Los ojos de él como el mar en una noche que te quitaba el aliento. Son oscurros, brillantes y atractivos, diría hasta misteriosos. Pero ten cuidado, que si te acercas mucho el te tomará y antes de que te des cuenta te habrá arrastrado al fondo llevá...
Después del desayuno ya en mí habitación vi la ropa que me iba a poner, dejé mí ropa en la cama, tomé una toalla para mí cabello ya que con mí bata era suficiente para mí cuerpo.
A pesar de ser una casa vieja tenía su encanto, y el baño era una demostración de aquello. Era espacioso con una gran bañera antigua un par de lavamanos y una ducha. Las ganas de sumergirme en la bañera eran grandes, pero no tenía mucho tiempo. Prendí el agua de la ducha para que se calentara. Dado al ruido del agua caer no escuché como la puerta se volvía a abrir y cerrar, no fue hasta que sentí unas manos en mí cintura. -No deberías ir con esto puesto.-La voz de Berlín en mí odio hizo que se me erizara la piel.
-Tu no eres alguien que puede decirme cómo vestir.-Dije aún sin despegarme de el, sería entretenido seguir un poco su juego, dándole a pensar que estaba ganando.-Aparte tengo que darme una ducha.-
Soltando una de sus pequeñas risas seductoras llevó sus manos al nudo de mí bata jugando con el.-Tienes que quitarte la ropa para hacerlo, ¿necesitas ayuda?-
Antes de hablar sonreí ampliamente, me encantaba jugar con el por qué era demasiado egocéntrico para pensar que solo estaba jugando.-Tal vez.-Berlín puso su cabeza en el hueco de mí cuello para empezar a desatar el nudo, cuando lo desató empezó a pasar su naríz por mí cuello y dió un beso en mí hombro. -Pero jamás necesitaría tu ayuda, ni tampoco la quiero. ¿Y sabes por qué? Por qué eres un cabron-Tomé sus manos y las saqué de mí cintura. Cuando me di vuelta aún con mí bata abierta mirándolo directamente a la cara, el miro un segundo mí cuerpo para después mirarme molesto a la cara.-Esto jamás lo vas a volver a tener.- Dije apuntándome así que mira bien.
El estaba bastante molesto y puso su mano en mí cuello apretando un poco. -Eres una niñata, estúpida, consentida e inmadura.- Lo miré divertida, tomé su mano y la llevé a mí cara tomé uno de sus dedos y lo puse en mi boca chupándolo haciéndolo tragar saliva. -Así que niña.-El dedo que chupé lo pasé por mí cuello hasta llegar al centro de mis senos.-Repitelo.-
-Eres una niñata, estúpida, consentida e inmadura.-dijo llevando sus manos nuevamente a mí cintura.-Que está buenísima, como para empotrarte contra ese lavabo.-
-Lo sé, lo tengo claro, tu hermano lo hizo, bueno técnicamente no fue contra el lavabo. - Reí ante su reacción, sabía que le dolía que me haya enrollado con Sergio.-Y sorprende, sorprende tu hermano.- Fue la última frase que dije antes de que el me diera una última mirada y antes de cerrar la puerta, soltó una última frase. -Puedes que te hayas acostado con los dos, pero tu y yo sabemos quién la tiene más larga.
Rodé los ojos, los hombres y el tamaño de sus pollas, patético.
Después de mí baño fui a mí habitación con una sonrisita culpable, aunque creo que me había pasado, pero bueno. En el camino a mí me tope con Don Berlín quien siquiera me miró cuando pasé, la e liado.
Ya vestida y en la clase El profesor estaba hablando de las diferencias que tenían la policía con la científica.
-Siempre han estado compitiendo entre ellos. Ahora más que la inspectora es la ex del jefe de los de científica. -explicaba el profesor.-
-Aparte de lo de la inspectora algo más tiene que haber por lo que compiten. -Dijo Tokio interesaba ya que había tenido trato con ambas partes de la policía.
Me acordé de la conversación que tuve que el baño con el Señor Berlín. Y se me hizo una sonrisa burlona. -Está claro que es por-Lo interrumpí y lo mire directamente.
-Por quién la tiene más grande.-Todos excepto Berlín y yo rieron, incluso el profesor, sorprendente.
-Si Queen, podríamos decirlo de esa forma.-
Cuando la clase acabo me acerqué a Berlín quien después de mí comentario me miró todo el rato, y como estaba con un vestido le facilitaba las cosas.
-Tu no te cansas ¿verdad? -Dije apoyándome en la mesa de su pupitre.
-Que te puedo decir, soy perseverante.
-Eres un pesado.
-Queen, Berlín les toca hacer la comida.-Miré a Nairobi con cara confundida.-
-¿Es enserio?
-Si mí amor, diviértete.
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Actualidad
Sonreía recordando mis primeros días en Toledo y como le hacía la vida imposible a Berlín y ahora estaba aquí frente a el sin moverme ni un poco, reaccioné solo cuando me habló después de mirarme de arriba a abajo frunciendo el ceño por mí aspecto.
-¿Que cojones haces aquí?-parecia bastante confundido y enojado, yo solo me límite a sonreírle inocentemente, empieza la jarana.
