Su dulce y decadente sonrisa

Chapter 10

Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco, es de thecellarfloor y fue beteada por Ausie Adeline.

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Se habían aparecido frente a la enorme Mansión Malfoy. Hermione fue arrastrada por el largo sendero hacia la gran propiedad. Su agarre era como un puño de hierro, como si tuviera miedo de que, si lo aflojaba, ella se alejaría demasiado para que él pudiera alcanzarla.

Caminaban a gran velocidad, lo que no le dio tiempo a Hermione para observar el siniestro entorno. El exterior ya no poseía el espectacular jardín lleno de flores y esculturas que una vez tuvo. Ahora era un bosque salpicado de árboles que llenaban el terreno con oscuridad. Tres veces ella había tropezado con sus pies debido a su ritmo rápido, y tres veces había disminuido la velocidad, estabilizándola suavemente y evitando su caída.

Él siempre hacia eso; primero era desconsiderado y malvado, y al siguiente era protector y afectuoso.

Hermione repentinamente recordó su extraña conversación con Luna, la inteligente chica había insistido en que Draco Malfoy realmente sabía cómo amar.

«Él solo tiene una forma diferente de demostrarlo.»

«Diferente», cuando se trataba de Draco, significaba usar cualquier medio necesario: su poder, influencia y astucia, como un verdadero Slytherin.

Diferente significó convertirse en un brillante hombre que creó esquemas y que cuidadosamente planeó su rendición. Que conocía todas las leyes y las lagunas y se aseguró de usarlas a su favor para que ella no tuviera forma de escapar. Él había usado sus inseguridades, su conciencia y a las personas que le importaban en su contra. La había llenado con una falsa sensación de seguridad, aunque solo por un tiempo.

Después de eso, había tomado represalias.

A pesar de todo, Hermione todavía no quería creer en la absurda teoría de Luna: que Draco Malfoy había desperdiciado tanto de su tiempo y esfuerzo, maquinando y armando trampas tan ingeniosas, solo porque la amaba.

Luna había querido darle un mensaje oculto con sus palabras. Algo que solo Hermione podría entender.

Desde el principio él había vivido en un lugar donde el amor era visto como un defecto, un secreto que debía ser enterrado profundamente en el corazón de uno y no volver a hablar de ello. Sus padres, aunque lo amaron mucho, también amaban a Voldemort. Draco se había visto obligado a ocultar sus sentimientos y al final quedó como con un caparazón hueco.

Luna le había recordado que Draco no era Voldemort. La forma "diferente" en la que Draco demostraba sus sentimientos era rencorosa y cruel, simplemente porque era la única forma en que sabía hacerlo...

Draco no había tocado. Simplemente se pararon en el exquisito porche de la entrada cogidos de la mano, mirando las puertas de entrada. Trató de ignorar los escalofríos que recorrían su espina dorsal cuando su pulgar le masajeó ligeramente la mano, trazando pequeños círculos en su piel. Después de varios minutos de incómodo silencio, finalmente lo miró con enojo.

—¿No vas a tocar?

Él parecía una estatua, una que podría haber sido exhibida en una galería de arte. Era impecable y refinado en su impresionante quietud.

Draco no le respondió.

Su falta de respuesta levantó sus sospechas. Inmediatamente, sus pensamientos corrieron en todas las posibles situaciones trágicas que podría encontrar una vez que abriera las puertas. Pensó en ver cadáveres, Mortífagos, al mismo Voldemort. Incluso imaginó a los padres de Draco como zombis, esperando conocerla y luego invitarla a cenar. La inquietante imagen mental fue suficiente para marearla. Si tuviera que esperar un segundo más, sin dudas se volvería loca.