10. El acercamiento

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Capítulo Diez

El acercamiento

—Espera, deja ver si estoy entendiendo —escuché su indignación desde el otro lado de la línea—. ¿Alex te iba a besar y tú no querías? Joder, es que en verdad algo debe de estar mal contigo.

Mikayla tenía razón, algo estaba mal conmigo.

Estaba acostada sobre mi amplia cama y con mis pies recargados en la pared moviéndolos de un lado a otro.

Llevábamos más de media hora hablando por teléfono, y en ese poco tiempo, ya la había puesto al día con todo las cosas que habían pasado. Ese tipo de cosas que incluían labios y corazones latiendo a una velocidad peligrosa.

—¿Crees que no lo sé? No me entiendo —solté las palabras y sentí mi voz fallar—. Él me gusta, te juro que sí, solo que sentí una sensación extraña en el pecho.

—¿Te sentías culpable? Tal vez te estás engañando y él no te gusta tanto como habías creído.

—No, no es eso.

—No sabría que decirte, nunca me ha pasado algo así.

—Kayla, a este paso mis labios morirán vírgenes —chillé.

Ella resopló con exasperación.

—Oh, vamos, no seas tan dramática. No conozco a Alex, no podría decirte que está pasando por su cabeza, porque te estaría mintiendo. Pero lo único que te puedo asegurar es que si él te iba a besar, es porque también le gustas.

—Lo sé, por muy extraño que me parezca, soy consiente de que le gustó, pero ¿se supone que uno debe sentirse listo para besar a alguien?

—Mack, es que los besos no es algo para lo que naciste lista, son ese tipo de experiencias que en algún momento tienes que vivir —ella tomó un suspiro antes de continuar y yo me quedé en silencio esperándola—. Te seré sincera, no siempre serán con personas que te gusten, existirán ocasiones en las que besaras a un desconocido, también podrá haber uno que sea por despecho, o con una persona por la cual solo sientas atracción y no exista ningún sentimiento de por medio. Los besos no tienen uso de razón ni mucho menos una explicación. Todos los vemos de diferentes formas y con un significado único.

Me llevé la mano a mi rostro para cubrirlo.

—¿Crees que debí haberlo besado? —pregunté con la voz ahogada bajo la palma de mi mano.

—¿Te digo la verdad? Sí, no hubieses esperado a que él lo hiciera, no siempre tienen que ser ellos. Mack, estamos en pleno siglo veintiuno, nosotras también podemos dar la iniciativa. Así que ahora me tienes que dejar pensar un momento el por qué no te sentías lista.

»No me malinterpretes, no tienes que hacer nada que no quieras, solo que es algo confuso el que lo quieras y a la vez no lo quieras, ¿notas lo contradictorio que suena?

Solté un fuerte suspiro.

—Si lo llegas a saber, no dudes en decirme, créeme que me gustaría saber.

Ella se quedó un momento, callada.

—Tal vez fue tanta la impresión que no podías creer en verdad estaba pasando. Me quiero imaginar que eran demasiadas emociones, que al final hicieron que te sintieras aturdida, ya que en verdad dudo que sea porque no estabas lista, desde que te conozco has estada colada por Alex, así que lista lo has estado desde que lo viste.

Esto no es un cliché, ¿o sí? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora