe cómo llamarlo; Wen Ning es un extraño tanto por la sinceridad como por la amabilidad, después de todo. 

Cuando sale de su escondite para disculparse, se congela cuando ve al otro hombre.

¿Lo conozco?

Ojos grises, cabello oscuro en una coleta alta y una sonrisa tan brillante como las estrellas. Wen Ning nunca antes había visto a este hombre en su vida, está completamente seguro de ello, pero, de alguna manera, siente lo que ha hecho.

"¿Soy tan guapo que no puedes evitar mirar? ¡No te preocupes, me pasa todo el tiempo!" Y se ríe de nuevo , y suena como la primavera, como la luz del sol en medio de un día lluvioso.