Danielle y Christian.

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Capítulo 16.

Sábado 24 de enero del 2026.

Este fin de semana no fue como uno normal para los amigos y conocidos de Ares, todos estaban preocupados por el juicio que se celebraría en dos días en su contra y la menor de los Mitchell, Danielle, no era menos.

Los dos llevaban siendo amigos de toda la vida, siempre habían estado en la misma clase y habían sido vecinos por unos años y como pudimos ver la historia de James y Aurora los dos manejaban una buena relación.

Christian había ido a visitar a su novia, algo que siempre la alegraba, pero esa vez no podía evitar pensar en su mejor amigo y en lo mal que lo estaría pasando en esa situación que se le hacía más que injusta.

—¿Qué te pasa?—le preguntó el rubio mientras le acariciaba el brazo.

—No puedo dejar de pensar en Ares—miró a su pareja—Él sería incapaz de hacer algo así.

—Lo sé—asintió algo dolido—Pero tendremos que confiar en la justicia.

—La justicia—ella rio mientras se sentaba en la cama—Yo no creo en una justicia que está sometida a los vaivenes de partidos políticos, organizaciones o grupos de poder, cuándo esta debe de prevalecer y observarse en su esencia—negó con la cabeza—Si la justicia quiere que Ares sea culpable lo será, ha muerto un niño rico y quieren soluciones rápidas.

—Lo que no me cuadra es como llegaron a Ares—se sentó a su lado—Vale que existe un vídeo que le deja en bastante mal lugar, pero no es el perfil de asesino que se busca normalmente, siempre culpan en primer instancia a alguien racializado, sería más lógico que culparán a alguien racializado del entorno de Louise. La verdad es que no me trago que la policía por una vez haya dejado su maldito racismo de lado.

—¿Qué sugieres?

—Alguien se ha empeñado en que Ares sea al culpable—contesto bastante seguro—Y no cualquier persona, si no una muy poderosa.

Las palabras de su novio hizo reflexionar a Danielle, todo se había tornado a ser demasiado sospechoso y no pensaba quedarse de brazos cruzados, ese nunca había sido el estilo de Danielle Mitchell y no lo iba a ser en esa situación.

Mientras tanto en comisaría James y Víctor hablaban a solas con Ares.

Ares en esos días había cambiado, habían sido pocos, pero suficientes para apagarlo completamente, había bajado la barbaridad de seis kilos, no era que no lo alimentasen en esa especie de prisión preventiva porque lo hacían, pero el no quería comer.

Y sí, estaba en prisión preventiva ya que encontraban riesgo de fuga al ser un caso que todo el mundo veía tan claro, incluso los medios de comunicación que no dejaban de cebarse con el pobre Ares Simpson, un muchacho que apenas tenía diecisiete años.

—Me van a condenar, ¿No es así?—habló Ares haciendo que sus dos hermanos mayores se pusieran más serios—No quiero cortinas de humo, tengo diecisiete años y puedo afrontar la respuesta, sea cuál sea.

—Todo el mundo quiere hacerlo, quieren que seas el culpable y cerrar todo esto—intervino Víctor.

—Pero eso no quita que Leonard esté poniendo todo de su parte, ha mostrado el localizador de tu móvil y se ha visto que no has estado en el almacén de las armas o en el muelle ese en las fechas que se señalan—pronunció esa vez James—De algo tendrá que servir eso.

—Sí. Además, tienes una abogada muy buena.

—Esto es injusto de cojones—farfullo nuestro protagonista—Encima no he sabido nada de Beth, seguro que sus padres no la han dejado venir hasta aquí.

James y Víctor se miraron como si supieran algo que su hermano no, algo que le pudiera hacer mucho daño, de hecho, por las caras de preocupación que los dos nuevos adultos cargaban le confirmaron a Ares que era eso, había algo que no sabía.

—¿Qué es lo que no sé?—cuestiono bastante inseguro—Les recuerdo que íbamos a ser totalmente sinceros.

—Los señores Cooper vinieron esta semana, a ver como te encontrabas—comenzó James a exponer—Y le pidieron a nuestros padres que no te dijeran que Bethany no había querido venir a verte.

—Ya que no quieren que eso te desestabilice—adicionó Víctor.

Ares proceso aquella mentira de los señores Cooper como una verdad y sin duda se sentía devastado.

No podía creer que la chica a la que quería no pudiera estar para él cuándo más la necesitaba y que tan siquiera quisiera ir a verlo. 

Eso lo destrozaba. 

Además de que quería ser sincero con ella, contarle que era lo que realmente había hecho esa noche y como había sido todo por ayudar a su mejor amigo.

Y como sabemos ese planteamiento no era real, en la mansión Cooper nuestra otra protagonista le lloraba a sus padres para ir por lo menos a la comisaría, a saber algo de su novio al que quería con locura.

—¿Para que quieres ir?—habló Trisha—No te van a dejar verlo.

—Para apoyar a su familia—respondió como si fuero obvio—Quiero apoyarlos porque Ares no se merece todo esto que le está pasando y ellos desde luego que tampoco.

—Hija, te hemos dicho que no y punto, ese ambiente no es que te favorezca—comentó Arnold.

—Lo que me sorprende que ustedes que siempre están viajando estén aquí, estacionados en casa—se cruzó de brazos bastante indignada—Cuándo desde que tengo catorce años nunca ha sido así.

—Estamos preocupados por ti.

—Eso—respaldo Arnold a su esposa—Además, debe ser duro perder a un compañero de clase y que tú novio sea el principal sospechoso.

—Louis no era tan buena persona—se comenzó a confesar Bethany—Trato de besarme a la fuerza en la fiesta de Atenea, por eso Ares le gritaba todas esas cosas, Louis intentaba forzarme a hacer algo que no quería ¿Y piensan de verdad que estaría aquí llorando su perdida?

Bethany negó con la cabeza y subió a su habitación.

Arnold y Trisha se miraron sorprendidos, no sabían que Louis era esa clase de chico y eso les enfureció.

Pero, ¿Tanto como para cambiar las reglas de su juego?

Y dejando esa duda en el aire volvemos a los protagonista de este capítulo.

Danielle y Christian siempre habían sido esa pareja perfecta, encajaron desde que se conocieron y desde luego siempre tuvieron esa química desbordante que les caracterizaba, pero sin duda lo que más destacaba de ellos era lo bien que trabajaban juntos.

Y eso era lo que hacían.

Trabajar.

Habían ocupado su tarde en examinar el muelle, la habitación de Ares e incluso la playa favorita del menor de los Simpson, la que el denominaba su lugar.

Pero no fue nada esperanzador, entre unas rocas Christian encontró una bolsa plástica con el arma del señor Pindter en su interior.

—Mierda—pronunció la de los ojos azules cuándo su novio se la enseñó.

—Esto, queramos o no, deja peor a Ares—la miró con preocupación—Este es su lugar especial, lo sabemos todos.

—Pero no deja de ser una playa pública—inquirió Danielle—No tienen porque relacionarlo con él.

—Sí. Claro que no, además, si damos el arma y coincide que es con la que mataron a Louis...

—Podrían comprobar que no hay huellas de Ares, quizás encontrar la del verdadero asesino—completó la frase del universitario.

Y así fue como los dos jóvenes llamaron a las autoridades para que se llevaran el arma, con la esperanza de que no hubieran huellas de Ares y si del verdadero asesino de Louis Baccetti quién se merecía pasar por este proceso ante sus ojos.

Aunque yo sabiendo que es un violador de mierda, la verdad, es que no creo que se merezca justicia alguna.

Yo no huyó de NADA.Where stories live. Discover now