23. La fogata

54.9K 5.2K 9.1K
                                    

Capítulo Veintitrés

La fogata

Nerviosa.

Me sentía realmente nerviosa.

Una palabra a la que me había acostumbrado, y que sabía que la mayoría de las personas conocía. No solo por su significado, sino porque lo suelen vivir en carne propia en algún punto de su vida. Estaba terminando de arreglarme, tras haber comido con todos, me subí a dar una larga ducha y a cambiarme para la fogata que harían los chicos. Siempre había soñado con ir a acampar con mi familia y poder hacer una. Eso es algo que nunca pudimos llegar a hacer y dudaba que lo pudiésemos hacer en un futuro.

Intenté no pensar en ello, y seguir acomodándome las tiras de las sandalias alrededor de mis piernas.

Me había puesto un vestido verde floral de margaritas blancas y de la espalda fruncido. Traía unos hermosos tirantes en los que hice pequeños moños en cada extremo de mis hombros y dejando una parte colgando. Me llegaba por arriba de los muslos y era demasiado cómodo. Así que me hacía sentir ligera y tras haber estado todo el día bajo el sol había agarrado un tono bronceado en mi cuerpo y mis mejillas tenían un ligero color rosa.

No fue necesario aplicarme maquillaje.

Mi celular vibró en el tocador y leí el mensaje.

Era de mi hermana Brianna, hace un rato le había mandando un mensaje para avisarle que todo estaba yendo bien y ella me respondió que se alegraba. No quise mencionar nada de lo que había ocurrido, no quería que al final termináramos peleando de nuevo, así que solo lo volví a bloquear y dejarlo en su lugar antes de salir.

Mientras iba caminado por el pasillo pude escuchar a las demás chicas arreglándose. Y la música resonaba desde la parte de afuera en toda la casa. Me sostuve del barandal mientras bajaba y buscaba con la mirada a los chicos.

Solo que no los vi por ningún lugar.

Cuando salí esperaba verlos en algún lugar, solo que no fue así. Al contrario, alguien más me buscaba a mí.

—Mack —la familiaridad de esa voz me hizo saber de quién ese trataba sin voltearme—, ¿te estás divirtiendo?

Me volví hacia él y le sonreí.

—¡Caleb! Claro que sí, y gracias por dejar que viniéramos. En serio, no sabes cuánto lo necesitaba.

—Nah, eres más que bienvenida y lo sabes —me rodeó con su brazo y me encamino a unas sillas reclinables.

—¿En serio?

—Por supuesto, el saber que has logrado dominar al idiota de Alex hace que te ganes mi respeto —se burló.

Sonreí con timidez.

—Bueno, se hace lo que se puede.

—Pues lo haces bien —se comenzó a reír y a negar con su cabeza—. Es bueno saber que contigo se muestra como en realidad es, solo lo ha hecho conmigo y con sus padres.

Eso me hizo querer hablar del tema.

—¿Te ha mencionado algo? —pregunté con duda. Sabía que él me entendería a lo que me refería. No quería ser una entrometida pero sabía que él tal vez me diría algo.

Esto no es un cliché, ¿o sí? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora