Luego de que los hombres lobos recuperaran la piedra lunar, llegaron nuevos peligros a Seabrook. Primero, Zombies; luego, hombres lobos y ahora... ¿Vampiros?
Pero, esta vez, no solo hay un grupo. ¿Dos bandos? Unos a matar, y otros a proteger.
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Estaba por salir a ayudar a la chupa-sangre, pero ella no quería. ¿Se suponía que debía ver como la mataban? Por suerte su amigo llegó a tiempo y empujó al tipo. En cuanto Liv se recuperó me miró, y asintió, para que supiera que estaba bien.
- Trabajo en equipo, me gusta. Serían buenos si trabajaran conmigo.
- No, gracias. Valoro la humanidad que me queda.
- Nosotros no. Solo que no nos agradas. Mientras más lejos mejor. - Dijo Verónica.
- Y si te podemos tener muerto... mejor aún. - Completó Valentín.
Él otro solo empezó a reír cínicamente, al mismo tiempo que se levantaba y los miraba.
- Lo siento, pero en cuanto me deshaga de ustedes tres. La chica del cabello blanco se unirá a mí.
- Sueña con eso. - El tipo se quiso acercar a ella, pero Liv salió corriendo, seguida de él.
- ¿Por qué no sigue el plan? Estaca, corazón, muerto, celebración. ¿Es difícil de entender? - Cuando escuché las quejas del vampiro, salí.
Ellos me miraron completamente sorprendidos.
- Ya decía yo que algo se nos olvidaba.
- Ahí estabas... Siendo sincero... ya me había olvidado de ti.
- Sí, aquí estaba, Valentín. Liv dijo que lo llevarán al sol. Él no sabe que Addison la ayudó para que pudiera estar bajo la luz del sol. La chaqueta se nota, pero no va a entender porque no se queman sus piernas.
- Por eso no seguía el plan. - Ambos se miraron. Y luego a mí. - Bueno, hermano, intenta seguirnos el ritmo. - Ambos me sonrieron antes de salir corriendo.
- Odio su velocidad, odio a los vampiros, odio esto. - Corrí en la misma dirección, mientras me quejaba.
Demoré un poco más que ellos en llegar. Cuando los encontré, ellos estaban en su modo ataque, Liv estaba "acorralada", entre la luz solar y el otro tipo.
- Decidan, chicos. ¿O me dicen dónde está la chica, o su amiga se quema?
- No diremos nada.
- Entonces... lo siento. Díganle adiós. - En un rápido movimiento la empujó al sol, por suerte llegó a sujetar la capucha, solo se quemó un poco las manos. - Imposible. - Quiso acercarse a ella, pero su mano se empezó a quemar. - Agh.
Por seguridad fui hacía donde estaba Liv, y me paré frente a ella, activando mi collar.
- Seabrook es territorio de hombres lobo. Podría llamar a toda mi manada y acabar contigo ahora mismo. Así que largo.
- Estás defendiendo a una vampira.
- Ellos tres son los únicos que permitimos aquí.
- Ya viste que Liv puede caminar por el sol. Estamos en ventaja. - Dijo Valentín.
