Malfoy y Lestrange

Blanco

Blanco

Lyra reaccionó en cuánto sus pulmones se llenaron de nuevo de aire fresco.

Abrió los ojos sin entender nada de lo que sucedía.

—¿Qué es este lugar? —pensó para ella misma.

Una habitación blanca, sin puertas ni ventanas.

¿Cómo había llegado ahí? ¿Por qué estaba sentada en el suelo?

Cuando le pareció ver a alguien frente a ella, se frotó los ojos.

Una niña pequeña le sonreía, como si acabara de hacer una travesura. Tenía el cabello ondulado y unos ojos grises que la miraban con curiosidad.

—¿Recuerdas quién soy? —le preguntó tras reírse.

Lyra tragó en seco —Eres yo.

La niña volvió a reír antes de continuar —¿Recuerdas lo que pasó?

—No.

—Así es mejor, debes creerme soy tú —señaló la pequeña con autoridad para sentarse junto a ella en el suelo.

—¿Esto es un psiquiátrico? ¿Estoy en San Mungo?

La niña negó con la cabeza —No sé qué es un sicuatríco.

—Finalmente me volví loca.

—A mamá no le gusta esa palabra.

—¿Qué sabes de mi mamá?

—Sé que mamá está bien y que siempre huele rico.

—¿Y papá? ¿Draco? ¿Theo?

La niña volvió a asentir —Todos bien.

—Si te digo los nombres: Rodolphus y Rabastan ¿sabrías quiénes son?

—Misma respuesta, pero ya no me preguntes tanto.

—¿Por qué?

La pequeña bostezó somnolienta —Tengo sueño, ya casi es hora —se paró y le extendió su mano pidiéndole que la acompañara.

Lyra la miró con recelo —¿A dónde vas?

—A dormir.

—¿A dónde irás a dormir?

—No te preocupes, es un mejor lugar.

Lyra volvió a mirar la habitación, seguía sin ver una salida.

—Un mejor lugar —se repitió para ella misma.

¿Qué había pasado?

La slytherin intentó retroceder asustada, pero le resultó imposible —¿Estoy muerta?

—No lo sé, solo me pidió que te lleve.

—¿Quién?

—Tampoco sé su nombre.

—¿Cómo sabes que mi familia está bien?

Le respondió como si se tratara de algo obvio —Ninguno de ellos ha pasado por aquí.

—Si voy contigo, ¿los volveré a ver?

—Es posible, pero con algunos tendrás que esperar.

—¿Todos van al mismo lugar?

—¿Tú quieres ir al otro? No es tan bonito.

Lyra sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas —¿Al menos puedo despedirme?