Luego de que los hombres lobos recuperaran la piedra lunar, llegaron nuevos peligros a Seabrook. Primero, Zombies; luego, hombres lobos y ahora... ¿Vampiros?
Pero, esta vez, no solo hay un grupo. ¿Dos bandos? Unos a matar, y otros a proteger.
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- Deja de ser infantil.
- Somos un equipo, Liv.
- No decían lo mismo ese día. ¿No? - Les contesté con rencor.
Habían pasado más semanas, ya era el último día de clases. Víctor no aparecía, y los tres vampiros estábamos preocupados. Valentín y Verónica "querían arreglar las cosas". Yo solo quería que me dejarán en paz.
- ¿y eso qué? Ya no importa. Víctor está tardando. Significa que lo vendrá será grande.
- Tal vez a ustedes no les importe, pero a mí sí.
- Pero... - Verónica bufó mientras hacía como si me apretara el cuello. Luego suspiró profundamente y se calmó. - ¿Recuerdas que querías cuidar a Addison? Pues no podremos hacerlo sino volvemos a trabajar juntos.
- Dí, pues seremos un equipo cuando el regrese, mientras tanto, déjenme tranquila.
Quise irme, pero usaron la velocidad para encerrarnos en un salón de clases vacía.
- ¿Estás escuchándote? ¿Nos estás escuchando? Víctor volverá y con algo grande.
- Lo sé. Pero apreciaría que me den mi espacio. - Intenté irme, pero no me dejaron. - ¿Ahora qué?
- Déjame a mí. - Valentín se puso en frente mío. - Hoy. Es. El. Último. Día. De. Clases...
- No me hables como a una niña pequeña.
- lo siento. Pero en vacaciones será más difícil todo. No estaremos con Addison todo el día.
- Entiendan. No podemos hacer que venga cuando queramos...
Me vi obligada a callarme, por un increíblemente fuerte ruido. Se podían escuchar los gritos de los alumnos de Seabrook. Nosotros nos miramos y salimos a ver qué pasaba. Todos corrían despavoridos.
- La última vez que estuvieron así... fue porque el vino. - Los tres nos miramos.
- Bien, busquemos a Addison. No dejemos que se le acerque. - Asentimos y nos separamos.
No podíamos usar la velocidad vampira. Los alumnos de Seabrook se asustarían más. Me tomó mucho tiempo, pero al menos pude encontrar a Eliza.
- Eliza. ¿Sabes dónde está Addison? ¿Qué está pasando?
- Más de los suyos llegaron a Seabrook. Y no sé dónde está Addison, pero puedo rastrearla.
- genial, hazlo. - Ella empezó a teclear algo en su tableta. Mientras yo llamaba a los demás. - La encontré vengan. - A ellos no les importó y vinieron con la velocidad.
- No hagan eso. Están asustando más a todos. - Nos dijo Eliza. - Ya está. Cerca del gimnasio.
- Gracias, Eliza. Vamos... - Los chicos volvieron a usar su velocidad. - No tienen remedio. - Los seguí con mi velocidad.
