Capítulo XVIII

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Se fue, yo caí de rodillas, lloré por primera vez después de varios años, allí me di cuenta de que perdí todo lo que una vez pude haber tenido, por imbécil pasaron las cosas. Debí ser honesto desde el principio, pero no creo que eso hubiera cambiado las cosas también entre nosotros.

Caminé donde mi padre y le dije que me retiraba, no tengo ganas de estar aquí, todo se volvió ruidoso al mi alrededor, la música se volvió un fastidio. Ya perdí lo que más quería por culpa de Vaitiare, solo por su codicia. Mi padre me miro confuso y se disculpo con las personas que estaba hablando. Quería llorar, pero después lo preocuparía y no quería eso.

—¿Sucede algo hijo? ¿Hay algo que te moleste? — me levantaba el mentón para que lo viera los ojos.

—No padre, solo que me duele el estómago, debe ser que comí algo que no me cayó bien— le sonreí de manera forzada.

—Está bien, no hay problema. Solo me avisas cuando llegas y si necesitas algo— me abraza.

Me despido de los reyes inclinándome como señal de mi retiro. Mi carro ya estaba afuera, el valet me dio mis llaves.

—¿Amor a dónde vas? — Vaitiare corrió para llegar a la par mía. Sus ojos morados me miraban desesperadamente, haciéndose la víctima.

—¡Aléjate de mí, ya me hiciste perder lo único que quería! — estallé, se me nubló la vista por las lágrimas.  Vaitiare sólo sonrió, sabía que eso era lo que quería, no soporto verla ningún minuto más.

Subí a mi carro y arranque como si no me importara mi vida, no podía controlar mi ira, llegué al castillo y me fui a mi habitación, comencé a romper lo que encontraba y me eché a llorar en una esquina. Nunca había estado así antes y menos por una chica, pero ella me hacía sentir especial; podía ser yo mismo con ella y eso me hizo que este sentimiento de amor creciera en tan solo poco tiempo.

Enciendo mi celular, lo primero que aparece es una foto de ambos en mi fondo de pantalla, quiero llamarla y decirle que me deje explicarle, pero se que apenas la llame me ignorara.



|SAORI|



Dormía a Amerie, trataba de agarrar la mamadera y se reía. Lo único que me queda y me importa aparte de mi familia.

Mi padre se quedó en la fiesta, me fui sin despedirme de nadie y se que eso fue grosero, pero no estaba para fingir hoy. No se si lo que hice fue lo correcto, tampoco le di la oportunidad de que me explicara.

Me asomé por las escaleras y llamé a Lucía para que cuidará a la bebé, mientras hablaría con la esposa de mi primo Joshua para un acuerdo, ellos son duques; necesitaba su ayuda para un proyecto que mi padre está realizando en el centro de Dark, para un centro recreativo para que los niños puedan tener clases gratis de varias cosas.

Había hablado con mi padre de esto, ya que ver a los niños felices me da felicidad a mí.

—Hola Michelle ¡Qué sorpresa, cuánto tiempo sin vernos! — la recibí en el despacho de papá. A pesar de tener 121 años, es muy buena en los negocios.
—Saori ¡Te extrañe! — me abrazó eufórica.

Michelle se sentó, ha cambiado desde la última vez que la había visto, su cabello escarlata estaba más largo, alta estatura y ojos celestes puro.

Nos dirigimos al despacho de mi padre, para hablar con más privacidad. Le hice un gesto para que se sentara al frente la silla que daba hacia el escritorio.

—Empecemos— sonreí.




|EVAN|


Dark SecretWhere stories live. Discover now