Capítulo V

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No tenía ganas de ir al colegio, después de lo de ayer.

—Señorita— alguien llamando a la puerta. —Levántese, tiene que ir al colegio— me sacudió de un lado a otro.

—Voy— sin ganas de pararme a protestar, me levanto.

Abro las puertas de mi balcón, siempre me levantaban temprano ya que era una persona que se levantaba tarde y me podía quedar dormida. Me bañe, me vestí y me lave los dientes.

De pronto me recordé de golpe, no termine la tarea de filosofía, chisteo.

Enciendo mi laptop y comencé a investigar lo que me faltaba sobre la tarea que la profesora asigno, lo bueno que me faltaba poco para terminar. Entra Mar, una de mis doncellas y me deja mi desayuno a lado.

—Su alteza, en unos 15 minutos se ira para el colegio— observa lo que está haciendo. —¿Otra vez se quedó dormida?

—Lo siento Mar, pero prometo que me falta poco, solo dame unos minutos— agarro con mi mano un pequeño trozo de uno de los pancakes.

Mar me mira mal y me ofrece el tenedor para comer. Ella empieza acomodar mi cama y recordé que había dejado un manga que estaba leyendo encima de ella. Maldecí por lo bajo, ella gruñe.

—Con razón no termino su tarea, se quedo leyendo de nuevo hasta tarde— suspira. — Sabe que su padre había hablado con usted de esto, de que primero la tarea y después podía leer lo que quisiera.

—Por favor, pasarlo por alto hoy, prometo que no lo haré de nuevo— me arrodillo ante ella, para que me perdone.

—Esta bien, lo pasare hoy. La próxima se los quitare, es por su propio bien.

—Lo sé, lo sé.

Termine mi tarea y ayude un poco a Mar a organizar mi ropa sucia y limpiar una que otra cosa, arregle mi mochila y me mire por una ultima vez, tenía unas ojeras, pero me puse un poco de maquillaje para que no se notara tanto, no me importaba, valió la pena quedarse despierta hasta las 4 a.m. leyendo, pensándolo solo dormí una hora, en el receso dormiré algo para no sentirme cansada en el segundo bloque de clases.

Bajé lentamente las escaleras. Vi a Raúl hablando con nuestro padre, cuando me vieron hicieron silencio e ignoré eso. Después de quince minutos, llegamos. Bajé sin ánimos de nada, entre al salón de música antes de ir a las clases regulares, había llegado un poco temprano, prefiero invertir mi tiempo en algo que no estar haciendo nada en el salón.

Había varios tipos de instrumentos en toda el aula, me fije en el piano que estaba en la esquina. Le quite el forro que lo cubría, era blanco y sus teclas estaban un poco sucias, saque un pañuelo y lo limpie.

Me senté en banquillo y sobé un poco mis manos para darles un poco de calor. Comencé a tocar la canción de mi película favorita: El castillo ambulante, la pieza de Howl. Mis dedos se movían al compa que tarareaba la canción, la ultima vez que toque un piano fue antes de irme a Italia, mi padre había contratado a un mentor para que aprendiera varios instrumentos como el arpa, violín entre otros, pero el que mas me gusto fue el piano. Sus notas eran suaves y le podían poner un toque a una canción, cerré los ojos dejándome llevar.

Seguía tocando, hasta que alguien me interrumpe.

—Señorita, en unos minutos sonara el timbre— me avisa el conserje.

—Muchas gracias por avisarme— recogí mi mochila del suelo. —Que tenga un buen día.

—Por cierto, toca bien.

Le dedique una sonrisa como señal de gracias y despedida.

Había pocas personas en el pasillo, algunos me miraban asustados, otros simplemente se limitaban a ignorarme.

Dark SecretWhere stories live. Discover now