𝑨𝒍𝒈𝒐 𝒆𝒔 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒂𝒅𝒂|| 𝑲𝒍𝒂𝒖𝒔 𝑩𝒂𝒖𝒅𝒆𝒍𝒂𝒊𝒓𝒆

II. X. Después de.

X

Al día siguiente de la fiesta todos regresaron a sus casas. La mujer quería llevarse a los huérfanos, pero  ellos se negaron alegando que ya tenían un lugar en donde vivir. Consiguieron todo lo necesario para su misión y finalmente se retiraron.

En todo el camino mantenían su sana distancia con ellos. Era notorio el miedo que les comenzaban a tener. Cuando llegaron algunos de sus amigos no querían que se acercaran mucho a las niñas. Así pasó por los días siguientes.

Hasta que Pilar decidió convocar una reunión, con Cole y Carol en el sillón. Como si fuera un interrogatorio. Y así fue. Solo que cuando los tenían así, no sabían que preguntar.

—¿cuantas cosas más hicieron?— pregunto Grecia tímidamente.

—no quieren saber— respondió Carol ocultando su cabeza en sus rodillas.

—¿incendiado lugares?— preguntó Jimena cuidadosamente. Ellos asintieron levemente.

—¿secuestrado a alguien?— preguntó Pilar. Asintieron.

Hubo un silencio —han... ¿asesinado?— preguntó Ari. Sin ninguna broma de por medio.

—solo a personas que lo merecían... como el hombre de la fiesta— aclaró Cole en un susurro.

—somos inocentes... lo suficiente— susurró Carol encogiéndose de hombros.

—oigan, ya es suficiente— dijo Violet acercándose a sus amigos. Grecia la detuvo, con todo el pesar del mundo.

—no, tienen que decirnos todo... ¿porque no nos dijeron nada?, pudimos afrontarlo juntos— preguntó Grecia con una tierna sonrisa.

—¿que querías que dijéramos?, ¿que hemos sido las peores personas por meses?, ¿que hicimos cosas terribles?, ¡solamente para mantenerlos vivos! —explotó Carol levantándose para quedar enfrente de todos —¡si les decíamos reaccionarían de la peor manera como lo están haciendo ahora!, nos miran con miedo, asco ¿acaso crees que eso es lindo?—

—y eso no es todo— siguió Cole levantándose también —alejan a Sunny y Beatrice de nosotros, los hemos oído cuchichear, de que somos un peligro para ustedes y que no deberíamos vivir aquí—

—eso no es cierto...— trato de decir Jimena.

—¡no digas nada, tú más que nadie sabe todas las cosas que dicen de nosotros!— gritó Cole interrumpiéndola.

—son peligrosos, lo sabíamos y aún así los recibimos— dijo Pilar aparentando ser seria.

—¿quieres que te agradezca?— pregunto Carol sarcásticamente.

—nos temen, bastante obvio— susurro Cole rodando los ojos.

—¡no les tememos!— respondió Isadora un poco lejos.

Carol se acercó a ella hasta quedar a centímetros de su cara —ve mis ojos y di que no tienes miedo— pidió. Isadora no pudo decir nada, sólo se quedó parada, sin mover un solo músculo. Jamás había visto esa mirada en ella. Carol soltó una risita girando la cabeza —lo sabía—