X. El ventanal.

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II

—no, tú y mi hermana tiene que hablar de algo así que vengan— dijo Cole agarrando del saco a Klaus, lo arrastro hasta el baño y prácticamente lo aventó.

—¡Cole!, te pedí que no lastimaras a mi hermano— dijo Violet llegando con Carol, la traía del brazo. Klaus se levantó y se sentó en la taza.

Violet metió a Carol en el baño y Cole cerró la puerta con seguro para que ninguno escapara —¡son tan idiotas que no notan que ambos se gustan, así que por favor, háblense! Ya es suficientemente raro no verlos pegados todo el tiempo, y hermanita querida, por favor no la cages, nosotros nos encargamos de la investigación—grito Cole del otro lado de la puerta.

Klaus solo la miraba con sorpresa mientras que Carol solo quería matar a su hermano. La chica chocó la mano con la puerta apoyando si cabeza en ella.

—entonces si te gusto— susurró Klaus débilmente.

Carol aún con la cabeza pegada a la puerta respondió —si, y, ¿yo te gusto?— pregunto en el mismo tono de voz.

Klaus se levanto para quedar atrás de ella —desde siempre— respondió cerca de su oído.

La castaña se volteo lentamente viéndolo muy de cerca y se lanzo a sus brazos ocultando su rostro sonrojado en su cuello.

—wow, creo que creciste, con todo esto que está pasando no tengo tanto tiempo para observarte— dijo Carol, el nerviosismo la hacía decir cosas raras. El castaño rio divertido.

—si, ya pase a Violet, crecí un poco estos días— le respondió, Carol lo volteo a ver.

Ambos se fueron acercando lentamente viendo con deseo los labios del otro pero un sonido de vidrio rompiéndose los interrumpió, Cole abrió la puerta y todos bajaron corriendo gritando el nombre de su tía.

Por poco se tropiezan al bajar corriendo, llegaron a la biblioteca e inmediatamente retrocedieron ligeramente. En el ventanal que daba al lago lacrimógeno se veía una silueta, sin lugar a duda fue su tía Josephine.

—Klaus, Carol, ahí— señaló Cole. Ambos fueron a ver que era.

Una nota suicida.

Caminaron sin poder creerlo, veían con tristeza la silueta en el ventanal, algo estaba mal, podían sentirlo.

La empezaron a leer en voz alta cuidadosamente —niños Baudelaire y Rizzo. Cuando lean ecta, espera ¿ecta?— empezó Carol. Klaus se posicionó detrás de ella para seguir leyendo.

—...mi vida habrá llegado a su fin, mi corazón está tan frío como el de Ike...— siguió.

—no tía Josephine—negó Violet, se negaba a aceptar que había muerto.

—...como último testamento los dejó en el cuidado del capitán Sham...— eso derrumbó por completo a Violet. Cole fue el primero en reaccionar ya que la agarró ligeramente del brazo para que ella lo abrazara con fuerza. Klaus paro de leer viendo a su hermana derrumbarse.

—no Violet, no llores, vamos a salir de esta lo juro— dijo Klaus acercándose hacia ella. Violet lo miro para asentir y separarse de Cole.

𝑨𝒍𝒈𝒐 𝒆𝒔 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒂𝒅𝒂|| 𝑲𝒍𝒂𝒖𝒔 𝑩𝒂𝒖𝒅𝒆𝒍𝒂𝒊𝒓𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora