Ares Simpson se había fijado en Bethany Cooper, alumna del internado Williams quién sin duda era la mejor jugadora de fútbol que había conocido nunca, le había impresionado su manera de jugar, su manera de ser y no descansaría hasta conseguir tener...
Ares se despertó a las siete de la mañana, fue al baño en el cuál hizo pis, se miro en el espejo y peino un poco su cabello, camino hasta su habitación y cogió la ropa que estaba colocada cuidadosamente sobre la silla de su escritorio.
Se puso la camisa azul de rayas amarillas, unos vaqueros azul claros y se sentó para ponerse sus deportivas blancas.
Miró el reloj y vio que se le habían hecho las siete y media, cogió su mochila y su teléfono.
—Chao papás—dijo mientras cogía las llaves del coche.
—¡Que tengas buen día hijo!—grito Leonard desde la cocina.
—¡Ve con cuidado!—añadió Hunter.
Ares se montó en su precioso descapotable azul marino y junto a una sonrisa tomó rumbo hasta el hogar de los Bulter dónde recogería a su mejor amigo y a la hermana de este para ir a clase juntos.
Mientras eso ocurría el despertador de Bethany sonaba, se sentó en su cama del internado y visualizó como su compañera de habitación seguía durmiendo.
No le dijo nada ya que no eran amigas y la primera vez que la intento despertar fue una gilipollas con ella, así que había decidido que no se quería calar esos dramas.
Cogió su uniforme y se metió en el lavabo dónde también lavo sus dientes y se cepillo el cabello, colocó en sus manos el nuevo uniforme, ya que ese año lo habían cambiado pues Jesús Williams consideraban que llevaban demasiado tiempo con el antiguo.
Ahora no habían corbatas, algo que agradeció ya que las odiaba, el uniforme constaba de una americana negra con una línea gruesa y roja en la solapa de estas, el escudo del centro se encontraba a la derecha de la americana, llevaba una camisa de botones blanca y unos tirantes rojos ajustados a la falda que iba a juego con la americana y los mocasines, el uniforme masculino no presentaba ninguna diferencia salvo que sus pantalones en vez de ser del mismo color que las faldas eran del mismo color que sus tirantes.
Beth salió del baño y con mucho cuidado cogió su mochila, su móvil, las llaves de la habitación y fue rumbo a clase.
Ares, una vez aparco en los aparcamientos del Anchor Beach, se bajo de su coche seguido de Alan y de Nicole.
Nicole era la famosa hermana menor de Alan, rubia y de ojos azules como él, medía un metro sesenta, tenía quince años, practicaba patinaje artístico y era esta chica de aquí.
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—Bueno, un día más aquí es un día menos que nos queda—suspiró Alan.
—Al menos ustedes solo les queda un curso—replico Nicole—A mi me quedan tres para poderme ir de este lugar.
—Según mis hermanos y sus novias echaremos esto de menos cuándo nos graduemos—Ares se encogió de hombros—Así que no seamos quejicas y entremos con actitud de ganadores.
