Capítulo 3

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Con su cabeza apoyaba en un cúmulo de nubes, escuchaba a un corazón latir al mismo compás que el suyo. Los brazos del cielo la cargaban con delicadeza mientras caminaban por un paraje deslumbrante. Un enorme prado tal como le habían contado que era el exterior. Pasto verde cubriendo el suelo hasta el horizonte y árboles levantándose con porte frondoso para proveer de refrescante sombra a las familias que se reunían para merendar bajo su figura. Niños mucho mayores que ella corrían por todas partes, escondiéndose entre los árboles.

Era una escena de tranquilidad plena en comparación con el hospital, pero lo mejor de todo eran los brazos que la sostenían. El pacífico metrónomo que latía en el pecho de esa mujer angelical la cubría con cada tono en un aura de protección. Su identidad le era desconocida, pero se sentía tan feliz en sus brazos que la debía conocer toda su vida.

El horizonte brilla como si indicara la llegada del alba, aunque ya era de día. Las personas son consumidas por la luz al igual que el pasto se desintegra al ser alcanzado por esta. La mujer mueve sus labios en silencio, dibujando fantasmas de palabras que no puede entender ni escuchar bien. Su expresión cambio la calma pura hasta la seriedad que marca una preocupación que no entiende. El paisaje desaparece hasta ir mezclándose con el horizonte en un destello cegador. Las dos son lo único que queda en esa realidad. La cara de la mujer se desvanece mientras lucha por seguir hablándole aunque su mensaje no llegara. Finalmente, la luz se la llevó también dejándola sola en el vacío luminoso hasta que...


0603 abrió con dificultad sus ojos para revisar el pasillo en el cual pasó la noche. Si bien ella estaba consciente de que otro día había pasado, el penetrante hedor de los cuerpos se lo recalcó. En su sala, los pacientes muertos no eran algo fuera de lo común, por lo que se había acostumbrado a su olor. Sin embargo, no solían pasar de dos o tres, mientras que en ese momento el piso entero se encontraba repleto de cuerpos cercenados cuyo único medio de ventilación.

Con cuidado, se levantó y se apoyó en la pared con los retazos de su sueño en su mente aún. Le intrigaba la identidad de esa mujer que le llevaba en brazos. Por un momento, pensó en 0748 y lo amable que era. La tranquilidad que ella emitía era parecida, pero esta figura parecía ser de un mundo diferente al suyo.

En elsueño, estaban en un lugar muy parecido al exterior que le describieron. Unaemoción la recorrió al pensar en lo que había fuera del hospital. Tal vezobtendría una respuesta si salía de ahí. Su cuerpo era débil, pero ladeterminación que guardaba se sobreponía a la mezcla de sensacionesespeluznantes que tenía en su mente. Bajó las escaleras a paso lento para noforzar sus piernas mientras imaginaba que más encontraría antes de escapar.

Pasillos vacíosTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang