30. El despertar

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Capítulo Treinta

El despertar

Una fuerte luz lastimaba mis ojos, y escuchaba muchas voces a mi alrededor y todas hablando al mismo tiempo.

¿No había muerto?

Me palpitaba una parte de mi cabeza, y sentía que me iba a explotar de tanto que me dolía. El miedo de haber sido la única que había sobrevivido me impedía que abriera los ojos y que me dieran las malas noticias. Así que decidí mantenerlos por un lapso de tiempo más cerrados y me llevé la mano a la parte que tanto me palpitaba.

¿Estaba en el hospital?

Auch.

El solo hecho de recordar lo doloroso que había sido el accidente hacía que todo mi cuerpo doliese, y que mi corazón latiera tan rápido que tenía miedo que se detuviese. Sabía que no podía seguir fingiendo que aún no me despertaba porque ninguna de las personas que estaban hablando se lo iba a creer.

Entonces decidí que los iba a abrir.

Bueno, un rato más y ya.

Hasta que comencé a escuchar claramente lo que decían.

—¡Que no la toquen! —gritó alguien—. ¡Maldita sea!

¿Qué carajo...?

—¿Deberíamos llamar a una ambulancia?

—No lo creo —dijo otra voz.

—¿Qué se supone que tenemos que hacer?

Alguien soltó un chillido con horror y dijo:

—¿Creen que este muerta?

—Alguien acérquese para ver si respira —sugirió el otro.

Una voz más madura que los demás hablo.

—A ver, ¿quién de aquí la conoce? Para que le de una respiración de boca a boca si es necesario.

No. No. No.

Aquí nadie iba a poner su boca sobre la mía, ni idea de las bacterias que puedan tener. Además, ¿esta gente quién se cree que es? ¿Por qué no simplemente le hablaban a la ambulancia? Había tenido una accidente, ¡maldita sea!

Lo más seguro que es me estuviese desangrando y me fuese a morir muy pronto. Joder, tantas cosas que quería hacer con mi vida y todo se vino a reducir a esto. Nunca iba a volver a ver a mi familia, ni a mis amigos y a Alex.

Sentí las lágrimas acumularse en mis ojos.

—¡¿Tú por qué no dices nada?! Se supone que tú la conoces, es tu mejor amiga, ¿no? Siempre los he visto juntos por toda la escuela, ¿verdad, chicos?

Un coro de «es cierto» lo acompañaron.

—Creo que está en shock —respondió otro.

Esperen un momento...

¿Leo estaba aquí? ¿Cómo se había enterado?

Esto no es un cliché, ¿o sí? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora